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Soberanía Alimentaria Biodiversidad y Culturas - Plataforma Rural

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Soberanía <strong>Alimentaria</strong><strong>Biodiversidad</strong> y <strong>Culturas</strong>ENERO 2012/NÚM. 8Un comercio parala Soberanía<strong>Alimentaria</strong>Monopolios en larestauración colectivaMonedas propias, unaalternativa a descubrir


EDITORIAL / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 85*EditorialProporcionar alimentosPQuemad nuestra tierraQuemad nuestros sueñosVerted ácido ennuestras cancionesCubrid con serrínla sangre de los nuestros,asesinadosAhogad con vuestra tecnologíael clamor de todo lo que es libre,salvaje e indígenaDesde el mundo campesino son muchas las denunciasal modelo agrícola global que se nos quiereimponer. Y entre ellas destaca la crítica a la dichosacantinela que subraya los [supuestos] beneficios delcomercio de alimentos y que acaba definiendo las políticasagrarias de muchos territorios. ¿Beneficios para quién?Para las grandes corporaciones y la agricultura intensiva,pero no para el pequeño campesinado que ha visto comolas puertas abiertas al comercio ha supuesto la especializaciónde muchas tierras a cultivos de agroexportación,perdiendo control y soberanía local; ha sufrido como,por encima de producir buenos alimentos, ha primadosu capacidad competitiva, compitiendo con otros y otraspequeñas campesinas de cualquier parte del Planeta; o hanobservado como finalmente en tanto trasiego de alimentoslos beneficios se almacenan en manos de la distribución olas grandes empresas de la transformación.Sin renunciar al comercio de alimentos, desde laSoberanía <strong>Alimentaria</strong> están claros los valores que debenmarcar las conductas y modelos para suministrar alimentosdesde el campo a la población consumidora. Y no sonprecisamente valores económicos (como los que primanen la restauración colectiva o en el conglomerado de ladistribución de alimentos vía grandes superficies, comodenunciamos en sendos artículos de la revista), sino unaapuesta clara por aquellos circuitos que acercan los alimentosdesde la producción al consumo; que anudan laspreocupaciones y necesidades de las gentes productorascon las de las gentes consumidoras; y que hacen posiblecompartir una ética rural en el campo y en la ciudad.Como veremos en éste número, las fórmulas de comercializaciónmás cortas son también las más respetuosas conel ecosistema (combatiendo tanto problemas locales comosituaciones tan graves como el Cambio Climático); son lasque permiten afinar los precios de los productos generandobeneficios suficientes para las y los productores sinabusar de quienes pagamos por ellos; y lógicamente sonpropuestas que, insertadas en los planteamientos políticosde la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, ayudan a crear economíasocial y empleo.Pero también desde la Soberanía <strong>Alimentaria</strong> somosconscientes que en estos aspectos de suministro y comercializaciónde alimentos hay mucho camino por recorrer.Si por un lado es claro que son incontables la cantidady diversidad de propuestas para llevar a cabo circuitosalternativos que se aparten del sangrante modelo dedistribución supermercadista actual, también es ciertoque hay muchas incertidumbres y desarrollos por completary por cuestionar. Como presentamos en el artículofirmado por nuestro compañero Fernando Fernández yen el conversatorio campesino, los problemas con los quese encuentran las personas productoras que ha apostadopor ‘hacer’ soberanía alimentaria son muchos. No es nadafácil, el entorno no es propicio, ciertamente, pero tambiéndebemos mirar hacia nuestros propios movimientos yorganizaciones para reconocer dónde y cómo tenemos queapoyar y centrar esfuerzos. Creemos que es el momentode seguir multiplicando el número de experiencias, consus errores o aciertos, para aprender de ellas, así como irtomando posicionamientos al respecto.A eso también queremos, desde este número de larevista, aportar algunas reflexiones. Por eso encontraréisartículos que abren nuevas miradas desde la Soberanía<strong>Alimentaria</strong> a temas controvertidos como el comerciojusto, los sistemas de certificación o las carencias dealgunas redes de distribución; y analizamos propuestasque –creemos- han venido a reforzar las formas depracticar estos modelos de comercio, como los SistemasParticipativos de GarantíaPretendemos pues, un ejercicio de preguntas, dudasy algunas posibles respuestas, que colaboren a profundizar,en todas aquellas plataformas y espacios de debate,en la construcción de una propuesta política como es laSoberanía <strong>Alimentaria</strong>.*“Las fórmulas de comercialización más cortasson también las más respetuosas con el ecosistema;son las que permiten afinar los precios de los productosgenerando beneficios suficientes para las y losproductores sin abusar de quienes pagamos por ellos.”


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 810 11Alimentando el debateen torno al comercio yla soberanía alimentariaAnalizar la distribuciónConviene recordar que el desarrollo de la estructuraeconómica se refiere a la reproducción de las basesmateriales con las que cuenta una sociedad deforma que garantice su permanencia a futuro. Esta definiciónes válida para cualquier tipo de sociedad. Las diferenciasentre unos modelos de desarrollo económico y otrosradican en la forma en la que se organizan las funcionesde producción de bienes y servicios; la distribución deestos bienes y servicios entre la población; y el consumode los mismos. Analizar el cómo se organizan cada una deestas funciones para lograr unos objetivos definidos, y eldesarrollo de las normas (leyes y políticas) e institucionesque las regulan, constituye la política económica.Cuando analizamos la estructura económica agropecuariadesde el prisma de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, enrealidad analizamos estas tres funciones, las institucionesy normas que las regulan y los objetivos que se persiguencon ellas. Al analizar la producción, nos centramos en elmodelo productivo, en las infraestructuras disponibles, enel acceso y uso de los recursos naturales necesarios y otrastantas cosas más. Cuando analizamos el consumo desdela óptica de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong> observamos si losmodelos y pautas de consumo son compatibles con lo quedefendemos.De esta forma, la función de distribución incluyela adjudicación de un valor a cada bien producido, laintermediación, el intercambio o comercio de bienes y ladistribución final.Adentrarnos en la función de distribución, significaabordar algunas cuestiones que son esenciales en el avancehacia la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>. La importancia radicaen que es en esta fase en la que se materializa la distribuciónde la riqueza generada o disponible entre cada unode las y los actores de la cadena, y por lo tanto, determinala posición que cada uno de los grupos ocupa en lasociedad. Si la mayoría de la riqueza se concentra en laFernando Fernández Suchintermediación, en el procesamiento o en la distribuciónfinal al consumo, el campesino o campesina, productoro productora primario, queda relegada a una posiciónsubordinada. Por esto precisamente, analizar cómo se estádesarrollando esta función y donde se concentra el poderes importantísimo.Demasiado comercioEl debate en torno al comercio y la denuncia a laspolíticas de liberalización aplicadas de la mano de laOrganización Mundial del Comercio y tantas otras institucionesmultilaterales, así como el deterioro de las condicionesde vida de millones de campesinos y campesinas comoefecto de todo ello, constituyeron el detonante último enla constitución de la Vía Campesina y de la formulaciónde la alternativa de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>. El comercioha sido uno de los escenarios de debate más intensos en ladefensa de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, y en este escenario“Discutir sobrela intermediación y losmárgenes necesarios en lacadena no implica hablar deplusvalía, se trata solo deponerle valor a esta funcióny relacionar este valor conun precio.”de debate la disputa no solo ha sido con las institucionesmultilaterales, sino también; con otras organizacionesagrarias, con otros movimientos sociales que no entendíannuestra crítica feroz —como es el caso del sector de trabajadoresy trabajadores de la industria agroalimentaria— y,desde luego, con una parte importante del sector de lacooperación internacional. La alternativa que planteamosha sido clara y contundente. ¡Fuera la OMC de la agricultura!¡Los alimentos son un derecho y no una mercancía!Acto seguido planteamos la necesidad de potenciar elcomercio local y los circuitos cortos de comercializacióny distribución que acerquen la producción al consumo,haciendo más justo el funcionamiento de la cadena. Sobreesta base hemos construido nuestro discurso y a partir deella hemos desarrollado multitud de experiencias diversasque tocan todos los aspectos del tema. Sin embargo elpunto al que hemos llegado quizás exige profundizar en eldebate para que nuestras alternativas sean más consistentes,respondiendo a realidades, y sobre todo que se vayanentrelazando.Debates por hacerLa primera cuestión es entender que el comercio esuna de las formas de acceder y distribuir los bienes peroesto no quiere decir que sea la única forma posible. Elintercambio podría ser otra forma, y la adjudicacióndirecta en función de las necesidades concretas, otra.Desde luego deberíamos debatir estas otras alternativasque son realidad en otros contextos campesinos, y profundizaren las experiencias que se desarrollan en lugarescercanos. Sin embargo, el comercio es la forma dominantey en cierta manera la forma por la que hemos optado. Yel mercado o ‘los mercados’, como se les llaman ahora,son las instituciones que le dan forma. Tratar que estosmercados funcionen de manera justa sería uno de los objetivos,y la regulación normativa es el camino. Pero siendoconscientes que el comercio, tal y como dijo hace más deun siglo un señor con los pelos y las barbas muy revueltosy grises, es un juego de suma cero, es decir, que siemprehay una parte que gana y otra que pierde. Esto nos suponeuna contradicción que tendremos que abordar si queremosser coherentes.A partir de lo anterior, y reconociéndonos todas lasorganizaciones y personas en una serie de premisascomunes que defendemos desde la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>,existen debates que poco a poco vamos dejando aparcadospero que necesitamos desarrollar. Trataremos de plantearestos debates agrupados por bloques temáticos:••La cuestión del valor y el precio. Consideramosque los alimentos son un derecho y no una mercancía,pero aceptamos que su distribución mayoritariase realice a través del comercio. Esto implica otorgarlesun valor concreto y sobre todo aceptar queunos tienen más valor que otros. También que losalimentos valen más o menos que otros bienes. Elprecio es la expresión de este valor.Siendo un hecho generalizado que en el sectorprimerio es el único sector donde el precio de losbienes no lo pone el que lo produce, y tampoco elque lo compra finalmente, sino el conjunto de intermediarios,considero un avance muy importantelas experiencias en las que la discusión y determinacióndel precio se realiza dialogadamente entrelas y los diferentes actores de la cadena. Se trata deun ejercicio complejo pero necesario que permiteser consciente de las dificultades que encierra estetema. Habitualmente denunciamos que los preciospagados a los campesinos y campesinas no retribuyenel trabajo ni cubren los costes de producción,pero por otra parte lo deseable es que los preciospermitan que la mayoría de la población pueda consumirlos alimentos campesinos o ecológicos queproducimos y defendemos. Pero la realidad es quese ha creado un nicho de mercado en el que se vendeny compran este tipo de productos a precios queno todas las familias pueden pagar. ¿El sobreprecioen muchos casos está justificado? ¿Existe margenpara ajustarlo?El debate en torno al precio remunerador o justo valigado naturalmente al tema de la rentabilidad delas explotaciones. Los márgenes de rentabilidad enuna explotación van a permitir el poder ajustar máso menos los precios y en este punto es necesarioreflexionar sobre el modelo de explotación viableque permita unos márgenes adecuados.Otro de los aspectos ligados al precio y que debemosdiscutir tiene que ver con lo que queremosremunerar con ese precio. No se trata solo deremunerar el valor trabajo, sino que el campesinadoque defendemos transfiere a la sociedad otrosvalores con sus productos y estos también debenser remunerados. El más claro es la contribución ala sostenibilidad ambiental, sin embargo el debateen torno a la forma en la que remuneramos esteservicio tampoco se aborda normalmente. En definitiva,deberíamos ser capaces de desarrollar unapropuesta mucho más elaborara y discutida desdelas experiencias en torno al valor y el precio de losalimentos. Además resulta esencial para avanzaren el resto de los temas que tienen que ver con ladistribución y comercialización. Y desde luego laspolíticas y legislación que propongamos debenrecoger estas ideas.


