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Cuentos_del_Aranero_Libro

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Hugo Chávez Fríasbra y gritos de “¡No disparen, soldados, que soy su comandante!”,y se movía por aquí, por allá, media hora estuvo en eso. Cuandosubió por fin al tanque… estaba solo. Es que no había prendido elmotor y lo dejaron. El tanque estaba solo, no había nadie. Esosson los chistes <strong>del</strong> 4 de febrero.En Valencia, al general, comandante de la Brigada Blindada,cuando lo agarraron, parece que estaba medio borracho, porquetomaba mucho ese hombre. Los capitanes Valderrama, ArteagaPáez y Godoy Chávez llevaron al general al calabozo de los soldados,que está ahí a la entrada al cuartel. En el calabozo estaba un soldadoque se la pasaba preso por faltón. El guajiro se despierta conaquel alboroto. Era ya medianoche. Prenden la luz <strong>del</strong> calabozoy cuando el guajiro ve que traen al general y lo meten le dice:“¡Verga, mi general! Tú sí eres faltón. ¿Qué hiciste, mi general?, ¿quéhiciste que te metieron preso aquí conmigo?”. Porque los guajirostutean a todo el mundo. El guajiro no dice usted, es costumbre deellos: “Tú, mi capitán”, “tú, mi teniente”. Yo tenía unos guajiros,los guajiros en los paracaidistas, eran un show porque no les dabamiedo nada. Pero entonces, en la puerta <strong>del</strong> avión uno les decía:“Miren, que tienen que pegar los codos, tienen que saltar así”. Yellos miraban, ¡ujú! Sí, con cara de susto, pero cuando les tocaba,saltaban de una vez: son audaces; bueno, indios al fin.Ese 4 de febrero fueron hasta el Cuartel de la Montaña FernánAltuve Febres, un viejo conspirador, que era asesor <strong>del</strong> ministrode Defensa, y Santeliz Ruiz, en un carro civil, pero Hermes Carreñole echó una ráfaga y casi se raspó ahí a Altuve y a Santeliz. Yo, yacomo tigre enjaulado ahí, no tenía comunicaciones y finalmentelos mando a pasar. Estaba rodeado, sin conexión con los tanques,sin conexión con el Zulia, ni con la base de La Carlota. Recuerdoque yo cargaba una granada de mano aquí, guindada en mi arnés,una granadita de mano defensiva. Cuando Altuve vio que ya toméla decisión de rendirme, me dijo: “Comandante, este es un día125

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