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Reconocer esa realidad debería hacernos humildes.Y esa humildad, combinada con una imagen realistade cómo funciona el Estado, debería hacernos liberales.El liberalismo es una filosofía de humildad. Esuna filosofía que nos toma como somos y nos garantizala libertad de hacer tanto de nosotros mismos comopodamos. Y es una filosofía que entiende lo perjudicialesque pueden ser los errores humanos cuando secombinan con la fuerza coercitiva del Estado. El liberalismolimita a los gobernantes porque advierte queno son sino personas ordinarias que ejercen un poderextraordinario, y el daño que puede infligir ese podera menudo supera todo el bien que puede generar. Elliberalismo se basa en la humildad y se niega a tolerarla arrogancia de los que se creen superiores a losdemás y más poderosos.Comencemos por analizar qué significa tener unaidea humilde de nuestro conocimiento. Sin duda, todossabemos bastante: desde lo que comimos esta mañanahasta la cantidad de lunas de Marte. Sabemosque George Washington fue el primer presidente deEE.UU. de América, que Boris Yeltsin fue el primerpresidente de la Federación Rusa y que es mala ideaconducir bajo los efectos del alcohol.Sin embargo, si observamos la historia intelectualen toda su extensión, no vemos sino una larga seriede convicciones derribadas. Lo que hace 300 años erauna verdad científica, hoy parece una tontería. Loshombres más brillantes creyeron en algún momentoque era posible entender la mente y el carácter de unapersona a partir de la forma de su cabeza (la discipli-96