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 812 13DestruidDestruidNuestra historia y nuestro sueloAsoladalquerías y aldeasque nuestros mayoresconstruyeronLos árboles, las casaslos libros, y las leyesy toda la equidad y la armonía.“Si la mayoría de la riqueza se concentra en laintermediación, en el procesamiento o en la distribuciónfinal al consumo, el campesino o campesina, productoro productora primario, queda relegada a una posiciónsubordinada.”••La intermediación. Denunciamos sistemáticamente,en cualquier contexto, como la intermediaciónse lleva todo el beneficio del campesino ycampesina, sin embargo la función de intermediaciónes necesaria aunque solo sea en sus formas másbásicas. Incluso en las experiencias más sencillasde grupos de producción-consumo se desarrollantareas de logística e intermediación (recibir losproductos, recogerlos, almacenarlos, hacer los lotes,etc.). En muchos casos las hacemos sobre el voluntarismode alguna persona (en general de la parteconsumidora), en otros casos somos los productoresy productoras los que nos encargamos de hacer elreparto, (a veces por militancia pura y dura), perola realidad es que en muchos casos son bastanteineficientes.Cuando los grupos adquieren cierto nivel organizativoacaban especializando esta función dedistribución lo que implica claramente la aplicaciónde un margen comercial, que en algunos casos,no excepcionales, llegan al 40% sobre el precio deorigen, que no les separa tanto de algunos eslabonesde la cadena convencional. El margen cubre elcoste de la actividad, la parte de sostenimiento dela infraestructura y en algunos casos el salario dealguna persona. Discutir sobre la intermediacióny los márgenes necesarios en la cadena no implicahablar de plusvalía, se trata solo de ponerle valor aesta función y relacionar este valor con un precio.Hemos debatido poco sobre esta función necesariaque resulta mucho más clara cuando afrontamostemas como el abastecimiento de alimentos a lasgrandes ciudades.El tema también nos sorprende por su complejidadcuando tratamos de abordarlo en contextos campesinosmuy difíciles. De nuevo Haití, país del que heaprendido mucho, me mostró como el sector de lapesca artesanal no estaba dispuesto a renunciar dela figura de la Madame Peché. Mujer que asume lafunción de intermediación y lleva el pescado desdelas comunidades de costa hasta las zonas hotelerasen viajes muy difíciles de hasta cuatro días deduración, durante el cual se le pierde la mitad delpescado. Para los pescadores esta mujer cumpleuna función esencial. Además de vender el pescadorealiza otros muchos encargos en la ciudad que vandesde recoger una medicina, hacer una gestión omandar un saludo a un familiar que emigró. Endefinitiva, deberíamos poder profundizar más enlas distintas fórmulas existentes y elaborar propuestassobre la realidad y la experiencia. Junto aeste debate, desde luego iniciativas como la de laLey de márgenes comerciales que lanzó la COAGdeben ser más socializadas y defendidas por todo elmovimiento.••Las escalas en las que se desarrolla el comercio.Tenemos claras las premisas iniciales según lascuales es necesario potenciar la producción destinadaa la alimentación local; es necesario primar elcomercio local; se han de favorecer los circuitos lomás cortos y directos posibles; y tenemos claro queel comercio es una cuestión de escala, es decir quetodo lo que pueda ser abastecido desde los entornosmás cercanos debe primar sobre el abastecimientomás lejano y de esta forma ir generando una dinámicade círculos concéntricos. Sin embargo creoque tenemos cuestiones pendientes en el debate entorno al comercio internacional.Durante muchos años la estrategia ha sido hacerdescarrilar a la OMC y al resto de los intentos deliberalización regional o bilateral y creo que somosconscientes que hemos tenido logros en la lucha.Pero debemos avanzar, y avanzar significa elaborarde forma más clara, y con el nivel técnico suficiente,una propuesta diferente respecto al comerciointernacional. Es decir, ¿en qué condiciones, dequé manera, sobre qué premisas políticas, con quéinstrumentos de regulación tanto nacional, regionalcomo internacional? ¿Cuál sería la arquitecturainstitucional que debe regular esta actividad? Si nolo hacemos nos quedaremos atascados en uno de lospuntos en los que más fuerza social hemos logradoaglutinar.El punto de partida necesario para abordar estedebate es reconocer la realidad en la que muchasde las organizaciones de la Vía Campesina seencuentran, donde sus afiliados y afiliadas procurancolocar sus productos en este nivel. En muchoscasos las propias organizaciones facilitan el que seincorporen a esta actividad desarrollando proyectosconcretos. Por otro lado también es una realidadque tenemos introducido en nuestra dieta alimentosque proceden del exterior, los ejemplos más clarosson el cacao, el café, el té o alguna fruta tan comúncomo el plátano.••La regulación y normativa aplicada 1 . La normativade instalación de explotaciones de producciónprimaria, de industrias agroalimentarias, el paquetehigiénico-sanitario, registros y tantas otras cuestiones,en nuestro caso, funciona como una cascadadesde el nivel europeo hasta el nivel municipal, ytodas influyen en nuestras propuestas de comercioalternativo. En todos los niveles hay que ejercerpresión si queremos que éstas se adapten a nuestrarealidad.Existe un debate incipiente sobre este asunto quese consolidará seguro en múltiples iniciativas.Se han comenzado a desarrollar análisis locales1. Políticas Públicas para la soberanía alimentaria. Buenas y malasprácticas.2011. Fundación Emaus – EHNE – Veterinarios Sin Fronteras.Autores. Fernandez, F. García, F.y regionales, tenemos por supuesto los análisis ypropuestas en torno a la PAC de la Vía CampesinaEuropa y de la COAG y del resto de organizacionessociales en España. Además un equipo de trespersonas promovido por tres organizaciones, hemosdesarrollado una investigación mucho más ampliasobre el tema. De este estudio salen innumerablescuestiones para el debate, sin embargo, después devarios talleres y jornadas de devolución y validaciónde los resultados se puede percibir que existeun tema previo que no hemos tratado y en el queal final se concentran muchos de los escollos. ¿Quénivel de regulación y control estamos dispuestos ydispuestas a admitir? Y ¿qué nivel de regulación ocontrol está dispuesto a asumir el resto de la sociedadconsumidora? Debatir sobre estas preguntasnos hará ser conscientes de diferentes posicionamientospara luego avanzar en la formulación depropuestas sobre aspectos legales y políticos convenientes.Existen muchas barreras y trabas exageradas einjustas que debemos identificar y tratar de cambiar,pero estoy convencido —a raíz de los debatesen los que he participado— que las preguntasiniciales son las dos que he planteado.Algunas de las cuestiones reflejadas en este artículo secomplementan o desarrollan con el resto de artículos dela revista que tienes en tus manos. Se trata de caminar yavanzar profundizando en el debate a partir de la experienciaque cada uno o una impulsamos tal y como lohemos hecho siempre.Fernando Fernández SuchConsejo Editorial de la Revista*


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 816 17*entender debiesen pesar, nos parecíadifícil que dicha población adquirieseconciencia de lo que le estabaocurriendo. Veíamos la necesidad deun cambio de ética o moralidad en laproducción y suministro de alimentosa la población consumidora sinvislumbrar en un primer momento elcómo. Poder solventar un problemaeconómico a la vez que sentirnosmoralmente satisfechos/as con nuestramanera de producir leche y con laposibilidad de transformar y venderlanosotros/as mismos/as empezó aparecer factible con el inicio del proyectode Nekasare, donde se empezóa aglutinarse personas productorasy consumidoras preocupadas por laGanancias en los canales cortosDe las diferentes opiniones recogidas, resumimos las ventajas quepara este campesinado ofrecen los canales cortos:• Percibimos un precio justo por nuestros productos.• Tenemos la oportunidad de conocer a las personas que consumen nuestros productos, directamenteen muchos casos o por medio de personas que coordinan grupos de consumo. De esta manera podemosexplicar nuestro proyecto y, algo que nos interesa mucho, conocer la opinión de la gente acerca del proyectoagroganadero y de nuestros productos en concreto. Hay un muy interesante intercambio de información yconocimientos que redunda en confianza mutua. Las personas que vienen a comprar ven cómo trabajamos, elgrado de limpieza e higiene de nuestras instalaciones y pueden preguntar todo lo que quieren. Es un procesode mutuo conocimiento… a la vez podemos preguntarles sobre sus hábitos deconsumo, sus gustos, cómo preparan alimentos, etc.• Con estas fórmulas fomentamos el consumo local reactivando las microeconomías locales.• Nos permite conocer la demanda con antelación suficiente como paraprogramar las siembras en función de ella.• Es un escenario que nos permite soñar con la posibilidad de vivir denuestro trabajo permaneciendo en la profesión.• Hay evidentes ahorros energéticos con la comercialización directa, siempre y cuando se vincula, claro está,con canales cortos. «Ahora bien ―puntualiza Helen― al inicio de los grupos es posible que el gasto energéticosea mejorable, ya que al inicio se suele transportar poco producto cada vez».• También los CCC permiten a la población consumidora visualizar mejor quién o quiénes estánganando con la compra-venta de alimentos y plantear límites a las dimensiones de poder económicoy control mercantil de sus proveedores/as. La comercialización directa, de hecho, permite destaparla explotación que hace la cadena agro-alimentaria industrial de tanto la población agraria como laconsumidora. Incluso hay productos para las que la población consumidora paga menos que en lasgrandes superficies, a pesar de tener una mayor calidad socio-ambiental. Se repartan mutuamentelos beneficios del suministro de los alimentos y no las desventajas del negocio alimentario.manera de producir y vender alimentos,y desde muchas ópticas (salud,nutrición, medio ambiente, economíaagraria, economía local…). Teneruna población consumidora que haceesfuerzos por entender cómo producirmejor los alimentos para el beneficiomutuo de ella misma y la poblaciónagraria ha sido fundamental paraechar a andar. De cara a ayudar a estasmismas personas y otras posibles consumidoras,hemos hecho un sitio web(www.vistaalegrebaserria.com) queintroduce nuestro caserío y qué hacemos,y ofrece muchas detalles acercade la calidad de nuestra leche, por quéusamos los envases que usamos paranuestros productos, la biodiversidadflorística de nuestros prados, recetasque emplean leche, yogur y/o queso,etc. Nuestro objetivo es que la gentehaga una compra informada y entiendannuestros motivos económicospero también ideológicos».Barreras que nosencontramosHelen nos describe con muchodetalle las gestiones que han tenidoque realizar la para la reconversióndel caserío. «Para poder transformary vender nuestra leche hemos tenidoque cumplir toda una serie de normativas,particularmente (pero noúnicamente) sanitarias y que implicaninversiones, burocracia y tiempo.Normativas que son exactamente lasmismas que tienen que cumplir lasenormes fábricas (centrales lecheras,conserveras….) de las grandes empresasagro-alimentarias. Se piden cosasque no necesariamente tienen lógica— ¡una ducha en la quesería cuandola casa está a 8 metros de distancia!Hace falta una adecuación de lanormativa a la escala de cada proyecto.Hay que garantizar condicionessanitarias, sin lugar a duda, pero elcómo no tiene por qué ser siempre lomismo».«En la fase de la comercialización—continua Helen— hay un desfaseentre lograr el permiso sanitariopara producir y recibir el númerodel registro de sanidad que deberíaaparecer en las etiquetas de los productos,por lo que hay un periodo detiempo en que se está produciendo sinpoder vender formalmente. En todocaso, aquí es una gran ventaja poderentregar productos a los grupos deArrasad con vuestras bombaslos valles,borrad con vuestros editoresnuestro pasadonuestra literatura;nuestra metáforaDesnudad los bosquesy la tierrahasta que ni el insectoni el aveni la palabraencuentren rincón algunodonde refugiarse


