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Cuentos_del_Aranero_Libro

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<strong>Cuentos</strong> <strong>del</strong> Arañeroella era la amante <strong>del</strong> Presidente, y la esposa estaba allá en LaCasona. Y aquí venía toda la alta sociedad, la burguesía, muchosaltos dignatarios de la Iglesia, Fedecámaras, a brindar. Varias vecesbrindé en ese patio <strong>del</strong> Pez que Escupe el Agua, había muchasfiestas entonces aquí. Casi todos los viernes, era como dicen en lascalles “palo y palo, compadre” y no era Magallanes precisamente.Una noche vi cómo se llevaron al Presidente, así como en las comiquitas,que sacan al borrachito dando pataditas en el aire, que nose quiere ir, así se lo llevaron. Estaba muy borracho, en verdad. Ytenía aquella fama que le hicieron los que dirigieron la estrategiacomunicacional. Había un análisis de la sonrisa de Lusinchi y locomparaban con la Mona Lisa, una sonrisa misteriosa: “el Presidentemás bueno y más querido”.Estaban entregados a la élite económica. Hacían muchosnegocios y fue aquellos años donde la deuda <strong>del</strong> sector privado,por un acuerdo que se hizo entre el Gobierno de Lusinchi y elsector privado, se la echaron encima a la República. Así fue como,de un año para otro, Venezuela duplicó la deuda externa pública.¿De dónde surgió? No fue que le prestaron dinero a Venezuela. Ladeuda que tenían los privados la asumió el Gobierno de Lusinchiy la seguimos pagando hoy. Les digo más, los papeles desaparecieron.La República pagaba la deuda de los ricos con dólares <strong>del</strong>as reservas internacionales, <strong>del</strong> dinero <strong>del</strong> pueblo. No la deudade los pobres, sino de grandes empresarios, la elite, la burguesía.Ese acuerdo fue el que dio lugar a que Lusinchi dijera después:“La banca me engañó”. Pero se fue tranquilo y aquí nos quedamosnosotros. Todo eso son causas de “El Caracazo”.Viví aquí el día que ganó Carlos Andrés Pérez. En la noche videsde mi ventana llegar a Fi<strong>del</strong> Castro. Allá va Fi<strong>del</strong>, esperanza deestos pueblos —dije yo—, pero cómo acercármele. Recuerdo queel maestro John Sifontes era sargento, un afrovenezolano revolucionario.Estaba en el movimiento porque habíamos estado juntos84

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