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Eagleton, Terry ? Una introducción a la teoría literaria

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<strong>Terry</strong> <strong>Eagleton</strong> – <strong>Una</strong> introducción a <strong>la</strong> teoría <strong>literaria</strong>alternativa en <strong>la</strong> vida del antiguo Sur estadounidense, también candidato a formar parte de unaevasiva sociedad orgánica donde <strong>la</strong> sangre ilustre y <strong>la</strong> buena educación tenían aún algunaimportancia. Culturalmente desp<strong>la</strong>zado y espiritualmente desheredado, llegó Eliot a Ing<strong>la</strong>terra, ydentro de lo que se ha denominado atinadamente "<strong>la</strong> más ambiciosa hazaña del imperialismocultural entre <strong>la</strong>s que quizá llegue a producir el siglo", 19 comenzó a poner en práctica una <strong>la</strong>bor desalvamento y de demolición de <strong>la</strong>s tradiciones <strong>literaria</strong>s. Los poetas metafísicos y los dramaturgosde <strong>la</strong> época de Jacobo I inmediatamente subieron de categoría; se derribó sin miramientos a Miltony a los románticos, y se importaron productos europeos selectos, incluyendo el simbolismo francés.Como en el caso de Scrutiny, esto se hal<strong>la</strong>ba muy por encima de una mera revaluación“<strong>literaria</strong>”, reflejaba -nada menos- una interpretación totalmente política de <strong>la</strong> historia inglesa. Aprincipios del siglo XVII, cuando aún florecían <strong>la</strong> monarquía absoluta y <strong>la</strong> Iglesia anglicana, poetascomo John Donne y George Herbert (ambos anglicanos conservadores) dieron muestras de unidadde sensibilidad, de fusión espontánea del pensamiento y del sentimiento. El lenguaje estaba encontacto directo con <strong>la</strong> experiencia sensoria; el intelecto se encontraba "en <strong>la</strong> punta de los sentidos",y concebir un pensamiento era un acto tan físico como aspirar el aroma de una rosa. A fines de esesiglo los ingleses ya habían perdido esa situación paradisíaca. En una turbulenta guerra civil sehabía ordenado <strong>la</strong> decapitación del monarca, el puritanismo de c<strong>la</strong>se baja había desorganizado a <strong>la</strong>Iglesia, y <strong>la</strong>s fuerzas de donde nacería <strong>la</strong> sociedad secu<strong>la</strong>r moderna -ciencia, democracia,racionalismo, individualismo económico- comenzaron a emerger. Más o menos a partir de AndrewMarvell todo fue cuesta abajo. Alguna vez durante el siglo XVII -Eliot no estaba seguro de <strong>la</strong> fechaexacta— tuvo lugar una “disociación de <strong>la</strong> sensibilidad”. Pensar ya no era como aspirar el perfumede una rosa, el lenguaje se fue disociando de <strong>la</strong> experiencia, hasta llegar al desastre literario querepresenta John Milton, el cual anestesió <strong>la</strong> lengua inglesa y <strong>la</strong> convirtió en árido ritual. Milton fuetambién, por supuesto, un revolucionario puritano quizá no enteramente ajeno a lo que tantodesagradaba a Eliot, e incluso podría añadirse que formaba parte de <strong>la</strong> gran tradición noconformista inglesa que produjo a F. R. Leavis, cuya inmediata aprobación del juicio de Eliot sobreel Paraíso perdido resulta por eso mismo especialmente irónica. Después de Milton <strong>la</strong> sensibilidadinglesa continuó disociándose de medio a medio: unos poetas pensaban pero no sentían y otrossentían pero no pensaban. La literatura inglesa degeneró en romanticismo y victorianismo. Poresas fechas se establecieron firmemente herejías como el "genio poético", <strong>la</strong> "personalidad", <strong>la</strong> "luzinterior", todas el<strong>la</strong>s doctrinas anárquicas de una sociedad que había perdido <strong>la</strong> fe colectiva e ido adar en un equivocado individualismo. Para que <strong>la</strong> literatura inglesa comenzara a recuperarse huboque esperar a <strong>la</strong> aparición de T. S. Eliot.En realidad, Eliot apuntó su artillería contra <strong>la</strong> ideología del liberalismo de c<strong>la</strong>se media.Liberalismo, romanticismo, protestantismo, individualismo económico, dogmas pervertidos dequienes fueron expulsados del edén de <strong>la</strong> sociedad orgánica, sin más respaldo que sus mezquinosrecursos individuales. La solución de Eliot pertenece al autoritarismo de extrema derecha:hombres y mujeres deben sacrificar sus insignificantes "personalidades" y opiniones en aras de unorden impersonal. En el ámbito de <strong>la</strong> literatura ese orden impersonal equivale a <strong>la</strong> tradición. 20Como cualquier otra tradición <strong>literaria</strong>, <strong>la</strong> de Eliot es profundamente selectiva: su principio rectortiene menos que ver con cuáles obras del pasado poseen validez eterna que con cuáles obrasayudarán a T. S. Eliot a escribir su propia poesía. Sin embargo, este concepto arbitrario estáparadójicamente imbuido en <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> autoridad absoluta. Las grandes obras de <strong>la</strong> literaturaforman entre si un orden ideal, ocasionalmente redefinido por el ingreso de una nueva obramaestra. Los clásicos que ocupan el estrecho recinto de <strong>la</strong> tradición hacen sitio cortésmente paraque tenga cabida el recién llegado, con lo cual presentan un aspecto diferente. Ahora bien, como elrecién llegado, en una u otra forma, ya se hal<strong>la</strong>ba desde un principio dentro de <strong>la</strong> tradición, puesde otra manera se le habría negado <strong>la</strong> entrada, su ingreso sirve para confirmar los valores centralesde <strong>la</strong> tradición. Dicho de otra manera, <strong>la</strong> tradición no se adormi<strong>la</strong> jamás: en cierta forma misteriosa19 Graham Martin, Introduction, Ibid., p. 22.20 Véase “Tradition and the Individual Talent”, en T. S. Eliot, Selected Essays (Londres, 1963).28

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