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 818 19El apoyo necesario de las administracionesser más plurales y no tan taxativoso estrictos a la hora de encuadrar unproyecto».consumo, ya que éstos, conociendola legalidad y carácter filosófico delproyecto, han renunciado a etiquetas.Cumplir con todos los requisitosde la ley, a la vez que disponer delas instalaciones, la maquinaria ylos utensilios necesarios cuando separte de cero implica una sustanciosainversión».Para la gente de Can Perol el problemalo encontraron en aspectos másadministrativos: «lo más complicadoha sido lidiar con las gestiones administrativasen varias administraciones,«Nuestro proyecto —cuenta Helen— sería muy diferente si no hubiésemosrecibido dinero público en forma de una subvención. En cambio en poco tiempohabremos creado tres puestos de trabajo en un valle rural, incluyendo dospuestos para jóvenes y uno para una mujer. El apoyo de las administraciones,después de llevarnos a un modelo insostenible, es de justicia, y es la salidareal que tiene el campo actual. Y se pueden hacer cosas sencillas, por ejemplo,una de las maneras más obvias para reducir los costes de inversiones esmediante la apuesta por proyectos en común: una quesería serviría a variasfamilias ganaderas por ejemplo, igual que una furgoneta de frío en común.«A las corporaciones municipales, siendo la administración más cercanaa la gente les pediríamos una mayor implicación en la facilitación delos CCC, desde infraestructura de mercados y ferias a interiorización ysensibilización de los beneficios de dichos circuitos para el bienestar delpropio municipio y sus habitantes. A administraciones superiores se lespuede solicitar una mayor implicación en la adecuación de las normativas alas verdaderas necesidades de producción y comercio local, por ejemplo.«En todos los casos, es necesario la recuperación de valores como la honradez,la equidad y la justicia en los tratos entre administraciones y población, en estecaso en concreto en cuanto el modelo de producción y comercio. Sin un cambioen el actual paradigma de la actividad política –lucro económico personaly de personas allegadas de un núcleo de la clase política suficientementepoderoso como para ahogar muchos esfuerzos de aquellas partes de la clasepolítica que aún recuerdan su deber democrático– la participación de lasadministraciones en la construcción de la soberanía alimentaria, y cómoparte de ésta, los cortos circuitos de comercialización, será imposible».sin ningún apoyo técnico. Es uncircuito larguísimo y complicado. Serequieren mejorar y simplificar lasfórmulas así como ofrecer más apoyoen el proceso».En cambio, Jordi y Santi noencuentran mayores problemas enlas normativas, excepto sus conocidascontradicciones al permitir ciertosquímicos y aditivos en los alimentosy prohibir determinadas técnicasartesanales, perjudicando claramentea las iniciativas de producción local yfamiliar. Jordi señala que el verdaderoproblema tiene que ver con el origende esas contradicciones: «la agriculturaintensiva está demasiado implantada,sobretodo en la mentalidad delos consumidores».Por último una reflexión se repite.No sólo hay que mirar hacia la administración,muchas de las dificultadesse presentan entre los propios agricultoresy agricultoras. Los supuestosvalores ecosociales que llevan a laagroecología y los circuitos cortospueden desaparecer frente a los intereseseconómicos. Así lo relata Laia,«cuando reflexionábamos sobre quécanal desarrollar recibimos el soportede otras y otros compañeros que yaestaban en estos CCC. Pero a la vez,también encontramos otras iniciativasdel sector agroecológico que rechazaron,sin conocerlo, nuestro proyecto.Pienso que es reflejo del miedo y deque estamos en un sector inmaduro,en ocasiones receloso. NecesitamosLa importancia dela coordinaciónPara Laia la organización y mástrabajo conjunto dentro de ‘estesector’ es clave, «siendo más generososy generosas y con mayoresinteracciones. No sólo del lado de laproducción —dice— son criterios quetambién debe de asumir la sociedaden general».Sobre este punto de organizaciónentre productoras y productores, Jordiy Santi lo tienen claro, y nos cuentancómo este proceso ya está en marchaen la provincia de Alicante y ahoraplanifican los cultivos en común,complementan la oferta, unificanprecios y, en definitiva, cooperan dediferentes maneras. «Este proceso seha dado en parte gracias a los propiosgrupos de consumo y también ainiciativas como algunos mercados decalle, ya que en estos espacios coincidimostodos, nos reunimos y compartimosproblemáticas e ideas parahacerles frente, además de estrecharmucho las relaciones y pasar un buenrato».Helen advierte que «los interesesya creados en los circuitos convencionalesde comercialización son muypoderosos y cualquier avance significativode los CCC traerá políticasactivas de los primeros para arruinarnos,si pueden también legalmente ypara desprestigiarlos, como ya hemosvisto en el sector. Es en esos momentosque un proyecto conjunto puedetener ventajas o claras desventajassi las personas productoras involucradasno tienen muy claras suscoordinados».Certificando, sí ó noLos CCC suelen mayoritariamentecomercializar productos ecológicos,por lo tanto hay que preguntarse enqué medida la certificación de los“Veíamos la necesidad de uncambio de ética o moralidad en laproducción y suministro de alimentosa la población consumidora sinvislumbrar en un primer momento elcómo.”mismos favorece o no estos canales.Por lo que nos cuenta las y los conversadoresal respecto parece ser quela inmensa mayoría de la agriculturaque camina por los CCC disponede la certificación oficial. Tan soloalgunas unidades muy pequeñas nodisponen de la certificación alegandoque es complicada y costosa, lo cualno significa que sus producciones nosean adecuadas y de calidad.Pero que la gente utilice la certificaciónno significa que estén deacuerdo con el sistema. Mientras quepara algunas o algunos productoreses un sistema del que cuestionansu valor, que parece ser sólo económicoy que aleja de las motivacionesideológicas de la propuesta, para otrases un modelo a defender. «Creo queaún hay demasiado desconocimientorespecto a este tipo de productos —explica Laia— así que el hecho deque la población consumidora puedadiferenciar el producto por el logotipoes básico. Y aunque el actual modelomuestra deficiencias propias de sujuventud, apostamos por la certificación,y preferiblemente la pública.Las y los productores de menor escalapueden, sin mucho problema, conseguirla certificación». Para Lourdesy Jordi el sello oficial fue especialmenteimportante al principio. Eneste momento toda su producciónpodrían, sin problema, venderla sinsello porque sus clientes les conocen ytienen la mejor garantía: la confianza,que se han ganado a través de años detrabajo. Mantienen el sello para poderllegar a la gente que todavía no lesconoce, para abrirse a nuevas personasconsumidoras.Santi se muestra mucho máscrítico con el sello. Le parece injustoque haya que rellenar papeles y pagartasas por hacer las cosas bien. «No lonecesito para vender a mis clientes, lasubvención es muy escasa y el hechode tratar de aumentar la biodiversidady recuperar variedades tradicionalesno hace más que complicar laburocracia. Mantenemos el sello porquetenemos algunos cultivos —comoviña para vinificación o almendrapara procesado— que nos lo exigen».*


