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Eagleton, Terry ? Una introducción a la teoría literaria

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<strong>Terry</strong> <strong>Eagleton</strong> – <strong>Una</strong> introducción a <strong>la</strong> teoría <strong>literaria</strong>problema serio, Husserl intenta resolver el dilema imaginando un lenguaje que exprese puramente<strong>la</strong> conciencia que quede libre de <strong>la</strong> carga de tener que indicar significados externos a nuestra menteen el momento de hab<strong>la</strong>r. El intento estaba condenado al fracaso. Tal “lenguaje” únicamentepodría imaginarse como expresiones interiores totalmente ais<strong>la</strong>das sin el menor significado. 3La idea de una expresión ais<strong>la</strong>da, sin sentido, incontaminada por el mundo externo,proporciona una imagen muy apropiada de <strong>la</strong> fenomenología. Por mucho que pretenda haberrescatado el “mundo vivo” de <strong>la</strong> acción y de <strong>la</strong> experiencia humanas de <strong>la</strong>s garras de <strong>la</strong> filosofíatradicional, <strong>la</strong> fenomenología principia y termina como una cabeza desprovista de un mundo.Promete bases firmes al conocimiento humano, pero el costo es excesivo: consiste en sacrificar <strong>la</strong>historia humana, pues sin duda, los significados humanos son en un sentido profundo, históricosno se trata de intuir <strong>la</strong> esencia universal de lo que es ser una cebol<strong>la</strong>, sino de transaccionescambiantes, prácticas, entre individuos sociales. A pesar de enfocar <strong>la</strong> realidad como algorealmente experimentado, más como Lebenswelt que como hecho inerte, su posición ante el mundoresulta contemp<strong>la</strong>tiva y ajena a <strong>la</strong> historia. La fenomenología intentó resolver <strong>la</strong> pesadil<strong>la</strong> de <strong>la</strong>historia moderna retirándose a una esfera especu<strong>la</strong>tiva donde espera <strong>la</strong> certeza eterna, y así, enmedio de sus lucubraciones solitarias, retraídas, se convirtió en símbolo de <strong>la</strong> crisis que ofreciósuperar.El reconocer que el significado es histórico llevó al discípulo más famoso de Husserl, elfilósofo alemán Martin Heidegger, a romper con su sistema. Husserl principió con el sujetotrascendental; Heidegger rechaza este punto de partida y principia su marcha con una reflexiónsobre el “carácter irreductiblemente dado” de <strong>la</strong> existencia humana, o Dasein (para emplear eltérmino que él usa). A esto se debe que a menudo su obra sea caracterizada como “existencialista”,opuesta al impenitente “esencialismo” de su mentor. El pasar de Husserl a Heidegger equivale apasar del terreno del puro intelecto a una filosofía que medita sobre lo que se siente al estar vivo.Mientras que <strong>la</strong> filosofía inglesa, por lo general, se contenta modestamente con inquirir sobre actosque encierran una promesa o sobre el contraste gramatical que pueden encerrar expresiones como“nada importa” y “nada reporta”. La obra más importante de Heidegger, El ser y el tiempo (1927),estudia nada menos que <strong>la</strong> cuestión del mismo Ser, o dicho con mayor precisión, a ese modo de serespecíficamente humano. <strong>Una</strong> existencia así, afirma Heidegger, consiste ante todo en “un estarsiempre” en el mundo, somos seres humanos únicamente porque estamos prácticamente ligadosunos a otros y al mundo material, y porque éstas re<strong>la</strong>ciones más que accidentales en nuestra vidason constitutivas de <strong>la</strong> misma. El mundo no es un objeto ubicado “allá afuera” para serracionalmente analizado, sobre el fondo de un sujeto contemp<strong>la</strong>tivo, no es nunca algo de lo cualpodamos salir para colocarnos enfrente de él. Emergemos como sujetos del interior de unarealidad que nunca podemos objetivar completamente, que abarca al “sujeto” y al “objeto", cuyossignificados son inagotables y que nos constituyen así como nosotros los constituimos. El mundono es algo que haya que disolver, al estilo de Husserl, en imágenes mentales tiene un ser propio,imp<strong>la</strong>cable y recalcitrante, que resiste nuestros proyectos. Nosotros existimos sencil<strong>la</strong>mente comoparte de ese mundo. La entronización que Husserl hace del ego trascendental es, ni más ni menos,<strong>la</strong> última fase de <strong>la</strong> filosofía racionalista del Siglo de <strong>la</strong>s Luces, según <strong>la</strong> cual el “hombre” estampaimperiosamente su propia imagen en el mundo Heidegger, por el contrario, descentra en parte alsujeto humano al alejarlo de una posición de dominio imaginaria. La existencia humana es undiálogo con el mundo. Escuchar es una actividad más reverente que hab<strong>la</strong>r. El conocimientohumano siempre parte de lo que Heidegger l<strong>la</strong>ma “precomprensión” y siempre se mueve dentrode su seno. Antes de llegar a pensar sistemáticamente llevamos ya en nuestro interior unsinnúmero de suposiciones tácitas espigadas en los <strong>la</strong>zos prácticos que nos ligan con el mundo. Laciencia o <strong>la</strong> teoría nunca pasan de abstracciones parciales que parten de realidades concretas, asícomo un mapa es una abstracción del verdadero panorama. Comprender no es ante todo una“cognición” ais<strong>la</strong>ble, un acto particu<strong>la</strong>r que yo realizo, sino una parte de <strong>la</strong> propia estructura de <strong>la</strong>3 Véase Jacques Derrida, Speech and Phenomena (Evanston, Illinois, 1973).42

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