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 820 21Daniel López GarcíaCanales cortosde comercialización,un elemento dinamizadorPareciera que la agricultura no tiene cabida en espacios periurbanos, donde la lógica especulativaconvierte la tierra en mercancía, asignándole un valor de mercado muy por encimade su valor de uso y lejos del alcance de las rentas agrarias. Sin embargo, en las últimasdécadas han aparecido gran cantidad de pequeñas iniciativas que tienden puentesentre campo y ciudad, conectando grupos de productores y consumidores en novedosasformas sociales que están devolviendo la rentabilidad a la agricultura periurbana.Pero sobre todo, están abriendo un espacio social donde la producción agraria sosteniblecercana a las ciudades recupera su valor social, y a partir del cual es posible defenderla actividad del avance de la ciudad. Más allá de la búsqueda de precios justos para el consumoy la producción, es la conformación de un movimiento social que cuestiona la expresiónterritorial del capitalismo global, y que construye alternativas a partir de formas de relacióneconómica basadas en la solidaridad y el bien común entre producción y consumo.La recuperación de los canalescortos de comercializaciónLas mayores ciudades han crecido históricamenteen lugares de fácil abastecimiento de alimentos, amenudo cercanas a vegas fértiles y altamente productivas.Hasta hace muy pocas décadas, los productosagroalimentarios de consumo diario (hortaliza fresca,leche, etc.) se producían en las propias ciudades o en losterritorios inmediatamente cercanos. Aún hoy, al menosun tercio de los alimentos consumidos en las ciudades detodo el mundo se producen en esas mismas áreas urbanaso en las zonas periurbanas anejas, y al menos un 7,5% delos alimentos en el mundo están producidos por campesinosurbanos.Sin embargo, y por diferentes causas (el petróleobarato, las urbanización de suelos, el precio de la tierra,etc.) ha llevado a lo largo del siglo XX a un paulatinodesacoplamiento espacial entre producción y consumoagroalimentarios, que ha hecho retroceder las produccionesagrarias urbana y periurbana.En un contexto de crisis general para todo tipo de agricultura,el surgimiento de la agricultura ecológica suponeun balón de oxígeno para algunas explotaciones agrarias.Esta nueva forma de denominar la agricultura sin químicos,si bien más evolucionada, en poco tiempo se hermanacon la mayor conciencia en el consumo hacia la búsquedade productos saludables, en un mercado a menudo confusoy generador de poca confianza, especialmente frentea la expansión de la Gran Distribución Comercial (GDC).Por ello, en el Estado Español surgen en los ’80 los primerosGrupos de Consumo de Alimentos Ecológicos y asociacionesde productores y consumidores. En los años ’90el consumo asociativo de alimentos ecológicos se expande,especialmente en las principales zonas metropolitanas, apartir de la iniciativa individual de experiencias productivaspioneras que no pudieron o no quisieron optar porel mercado de exportación, y especialmente a partir de ladistribución de frutas y hortalizas frescas.En la primera década de este siglo se vive una verdaderaexplosión de iniciativas auto organizadas de consumoecológico en las ciudades, que podemos denominar unmovimiento social agroecológico, altamente politizado, yque supera en sus principios la demanda de alimentaciónsaludable, para plantear una crítica de raíz a la expresiónterritorial del capitalismo globalizado y al sistema agroalimentarioque lleva asociado. Este incipiente movimientose alimenta en los últimos años con las propuestas de laSoberanía <strong>Alimentaria</strong>, llegadas desde el Sur Global dela mano de La Vía Campesina, y se estructura en tejidosterritoriales de diversa naturaleza, construyendo alianzasentre campo y ciudad en base a un pacto social por laagricultura, especialmente la agricultura ecológica y loscanales alternativos de distribución.En la actualidad, los Canales Cortos deComercialización (CCC) para los alimentos ecológicosson una realidad en rápido crecimiento en el EstadoEspañol y en general a lo largo y ancho del planeta. Susformas se han multiplicado y diversificado, hasta suponeruna alternativa importante para cientos de experienciasproductivas; y su importancia está siendo recogidapor las administraciones, que se están viendo forzadasa reconocer su importancia y los beneficios sociales quereportan.Pero más allá de su importancia económica, su carácterde movimiento social está generando una politización dela producción y el consumo, que sitúa el sistema agroalimentarioen un lugar importante de los debates sociales.Los CCC: Más que una cuestión de consumoPor Canales Cortos de Comercialización entendemosaquellas formas de circulación agroalimentaria en las quesólo se dan uno o ningún intermediario entre produccióny consumo. Sin embargo este es un término confuso, yaque el denominado canal moderno de distribución enalgunos casos cumple con esta definición, y no es el tipode experiencias al que nos queremos referir. Por ello paraafinar más el concepto debemos hablar de espacios comercialesen los que producción y consumo mantienen un altopoder de decisión en cuanto a qué y cómo se produce, y encuanto a la definición del valor de aquello que se produce.El tipo de experiencias que agrupamos dentro de esta categoríasuele compartir además una base territorial comúnentre producción y consumo que permite una relacióndirecta entre ambos extremos de la cadena agroalimentaria,por lo que se suele hablar de mercados locales como unconcepto ligado al de CCC. Algunas de las modalidadesson fórmulas tradicionales de distribución de la producciónagraria que han sido retomadas en el proceso derecampesinización de una parte importante de los pequeñosproductores, como la venta en finca o los mercadillos deproductores. Además, han surgido formas novedosas decomercialización ligadas a la producción ecológica, talescomo los Grupos de Consumo de alimentos ecológicos, lossistemas de suscripción en base a la distribución periódicade lotes de productos de composición preestablecida, laventa por internet, o la distribución directa por parte delos productores a comedores de instituciones públicas(Consumo Social).“Está generandouna politización de laproducción y el consumo,que sitúa el sistemaagroalimentario en un lugarimportante de los debatessociales.”En efecto, las diversas modalidades de CCC vanmás allá de un simple interés por alimentos saludablespor parte del consumo, para establecer relaciones deconfianza, en respuesta a una desconfianza generalizadafrente a la globalización agroalimentaria y los organismosde control ambiental y sanitario al respecto.Esta desconfianza llega hasta el cuestionamiento de lospropios sistemas públicos de certificación, para establecersistemas alternativos y participativos de garantía; eincluso frente a la convencionalización de la agriculturaorgánica.El establecimiento de estas nuevas redes sociales deconfianza entre producción —medio rural— y consumo—medio urbano, se traduce en formas de funcionamientoampliamente positivas para ambas partes de la cadena,y que establecen una clara diferencia con las formas decirculación económica en el mercado capitalista global:estabilidad; negociación de precios; cooperación entreproducción y consumo e incluso variadas formas de cogestiónde la finca; preferencia por las producciones máscercanas por encima de los menores precios; etc. Muchosproductores ecológicos manifiestan a su vez su satisfacciónal conocer a las personas que se alimentan con sucosecha, y a que sus productos de calidad sean consumidosen el propio territorio. Y según la conciencia ecológicava siendo incorporada por los propios productores, estoscomienzan a consumir alimento ecológico y a desarrollarexperiencias de consumo asociativo en las propias zonasde producción, a menudo rurales.


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 822 23Ejemplos de dinamización socialProbablemente el conflicto social más importante acaecido en el Estado español en este sentido es el de la Huerta Sur deValencia, y en concreto en el barrio de La Punta, desde mediados de los ’90. Este barrio de huertos históricos, integrado enel término municipal de la ciudad de Valencia, fue arrasado en gran parte para la construcción de infraestructuras logísticasy de transporte, necesarias para conectar el espacio metropolitano valenciano con la economía global. Este proceso se haido extendiendo a otras zonas alrededor de la ciudad, y ha ido generando un creciente movimiento contestatario, en el quela agricultura es más que el paisaje y la identidad cultural históricas del pueblo valenciano. La huerta es garantía de futuropara la ciudad y una vía imprescindible para su desarrollo sostenible, y cada fanega cementada supone fertilidad y riquezaperdidas para siempre. Por ello, desde los ’90, las personas implicadas en la defensa de L'Horta comenzaron a dinamizarexperiencias de CCC en los terrenos que iban a ser urbanizados, como forma de conectar a los habitantes urbanos con laproblemática de las huertas históricas. Esta línea sigue, hasta el punto de que hoy la página web de inicio del colectivo PerL'horta -el más visible en la defensa de la huerta valenciana- muestra un sistema de compra on-line de productos de la zona.Otro ejemplo interesante es el de Bajo el Asfalto está la Huerta (BAH!) en el Area Metropolitana de Madrid.En el año 2000 un grupo de 150 jóvenes okupaba unas tierras abandonadas de titularidad pública, pertenecientes aun Parque Regional y destinadas para “agricultura sostenible”, para denunciar el abandono de la finca por parte dela administración y las múltiples agresiones ambientales que estaba sufriendo dicho Parque Regional relacionadascon el crecimiento urbanístico y las infraestructuras de transporte relacionadas. El grupo presentó un proyecto algobierno regional para poner en producción la finca y sin esperar respuesta comenzó a desarrollarlo. El proyectoincluía la creación de grupos de consumo que, de manera asamblearia, gestionarían la finca en base a la posesióncolectiva de los medios de producción y del producto, en un modelo de relaciones entre producción y consumomediante el cual el consumo se hace responsable de la producción agraria, y también del territorio que la soporta. Laproducción tuvo que llevarse al valle del río Tajuña al ser dificultada por la administración con todo tipo de medios.Sin embargo la experiencia siguió adelante, y más tarde el modelo de relación producción-consumo se replicaríaen una docena de nuevas experiencias, en la Comunidad de Madrid y en otros territorios del Estado Español.*El interés renovado por las producciones agrarias locales,supone a su vez un cambio importante en uno de losprincipales problemas para la renovación de la poblaciónactiva agraria: la escasa valoración social de la actividad, ala vez que puede suponer un freno importante frente a lapérdida de biodiversidad agraria. La simple reducción deintermediarios reduce costes y aumenta de manera muysensible el valor añadido percibido por el productor, a lavez que reduce los precios finales del alimento ecológicoy los impactos ambientales relativos a transporte y a losenvases y embalajes que la distribución convencionalutiliza como gancho.Los CCC como elemento movilizadorSe constata que además, las relaciones de proximidaden las cadenas locales sirven de vehículo a las demandassociales de equilibrio territorial y ambiental frentea la globalización, especialmente entre los habitantesurbanos, en un compromiso por apoyar y fortalecer lospaisajes, las culturas y las economías locales sosteniblesde los territorios circundantes a las áreas metropolitanas.Haced eso y aún másNo tengo miedo a la tiraníaNo desespero nuncaY ES QUE GUARDOUNA SEMILLAuna semilla pequeña pero vivaque voy a guardar con cuidadoy a plantar de nuevo.Anónimo de uncampesino PalestinoNo es oro todo lo que es «corto»El concepto de «Circuitos Cortos de Comercialización» solo hace referencia al número de intermediarios entre produccióny consumo, y dentro de esta definición entran muchas cosas, y no todas responden a la idea de solidaridad y dereparto del beneficio social entre los extremos de la cadena alimentaria. El desarrollo de la gran distribución comercial(«Canal Moderno») aprendió la lección hace mucho tiempo, y en la actualidad supone el único intermediario para lamayor parte de productos que se comercializan en los súper e hipermercados. Han desarrollado sus propias plataformasde compra, desplazando así al «Canal Tradicional» construido a través de los «mercas» de las grandes ciudades, y quedándoseasí con una mayor parte del valor añadido, y concentrando aun más el poder de negociación frente a produccióny consumo. Y son capaces de apropiarse de cualquier contenido simbólico al respecto (ver foto de Intermarché,Marsella, 2006), y lo peor es que no mienten.Por lo tanto, cuando hablamos de CCC no solo nos referimos a los intermediarios, sino también a las formas queadoptan los circuitos de comercialización... Pero aquí también nos podemos pillar los dedos. Algunas modalidades deCCC se han crecido, en los países con mercados ecológicos más desarrollados, de una forma espectacular. Es el casode los sistemas de subscripción (o de cestas) comercializados por internet, que en países como el Reino Unido alcanzanen algunos casos volúmenes de decenas de miles de cestas semanales a domicilio (Abel and Coll; Riverfort); aunquetambién en Dinamarca (Aarstiderne), Alemania o Austria. Todas estas experiencias surgen e sus inicios de granjas o asociacionesde granjas pioneras en los CCC, que abrieron mercado con mucho valor, y que hoy logran comercializar unvolumen muy importante de productos de regiones determinadas, favoreciendo el mantenimiento de la agricultura enesas zonas. Pero adoptan sistemas en los que, una vez más, el criterio del productor tiene poco que decir; que no tienenproblemas en incorporar productos de cualquier parte del mundo, para hacer «más cómodo el servicio» al consumidor;y que pierden la relación directa entre producción y consumo, al adoptar estructuras empresariales. ¿Es esto circuitocorto?En una conversación con Patrick Holden, anterior presidente de la Soil Association, en Reino Unido, nos comentabauna reunión con el responsable de compras de una gran cadena de supermercados en aquel país. Aquel sales managerdecía: «de momento, el volumen es demasiado pequeño para nosotros», pero no tenía problemas en considerar abrir unalínea de sistema de suscripción para alimentos ecológicos desde el supermercado. En efecto, si es rentable, ¿por qué nolanzarse a ello? Y sin duda, sin un tejido social y una solidaridad directa entre producción y consumo, el poder comunicativode la Gran Distribución puede reconstruir cualquier ficción de lo local, de la solidaridad, y de la calidad de losalimentos. Mucho más real que la realidad.Por ello, no solo hablamos del número de intermediarios, sino también de volúmen (cantidad de producto repartido,cantidad de granjas productoras o unidades de consumo implicadas) y escala territorial, que permita un contacto directoy conocimiento mutuo entre producción y consumo. Pero sobre todo, cuando hablamos de CCC como proyecto transformador,hablamos de Poder. Poder de la producción y el consumo para definir el modelo agrario y alimentario quedeciden para cada territorio, lo cual es a su vez un proyecto político, que denominamos Soberanía <strong>Alimentaria</strong>.Especialmente en las zonas urbanas y periurbanas donde,como ya se ha comentado, la dinámica de la economíaglobalizada presiona en mayor medida sobre el tejido agrario.Pero también en las numerosas iniciativas de Gruposde Consumo o CCC que se están desarrollando en zonasrurales, integrando a los productores/as en las mismasestructuras de consumo.En este sentido podemos entender el desarrollo desdelos años ’90 de un movimiento social agroecológicode fuerte carácter urbano, desde el cual se organiza laresistencia frente a la expresión territorial del capitalismoglobal, a través de un cambio en el modelo agroalimentario.Desde estas praxis urbanas se construyen los gruposde consumo en las ciudades y los huertos urbanos, y estasexperiencias se han ido coordinando a nivel territorialpara construir el extremo del consumo en los CCC,haciendo así operativas las incipientes redes logísticas pormedio de estructuras de coordinación.La existencia de estas estructuras y la explosión delos CCC están permitiendo un estrecho contacto entre


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 826 27Porqué una certificaciónLa agricultura ecológica nace en el seno de los movimientossociales ambientalistas de los años 60, enEuropa. Surge como reacción, de parte de la sociedad,al modelo de producción intensivo desarrolladocon especial virulencia después de la II Guerra Mundial.Productores y productoras deseosas de producir alimentosinocuos para el planeta y población consumidoradispuesta a no contaminar con su consumo, se unieronentonces para definir pautas para producir alimentos, sinusar derivados del petróleo, ni otras sustancias químicasde síntesis. Cada colectivo definía sus propias normas deproducción, que se regían por las pautas y enseñanzas dela ciencia ecología. Así nace la agricultura ecológica.Al ir implantándose paulatinamente, se convierte enatractiva para algunas y algunos productores y comercializadores,que deciden vender productos convencionalescomo ecológicos, aprovechando el mercado existente yla confianza desde la cual se tejen (hasta entonces) lasrelaciones en este ámbito. Este fraude conlleva dos consecuenciasprincipales e íntimamente relacionadas entre sí:la pérdida de confianza y el establecimiento de un sistemade garantía cuyo objetivo es certificar que la producciónde esos alimentos ha seguido las pautas establecidas comoecológicas. Cada colectivo establece sus procedimientospropios para comprobar esto. Así nacen los sistemas decertificación.Con unas pautas de producción a las que se asocia unprocedimiento de verificación, la agricultura ecológicase crea no solo una identidad propia —delimitada porlas normas de producción— sino un marco específico —delimitado «físicamente» por la certificación—. Y tenemosentonces el nacimiento del «sector de la agriculturaecológica».Qué modelo de certificación inicialEl sector se crea de la mano de población consumidoray productora unidos. Los distintos sistemas de certificaciónque definen los diferentes colectivos (en varios paísescomo Italia, Francia, Alemania, etc) coinciden en seguircontando con la participación de ambos perfiles, sin losque, por entonces, no se entiende la agricultura ecológica.Al establecerse como una protección del fraude venido de«fuera», las relaciones internas se basan en la confianza yen la cooperación. La participación directa de las personasconsumidoras en el proceso de verificación implicaun compromiso directo de éstas en el funcionamientodel sistema, a la vez que les garantiza un acceso directoa la información y la posibilidad de actuar para corregirlos errores de manejo detectados —en caso de que loshubiera—. En definitiva, se trataba de proteger a aquellaspersonas que producen según las normas establecidas y“La certificaciónprivada (ecológica también,pero todas en general) seconvierte en un negocio.Quizás de los más lucrativosdel sector ecológico.”de garantizar a las consumidoras que los alimentos queadquieren responden a los estándares de calidad quedemandan.El procedimiento de certificación en sí consistía en larealización de visitas grupales a las fincas asociadas, en lasque la persona encargada explicaba y enseñaba su procesode producción a una delegación del grupo que cotejabaesta información con las pautas marcadas para la produccióny valoraba su adecuación a las mismas. Si todo estabaconforme, la producción se consideraba ecológica. Si no,el grupo, con el apoyo de técnicos, resolvía el problemadetectado o en caso de ser un incumplimiento grave denegabael certificado.La certificación en el sistemaagroalimentario actualEl desarrollo del sector es tal que Francia decide,durante los años ochenta, regularlo. Europa sigue elmismo camino, y en 1991 se aprueba el primer reglamento«sobre la producción agrícola ecológica», aplicablea todos los Países Miembro. Define las normas de producción,certificación y etiquetado de los productos agrariosecológicos. Esto supone la introducción de un nuevo actoren el sector de la agricultura ecológica: el Estado cuyopeso es sin duda, mucho mayor que el de las agrupacionesde producción y consumo.En lo relativo al sistema de certificación, el reglamentodetermina que las autoridades competentes de cada país(normalmente los respectivos ministerios de agricultura),designarán a los órganos encargados de asegurarla certificación de la producción. Cada país (ComunidadAutónoma en nuestro Estado, ya que en agricultura lascompetencias están delegadas) puede elegir entre unsistema público de certificación, uno privado o uno mixto(donde coexisten entidades públicas y privadas). Así surgenlos Comités de Agricultura Ecológica de las distintasComunidades Autónomas. El reglamento exige asimismoque los oficialmente denominados «organismos de certificación»(más conocidos como certificadoras) cumplan lossiguientes criterios (entre otros): confidencialidad, objetividad,imparcialidad e independencia (tanto en la actividadde certificación como en su ejecución).Esto supone la exclusión de los propios agricultores/as del proceso y el peso de la certificación recae así en losprofesionales técnicos contratados por la organizaciónpara este fin y ya no se cuenta con las personas productorasni consumidoras. Eso sí, el procedimiento sigue siendoel mismo: básicamente, visitas para toma de muestras yobtención de información; análisis y posterior decisiónsobre la emisión del certificado.Este sistema de certificación se denomina «por terceraparte», ya que es una tercera persona o entidad que seencarga de valorar y evaluar el proceso. Con la aplicacióndel reglamento europeo que, a su vez, conlleva la aplicaciónde la norma ISO 65 (o UNE 45011), toda aquellapersona solicitante de un certificado de producciónecológico queda excluida del proceso de certificación. Encuanto a la participación de las personas consumidoras,queda relegada a las normas de funcionamiento de cadaentidad, pero si se realiza, es anecdótica o no se tiene constanciade ella.Consecuencias de un sistema decertificación «por tercera parte»Ante todo, es importante recalcar que la certificaciónpor tercera parte cumple un objetivo y un servicio necesarios,y que es especialmente adecuada para la cadenaagroalimentaria de tipo industrial. No se trata aquí demenospreciar su importancia, sino que debemos enmarcareste análisis en el concepto de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>,de las producciones de tipo campesino y de los canalescortos de comercialización, para los cuales este modelopresenta algunas problemáticas que pasamos a enumerar.••Para las personas consumidoras:Prohibir la participación de las personas implicadasen la producción y el consumo de los productosecológicos aumentando la distancia entre ambaspartes. Este aumento de la distancia reduce la cantidady calidad de información sobre el producto quese brinda al consumidor/a final. Esta información,etiquetas, suele ser la mínina tanto por exigenciaslegales, como por exigencias de espacio. Y estámucho más centrada en cuestiones físicas, calóricasque de composición química. El «sello ecológico»indica que el producto cumple los requisitos delreglamento y qué organismos de certificación loacredita. Nada más. No se sabe quién está detrás detales productos, ni las condiciones socioeconómicasEn la actualidad un producto, para ser denominadoecológico debe haber sido producido según las normasestipuladas por el reglamento (CE 834/2007) y certificadopor alguna de los organismos de certificación autorizados,según el sistema de certificación «por tercera parte».*en la que desarrolla su actividad agraria, ni sumotivación por producir ecológico, y tanta otrainformación de la que se disponía cuando el sistemade certificación era participativo. Este sistemalimita por tanto el acceso a la información, es decirla capacidad de actuar, y por lo tanto los «niveles desoberanía» del consumidor/a.Por otra parte, la multiplicación de sellos/logotipos(uno por empresa de certificación y hay unas500 en el mundo ecológico a nivel internacional)desvirtúa la información que se pretende canalizarhasta las personas consumidoras finales. El mensajeinicial de «esto es un producto ecológico» quedaconvertido en «la empresa X certifica este producto».La certificación privada (ecológica también,pero todas en general) se convierte en un negocio.Quizás de los más lucrativos del sector ecológico.••Para la producción:En cuanto a las personas productoras, el procesode inspección se reduce a un examen (no sé estádiciendo que no sea necesario, ya que es la razón deser de la certificación y del sector como se explicóal inicio). Anualmente un profesional recoge datos,evalúa y el organismo de certificación dictamina. Lainteracción del solicitante del certificado se limitaa su presencia y su firma. El proceso le permiteacceder a un certificado. Nada más. Si embargo, enmodelos participativos, el proceso conlleva, además,un intercambio entre productores y con consumidores,se accede a información útil y necesariapara el diseño y planificación de la actividad de losaños siguientes, en un modelo de retroalimentaciónconstante con el entorno social.En cuanto a la duplicidad del sello-marca, si remontamosla cadena hasta la producción, es fácil adivinarque las personas solicitantes de sellos, incorporaránprobablemente el criterio «mercado asociadoa la certificadora» a la hora de optar por una u otra


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 828 29*empresa (en un sistema privado, recordemos quelas certificadoras están en un mercado regulado porla oferta y la demanda). Quizás en algunos casos,incluso supere el criterio «relación calidad/precio»en la toma de decisión. La mercantilización de lossellos, dota asimismo a la certificadora de un poderinvisible, ya que la convierte en «puerta de acceso»al mercado (en caso de estar bien posicionada enel mismo). Poder que refuerza la postura de laempresa de certificación en detrimento de los productoresy productoras, que también aquí pierdensoberanía.••La certificación como herramienta política:La naturaleza pública o privada de los organismosde certificación, así como su política propia marcanPrincipiosUn análisis de estudios de casos determina un marco teórico común a todos losSPG. Éstos basan sus procedimientos en los siguientes aspectos:• Una visión compartida entre todas las personas que participan en estos sistemas. Es la que engloba todoel proceso en el que se enmarcan las estructuras y procedimientos establecidos, es decir tanto la búsquedade manejo sostenible de los recursos naturales, como de la búsqueda de equidad en el plano social y departicipación como estrategia de poder. Se concreta en las pautas de organizacióndel sistema, estableciendo su propio marco teórico.• La participación de todas las personas implicadas desde la producción y el consumo, y de manera horizontal,en las actividades y procesos de verificación llevados a cabo para garantizar la validez del sello.• La confianza como base y como objetivo. Es la base para la participación y la transparencia, permiteparticipar activamente en las estructuras y generar una información veraz y sincera -incluso en caso demanejo inadecuado, por mejorar- durante los procedimientos. Es sobre todo el motor de la creación del grupo.Es el objetivo ya que se trata de generar confianza en un producto.• La transparencia como base para la confianza. Se establece tanto en los procesos como en lasinformaciones generadas. Confianza y transparencia se retroalimentan mutuamente.• Un proceso local creado desde y para un ámbito territorial y humano determinado,manejable en términos de conocimientos, distancias y redes sociales.• Un proceso de aprendizaje derivado del intercambio de saberes y conocimientos entremiembros del SPG, ya sea entre las partes de producción y consumo, o en cada una de ellas.Favorecido por el encuentro entre las personas implicadas que favorece el sistema y el enfoqueconstructivo desde el que se aborda la certificación. Se trata de un aprendizaje técnico (sobreel manejo en finca pero también sobre estrategias y canales de comercialización, etc) perotambién humano derivado del trabajo en equipo, y de la gestión colectiva de un bien común.unos presupuestos para la certificación que sonmuy variables entre países —a nivel europeo— yentre comunidades autónomas —a nivel estatal—.En algunos casos, el coste de la certificación, puedellegar a ser un factor limitante que impide el accesoa cierto tipo de perfil productivo (los más pequeñosy diversificados, normalmente) y esto ocurreen varios países europeos. Por otra parte, la certificaciónde por sí, conlleva una carga burocráticacomplementaria a la ya existente para cualquieragricultor. Esta sobrecarga asociada al sobrecoste,limita el acceso a la certificación, lo que por si norepresenta un problema insuperable. Sin embargo,sin certificado, el producto no tiene acceso al término(está protegido), ni por lo tanto al mercado.Y en la Europa que debate el reverdecimiento de“La certificacióncreada para protegeral sector en sus inicios,se ha convertido en uninstrumento que aleja a losproductores y consumidoresde los conceptos de lasoberanía alimentaria.”la PAC, tampoco se tiene acceso a las subvencionesespecíficas de la agricultura ecológica.••La certificación como herramienta comercial:En sistemas privados de certificación como el dela producción ecológica en Andalucía, o en el delcomercio justo y otras certificaciones, las entidadesque otorgan el certificado son empresas. Su supervivenciadepende de su capacidad de adaptación a lasreglas del mercado. Así el sello de certificación seha llegado a convertir, a veces, en marca comercialde la empresa certificadora, que no del productocertificado. Esto implica que éste sirve de soportepublicitario para las empresas de certificación (sinque el productor o productora reciba remuneraciónalguna a cambio de este servicio), llegándoseincluso a darse casos de solicitud de algo parecidoa los royalties por el uso del «sello convertido enmarca». De este modo, la certificación añade uncoste económico más al inicio de la cadena —enla producción—, cuyo beneficio repercute en losintermediarios —las empresas de certificación—.En el caso ecológico, la imposición del logotipoeuropeo en todo producto biológico ha roto, enparte, la dinámica mercantil que se instalaba en estesubsector de la producción ecológica.Por lo tanto, la certificación creada para proteger alsector en sus inicios, se ha convertido en un instrumentoque aleja a los productores y consumidores de los conceptosde la soberanía alimentaria ya que refuerza las distanciasentre ambos, excluye del sector a los más pequeños ydiversificados y no siempre se adecua a los canales cortosde comercialización.La participación y la confianza se retroalimentanentre sí, y son la clave de todos los procesossociales establecidos en el marco de unsistema participativo de garantía.Alternativas a la certificación«por tercera parte», los SPGOrigenFrente a este contexto, surgen alternativas a la certificaciónque se giran de nuevo hacia la participación comoestrategia. Son los Sistemas Participativos de Garantía(SPG). Estos surgen de manera espontánea en variosgrupos de productores de distintos países del Sur. Para quesus productos accedan al mercado occidental ecológico,éstos deben cumplir las normas de producción y certificaciónpropias de cada mercado al que van destinados (yasean europeas o norteamericanas principalmente), lo quealeja además a estos colectivos de sus métodos locales deproducción. Frente a esta colonización, los SPG aboganpor una adaptación local y una participación activa de laspersonas implicadas en el proceso.DefiniciónSu definición más común es la que se construyóen grupo para IFOAM en el 2007: «Los SistemasParticipativos de Garantía son sistemas de garantía decalidad que operan a nivel local. Certifican a productoresy productoras tomando como base la participación activade los actores y se construyen a partir de la confianza,las redes sociales y el intercambio de conocimiento». Sinembargo, hay ya numerosas definiciones, propuestas porlos distintos colectivos que los aplican, que están enfocadasa resaltar su potencial político de transformaciónsocial, su procedimiento o sus principios. Esta diversidaddemuestra su gran versatilidad que los convierte en unaherramienta con mucho potencial.Son sistemas de certificación gestionados desde elgrupo local que se encarga de organizar y realizar visitasa las fincas (con representantes de la misma producción ydel consumo) para apoyar al agricultor/a visitado a mejorarsu manejo, adecuarlo a las pautas establecidas por elpropio grupo. Después de la visita, otro grupo se encargade comprobar la correcta aplicación de las normas y deemitir (o no) el certificado. El grupo en su totalidad, puedeproponer mejoras para tender hacia mayores grados desostenibilidad, tanto en la producción como en la comercialización.La certificación, deja de ser un mecanismo decontrol, y se convierte así en un mecanismo de apoyo a lasgentes productoras.


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 830 31SPG y la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>Los SPG son herramientas especialmente adaptadas a la Soberanía <strong>Alimentaria</strong> ya que permiten visibilizar larealidad productiva de la actividad agraria y permiten generar compromisos para compartir, entre producción y consumo,los riesgos a ella asociada. Detrás de un sello otorgado mediante SPG, la información transmitida va más allá del procesode producción; también incorpora los aspectos sociales y medioambientales inseparables de toda actividad productivaligada al medio, como es la agricultura. En Europa, además, donde el peso del consumo es superior al de la producción, losSPG están especialmente adaptados a canales cortos de comercialización. De este modo, además de acortar la cadenay permitir así, la asignación de precios más justos para ambas partes, también descargan, en parte, a productores yproductoras de asumir la responsabilidad de todas las decisiones (planificación de la producción, de la certificación, dela distribución y de la comercialización), ya que se pueden tomar (y asumir) de forma conjunta entre ambas partes.Nuria Abenza Barcelóy Patricia Dopazo GallegoReinventar el comerciojusto en clave deSoberanía <strong>Alimentaria</strong>*Dimensiones de los SPGSin dejar de ser sistemas de certificación como tales, elenfoque sistémico que de la producción y el consumo dealimentos, que tienen los SPG, les dota de característicasespecíficas que los convierten en herramientas polivalentes.Expanden su radio de acción a las dimensionesproductivas, socio-culturales y económicas de la actividadagraria.En definitiva, desde la participación y la confianza, losSPG abarcan múltiples campos de actuación, permitiendouna gestión conjunta de los mismos.Un modelo para aplicar desdela Soberanía <strong>Alimentaria</strong>Originados en el marco de la producción ecológica,los SPG se están expandiendo a ámbitos de la Soberanía<strong>Alimentaria</strong> ya que abarcan la producción y la comercializaciónde la producción desde estrategias de integración,educación y participación. Adquiriendo por supropia naturaleza, la dimensión política de la Soberanía<strong>Alimentaria</strong>.ParasabermásSu potencial ha permitido que gocen de mucha receptividadpor parte de muchas organizaciones que se iniciana aplicarlos, ya en Europa. Pero su riqueza y diversidadvuelve compleja su aprehensión global. Se recomienda,por lo tanto, no perder de vista que son procesos locales,donde la participación y la confianza son los elementosclave. La gestión de ambos exige una gran flexibilidad asícomo una capacidad de percepción de los procesos sociales,sus ritmos y evoluciones.Por otra parte, aunque sus principios y su procedimientoconviertan la certificación en una herramienta yno en un fin (como en los sistemas «por tercera parte»),no dejan de ser sistemas de certificación. A la hora deemplearlos como herramienta de articulación, quizásresulte interesante analizar si son, per se, la solución masadecuada, o si deben ser adaptados, incorporando, moldeando,redondeando sus puntas para adaptarlos a lasdistintas experiencias que tienden a implantar espacios deSoberanía <strong>Alimentaria</strong>.Eva TorremochaConsejo Editorial—Revista «<strong>Biodiversidad</strong>» núm.43, enero de 2005.—http://www.ifoam.org/about_ifoam/standards/pgs/PGSDefinitioninEngFrenSpanPort_web.pdf—Torremocha, E.: Participatory Guarantee Systems in the European OrganicFarming: Cases and Challenges from Diversity, 2011, Sin publicar.—http: //www.ifoam.org/about_ifoam/standards/pgs/pdfs/IFOAM_PGS_Spanish_web.pdf*Ante la habitual tendencia que el sistema capitalista, en el que nuestra sociedad está inmersa, se apropiede las alternativas que surgen para hacerle frente, alterando la mayor parte de las veces su sentido original,hemos considerado adecuado poner a prueba el movimiento del Comercio Justo y además preguntarnossi puede, con sus imperfecciones, ser de utilidad en la construcción de Soberanía <strong>Alimentaria</strong>.Comercio injusto¿Por qué la necesidad de añadirleel calificativo justo? ¿Esque el comercio es injusto ensí? Echando un vistazo a la Historiavemos que el mercado propio delMedievo era denominado lugar dejusticia tanto por la fuerte reglamentacióna la que estaban sometidas lastransacciones comerciales como porel cuidado que se ponía en estipularun precio justo en sentido amplio.A partir del siglo XVIII emerge unmercado libre seguro de que susestructuras obedecían a mecanismosde justicia natural. Sin embargo,el tiempo ha evidenciado que estecomercio, basado en la doctrina capitalista,genera espacios asimétricosdonde sé es potencialmente desigual.Puede concluirse, entonces, que elmercado global capitalista es un lugarde injusticia que ha creado un mapadeforme.Conscientes de esta situación, enlos años 60, movimientos socialesoccidentales ponen en marcha unaforma de comercio alternativo conpaíses del Sur, convencidos de que,para realizar una —ayuda efectiva yreal— a estas sociedades desfavorecidas,era más conveniente comerciarsaltándose las reglas del juego neoliberalque continuar con los proyectosde ayuda al desarrollo de carácterasistencialista. Así tiene su origen elllamado Comercio Justo.¿Transformar comerciando?En los años 70 se evidencia lanecesidad que no sólo es importantecomerciar en condiciones másjustas sino que hay que informar ala población de las desastrosas consecuenciasdel comercio internacionalconvencional. Sin embargo, con laredefinición de las políticas neoliberalesen los años 80 y el recrudecimientode las posibilidades de accesoal comercio internacional para lospaíses del Sur, el movimiento delComercio Justo sufre una divisióninterna. Por un lado se opta porpotenciar los aspectos de denuncia yconcienciación y por otro se apuestapor un modelo de Comercio Justomás efectivo donde se mejoren la calidad,la imagen y el marketing del productopara incrementar así las ventas,bajo la lógica —a más consumo en elNorte, más ayuda para el Sur—.“Se cuestiona y limitael comercio internacional y laimportación-exportación, aunque seade tipo justo, pues la apuesta fuerte esrevitalizar la economía y el consumolocal.”


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / AMASANDO LA REALIDADAMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 832 33En la actualidad, la mayorparte del Comercio Justotradicional ha continuadoapostando por esta última idea.Sin embargo, dada la situaciónglobal actual, con Estados débilesy transnacionales poderosas quehacen política, donde el 82%del comercio internacional secontrola desde países donde viveel 20% de la población mundialy con Occidente inmerso enuna situación de crisis poliédrica,parece quizás convenientereflexionar sobre lo adecuado yrealmente transformador de estapráctica solidaria en un mundocon casi mil millones de personaspasando hambre. De entrada,el Comercio Justo no parecesuficiente para hacer frente a losproblemas que origina el comercioglobal, pero¿puede ayudarnosvisualizar suslimitaciones aconstruir mejoresopciones desdela Soberanía<strong>Alimentaria</strong>?Espacio porun comerciojustoEn el Estadoespañol surgenen 1986 las primeras iniciativas decomercio justo: Traperos de Emaús enEuskadi y la Cooperativa Sandino enAndalucía (IDEAS en la actualidad).En 1996 nace la Coordinadora Estatalde Comercio Justo (CECJ) compuestapor 25 organizaciones de las que 7son importadoras. Actualmente elComercio Justo está apoyado por lapolítica de cooperación desde que seincluyera en el plan Director de 2005-2008 y a nivel cuantitativo continúacreciendo exponencialmente.En 2005, a raíz del debate sobresi introducir o no el sello Fairtrade(conocido como sello FLO) como“¿Podemos asegurarnos deque es tan beneficiosa como se dicepara las gentes productores del Surla práctica del Comercio Justo en elNorte? ”garantía de calidad del ComercioJusto internacional, en España seconsolidan dos posturas, dos tendencias,una que podríamos denominar,citando a Esther Vivas, «tradicional ydominante» y que apostó por el selloFairtrade y una segunda corrientellamada «global y alternativa», desdela que se plantea una lucha integraly menos comercial, enmarcando elcomercio justo en espacios de resistenciadesde donde se elaboren propuestaspara «otro mundo posible».En línea con la última tendencia,se apuesta por repensar los intercambioscomerciales en clave deSoberanía <strong>Alimentaria</strong>, apoyando aorganizaciones campesinasque no sóloproduzcan sino quetransformen el productoy sobretodo,decidan. Se justificala lucha activacontra las políticasde la OrganizaciónMundial delComercio, generadoras de desigualdadese injusticias. En su manifiestose destaca la importancia de generarsujetos críticos que construyansociedades más justas y se cuestionay limita el comercio internacional yla importación-exportación, aunquesea de tipo justo, pues la apuestafuerte es revitalizar la economía yel consumo local. Además se consideraque lo adecuado sería crearcertificaciones autogestionadas ysellos participativos transparentes,basados en recuperar valores como laconfianza y donde las personas queproducen y consumen decidan quées un comercio justo; se apuesta porfrenar la producción deslocalizaday promover una justicia comercialinternacional, estatal y local.¿Pensado desde elnorte y para el norte?En contra de la teoría que lodefine, se acusa al comercio justo deno llevar a cabo la lucha política necesaria.Las personas que producen ylas que consumen continúan alejadasy separadas por demasiados agentesintermediarios que mayoritariamenteson del norte y a los que no se exigenlos mismos rigurosos criterios que alos productores. Suelen quedarse, sedice, un jugoso margen de beneficio.Por otro lado, se ha criticado queel comercio justo a menudo se veen todos los sentidos desde el puntode vista de las sociedades del norte/occidentales no sólo en decidir qué sedebe producir sino cómo y bajo quécriterios éticos y laborales. En muchoscasos el Comercio Justo no contemplalas formas endógenas de comercioolvidándose del mercado local ymenospreciando la cultura tradicionalasociada a él.En muchas tiendas de comerciojusto se hacen habituales las imágenesparadójicas de vinos o mermeladasproducidas en América Latina,cuando aquí mismo se producen tradicionalmentey, en muchos casos, nosólo se ajustan a los criterios que seexigen desde el Comercio Justo, sinotambién a los del sentido común.Cuestión de sentido comúnEs momento de repensar la prácticadel Comercio Justo porque, de loque se trata, es de recuperar el sentidooriginal y esencial del comercio querealizamos cada día para que, deforma asequible a nuestras posibilidades,pueda ser lo más justo posible.Creemos que el Comercio Justo necesitaescuchar atentamente las propuestasque vienen de la demanda delderecho a la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>de los pueblos para conseguir uncomercio constructivo y solidarioque tenga como fin favorecer al serhumano y no al capital y a sus lógicas.Consideramos que en un mundodonde lo sensato es revolucionariopuede hablarse quizás de la «osadíadel sentido común».Sentido común como una sabiduríavital y legítima que luchecontra paradojas como que la diferenciaentre el precio en origen y enla venta de un producto sea de un500%. O como que la certificación deComercio Justo permita que multinacionalescomo Nestlé puedan ponersu sello en algunos de sus productosmientras expulsan al campesinado yrompen mercados con otros. Un sentidocomún valiente que impida quede nuevo el sistema pervierta y vacíede contenido las buenas ideas, las quesurgen desde abajo.Porque si hacemos un ejerciciode honestidad comprenderemos queno somos capaces de controlar lo queocurre a muchos kilómetros pero sí deEjemplo de un comercioUn comercio justo en reflexión.Acorde con las propuestas quedemanda la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>,la asociación Enda Tiers Mon, deSenegal, comenzó hace unos añosa realizar encuentros de reflexiónentre agentes del Comercio Justoen África. A partir de estos talleresse creó un grupo de concertaciónque ha generado una Declaracionde compromiso con el objetivo depromover los valores locales y detransmitir el concepto senegalesy africano de Comercio Justo.intervenir en lo cercano. Y hablamosde cercanía en distancia pero tambiénen entendimiento, es decir, de recuperarlo propio de cada territorio.¿Podemos asegurarnos de que estan beneficiosa como se dice para lasgentes productores del Sur la prácticadel Comercio Justo en el Norte? ¿Nocontinúa reproduciendo la divisióninternacional del comercio de laépoca colonial donde el Sur produce yel Norte consume? Nosotras consideramosque es hora de deshacer estaestructura comercial internacional,como la de los prejuicios, y comenzara elaborar, bajo el sentido común queemana de los pueblos, otra manerade compartir más justa. Es decir, mássencilla y más razonable.Nuria Abenza Barcelóy Patricia Dopazo GallegoPerifèries-<strong>Plataforma</strong> por la Soberanía<strong>Alimentaria</strong> del País ValenciàParasaber*más—Espacio por un comercio justo http: //www.espaciocomerciojusto.org/—Coordinadora estatal de CJ http: //www.comerciojusto.org/—Xarxa de Consum Solidari de Catalunya, http: //redconsumosolidario.org/


EN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 835*En pie de espigaIsabel de Gonzalo AranoaLa PACdiscrimina a las mujeresLa desigualdad de género evidenciada en el medio rural se hace patente en contextos sociales, económicos,políticos y culturales muy diversos. Se trata además de una realidad muy compleja, en la queinfluyen numerosos factores que tienen consecuencias de muchos tipos. En este artículo, se pretendecolocar el centro del análisis en uno de los aspectos que componen esa realidad: ¿qué está ocurriendocon la distribución de las ayudas procedentes de la Política Agraria Común (PAC) en clave de género?Datos ocultosPara dar respuesta a la cuestión planteada, existe unadificultad de partida, con un significado políticoimportante: en la actualidad, los datos de los que sedispone —a nivel autonómico, estatal o europeo— sobrela distribución de las ayudas de la PAC (tanto de losfondos procedentes del FEAGA como del FEADER) noestán desagregados por sexo. Además, hoy en día tampocoes posible acceder de manera pública a la informaciónreferente a la identidad de las personas físicas perceptorasde ayudas procedentes de fondos europeos. Por lo tanto,tampoco se puede saber si se trata de hombres o de mujeres.El hecho de que no se cuente con esta informacióndesagregada por sexo, no sólo limita el análisis desde unaperspectiva de género, sino que dificulta la acción políticay reivindicativa para lograr que este tipo de apoyo públicose lleve a cabo de forma igualitaria. En el Estado español,está situación incumple rotundamente la Ley Orgánica3/2007 para la igualdad efectiva de hombres y mujeres,debido a que en ella se insta a los poderes públicos a queincluyan sistemáticamente en la elaboración de sus estudiosy estadísticas, entre otras cosas, la variable sexo, conel fin de garantizar la integración de modo efectivo de laperspectiva de género en su actividad ordinaria.Para hacer frente a esta ausencia de información, seha llevado a cabo el análisis de los últimos datos disponiblespara la Comunidad Autónoma del País Vasco yla Comunidad Foral de Navarra, donde todavía se podíaacceder a la identidad de las personas físicas perceptorasde ayudas con cargo a la PAC. Estos datos han sido proporcionadospor el sindicato EHNE-Bizkaia y correspondenal año 2008.Discriminación notoriaUna de las principales conclusiones extraídas es que lasmujeres acceden en mucha menor medida que los hombresa los pagos procedentes de las ayudas promovidas porla PAC. No sólo es mucho menor el número de mujeresque se benefician de estas ayudas que el de hombres, sinoque, las mujeres que acceden, de media reciben cantidadesinferiores en relación con las cantidades percibidas por loshombres (un 55% menos). Considerando sólo a las personasfísicas que reciben ayudas, ellas representan el 32% deltotal y perciben tan sólo el 23% del monto total de las ayudasdesembolsado, como se puede ver en los gráficos 1 y 2.Por otro lado, es importante, de cara a analizar la desigualdadde la que aquí se está hablando, considerar quelas ayudas provenientes de fondos procedentes de la PAC,son de muy diversa cuantía, oscilando desde los 200.000euros, hasta montos inferiores a 500 euros. Teniendo encuenta este aspecto, cuando las cantidades recibidas deforma individual son elevadas, el porcentaje de mujeresGráfico 1.Porcentaje de mujeres y hombres dentro de las personasfísicas beneficiarias de ayudas de la PAC.Mujeres32%Hombres68%Gráfico 2.Porcentaje recibido por mujeres y hombres respecto al total de lasayudas de la PAC para personas físicas.Fuente: elaboración propiaMujeres23%Hombres77%que compone el total de las personas beneficiarias dentrode esas cantidades es muy bajo (7% para ayudas superioresa 100.000 euros), aumentando significativamente cuandolos montos percibidos disminuyen (alcanzando el 33%para ayudas inferiores a los 1.000 euros) (v. gráfico 3).Otra de las conclusiones a las que se ha llegado es quelos requisitos de la PAC y su funcionamiento no se adaptana la realidad en la que viven las agricultoras, debidoa que están orientadas a estimular las grandes explotacionesagrarias en detrimento de las pequeñas explotacionesfamiliares. Las mujeres están mayoritariamente representadasen este último tipo de explotación, por lo que, o noacceden a estas ayudas o lo hacen percibiendo cuantíasmenores que los hombres, como ya se ha mencionado.Según el actual funcionamiento de concesión deayudas con cargo a la PAC, parte de las mismas estávinculada a la producción y parte a la superficie (o cabezade ganado) —dependiendo de si se encuentran acopladaso no— y, por tanto, aquellas explotaciones de mayordimensión económica tienen derecho a mayores ayudas.


Intervalo de monto recibido(euros)>100.00050.000-100.00020.000-50.00010.000-20.0005.000-10.0001.000-5.000


Carles Soler NovàsLa restauración colectivay los comedores escolares¿Sabéis lo que comen nuestras hijas e hijos en los comedores de la escuela? ¿Quién les hace lacomida? ¿Cómo y qué coméis los y las que estáis obligadas a usar los servicios de catering enlas empresas dónde trabajáis? Y en los hospitales ¿cómo y quién sirve la comida a los y las enfermas?O ¿quién decide qué se vende en las máquinas expendedoras de las salas de estar?Este tipo de servicios es lo que se denomina restauración colectiva o social que incluye los serviciosde catering, cocinas centrales o similares, pensadas para determinados colectivos diferenciados porsu carácter de ‘consumidor cautivo’ y por la uniformidad de los menús ofrecidos. Se considera clientelacautiva puesto que tienen pocas alternativas para elegir dado que su situación les obliga a comerregularmente en ese lugar. Estamos hablando de lugares como escuelas, comedores universitarios,centros de acción social, fábricas-empresas, ejército, residencias, hospitales-clínicas, prisiones.Es un tipo de servicio que, de manera progresiva, se ido introduciendo en nuestro modo de vida yque, sin darnos cuenta, ha modificado hábitos alimentarios, y donde, como veremos en este artículo,se favorece la concentración del poder (producción, distribución y proceso de alimentos), sepierde el poder de decisión de lo que comemos fuera de casa, se invisibiliza a las y los productoresde alimentos y nos aleja mucho de saber lo que comemos (origen y proceso de los alimentos).Acaparamiento del sector por parte delas grandes empresas de restauraciónTradicionalmente las empresas de restauración dedicadasa los sectores de colectividades eran mayoritariamentepequeñas empresas de tipo familiar,donde la producción y gestión eran caseras. Pero en losúltimos años han aparecido grandes empresas que estánganando espacio debido al cambio del modelo de la restauración,donde cada vez más se valoran criterios comola gestión profesionalizada, el poder de compra y garantizarun estándar de procesos. Se favorece una economíade escala dónde los supuestamente los costos disminuyencomo resultado del aumento del tamaño y eficiencia de laempresa, pero no tienen en cuenta, por ejemplo, las externalidadessociales y ambientales.En los últimos 10 años, y debido al aumento de lademanda en el ámbito educativo y socio-sanitario, este sectorha experimentado un fuerte crecimiento y, por tanto,supone un importante mercado de actividad económica yde negocio. Crecimiento que queda reflejado en los ingresosen el sector de la restauración colectiva facturados enel estado español, que pasó de 1.400 millones de euros enel año 2000 a 3.100 millones de euros en el año 2009.Se trata de un sector con fuerte expansión y en procesode transformación que se ha caracterizado por:••Tendencia a una mayor concentración de lacuota de mercado entre las grandes empresas. En elaño 2009 tan sólo 10 empresas tenían el 53,85% dela cuota de mercado. Pero lo preocupante es que las2 primeras empresas se llevan más del 21% del pastel.Se trata de 2 grandes multinacionales: —GrupoSERUNIÓN (filial española de ELIOR) que en elaño 2010 facturó un total de 336 millones de eurosy sirvió una media de 314.000 comidas diarias.—EUREST COLECTIVIDADES (filial españolade COMPASS) que en el año 2010 facturó un totalde 312 millones de euros y sirvió 32 millones decomida al año.••Introducir una cadena de suministro de productosy materias primas controlada por los intermediariosy mayoristas. En esta cadena de suministroresulta muy sintomático el hecho que no se contempleuna relación directa entre las y los productores ylos llamados operadores de restauración. Por tanto,es una estructura que favorece a los intermediariosy distribuidores en detrimento de acercar la relaciónentre la población productora y la consumidora.Así, con este tipo de distribución nos encontramosque son los grandes mayoristas quienes cortan elbacalao. Según datos del MARM (Marzo 2009) losmayoristas representan el 69,1% de la fuente decompra de suministros para la restauración colectiva-socialmientras que la compra tradicional estestimonial (2,8%).••Introducción de la innovación tecnológica,especialmente en las tareas de producción y conservaciónde alimentos. Nuevas tecnologías quehan permitido, por ejemplo, introducir productosalimentarios de 4ª y 5ª gama que son aquellos quecomo las ensaladas embolsadas, facilitan mucho lalogística del transporte de los alimentos así como dela manipulación de la comida.••La tendencia creciente de las grandes empresas aconvertirse en ‘Facility Services’, es decir, empresasque ofrecen un servicio integral donde, además dela restauración, se encargan del mantenimiento delos edificios, limpieza,…••Las grandes empresas (sean multinacionales oespañolas) basan su estrategia de crecimiento en laadquisición de nuevos contratos (diseño y construcciónde nuevas cocinas de centros hospitalarios, desuministros de menús escolares a gran escala,...)o en la compra o absorción de empresas pequeñaspero que están bien asentadas en una zonadeterminada.“Por tanto, es unaestructura que favorece a losintermediarios y distribuidoresen detrimento de acercar larelación entre la poblaciónproductora y la consumidora.”Ahora bien, en este proceso de concentración y acaparamientode la restauración colectiva, no sólo nos hemosde fijar con las grandes multinacionales. También nosencontramos con empresas españolas que acaparan unaimportante cuota de mercado: Grupo Arturo Cantoblanco,Mediterránea de Catering o Auzo Lagun —que formaparte del Grupo Mondragón—.*Invertir en comedoresActualmente, algunas de las pequeñas empresasde restauración están con muchos problemas definanciación para seguir operando y este escenarioes aprovechado por las grandes empresas enexpansión para nuevas operaciones de compra.En este escenario, como sucede en otros sectoreseconómicos, la presencia de firmas del capital de riesgo seha convertido en una pieza fundamental en el negocio dela restauración. Gran parte de las operaciones de comprarealizadas en este sector fueron protagonizadas por estetipo de entidades (búsqueda de nuevas oportunidades,compra o absorción de empresas, inversiones para laconstrucción de cocinas centrales,..) Así nos encontramosque, por ejemplo, Goldman & Sachs, es propietaria deuna de las grandes multinacionales de restauración yde facilities services (ISS Facility Services) que en elEstado español sirve 22 millones de comidas anuales.O que la empresa Mediterránea de Catering que, parapoder seguir con su estrategia de crecimiento —«paradar continuidad a la compañía» según palabras de sudirector general— ha dado entrada en su accionariadoa la firma de private equity Inversiones Ibersuizas.SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / EN PIE DE ESPIGAEN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 838 39El papel ambiguo y el doble discursode las Administraciones Públicas.Vamos a ver como las legislaciones, criterios y modelosde gestión de comedores escolares que promueven lasadministraciones no se favorecen la producción local y deproximidad. Es muy preocupante que, desde las propiasadministraciones públicas, se fomente este proceso de acaparamientoy de monopolio del sector de la restauracióncolectiva en pocas empresas.En los concursos públicos (trámite necesario para elsuministro de comida en un servicio público como comedoresescolares, hospitales...) a parte de valorar criteriosrazonables (cumplimiento de la normativa sanitaria,higiene de los alimentos y ofrecer un menú equilibrado)se debería de poner en cuestión que se prioricen criterioscomo capacidad de gestión, de disposición de cocinascentrales para suministrar a varios comedores, una mejoroferta económica y la presencia de un aval o garantía.Con estos criterios economicistas queda claro a qué tipoHablamos pues de un modelo de alimentación que nos alejade la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, dando muchas ventajas a losgrandes comerciantes y a la producción agroindustrial.


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / EN PIE DE ESPIGAEN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 840 41*Una esperanza.Iniciativas locales que defiende un modelo ecológico y de proximidadPero no queremos acabar con el sabor amargo de lo que está cocinando detrás de la restauracióncolectiva. Lo haremos dando importancia a las diferentes iniciativas locales que han surgido en todo elterritorio y que, a pesar de todas las trabas existentes, han tenido y están teniendo un impacto positivoen el desarrollo local y en ofrecer una alimentación a nuestras hijas e hijos en las escuelas.Existen experiencias de centros escolares que promueven un modelo de comedor educativo, saludable y respetuoso con elmedio: se cocinan productos frescos lo más cerca posible de donde se han cultivado y de donde se van a comer, priorizandoen muchas ocasiones los alimentos ecológicos. Las niñas y niños descubren el valor de una buena alimentación y el origende lo que comen. Se acostumbran a nuevos sabores y a informarse de qué se esconde detrás de cada bocado. El comedorde la escuela y de la guardería se convierte en un espacio de aprendizaje y es parte de una economía local y social.Son experiencias de resistencia donde la gestión se entiende sin necesidad de generar «ánimo delucro», que hemos de ser capaces de replicar en nuestros espacios. Y los comedores escolares sonuna oportunidad y espacios para resistir al modelo dominante de producción y consumo.de empresas se favorece. Difícilmente iniciativas locales,que no tienen objetivos de expansión y sólo quieren darservicios a pocos comedores, pueden acceder a este tipo deconcursos.Otro elemento regulador parte del precio máximodel menú diario que, para los comedores escolares, fija lapropia administración pública y que oscila entre los 6,5€ en Navarra y los 2,5 € en Canarias. El motivo de lasdisparidad del coste del menú entre diferentes comunidadeses debido a que algunas de ellas subvencionan el costereal del menú y a los gastos que se cubren en dicho precio(en algunas sólo se incluye sólo el coste de los alimentosmientras que en otras se incluyen todos los gastos relacionadoscon el comedor —alimentos, monitoras, mantenimiento...—).Pero en cualquier caso se trata de preciosmuy ajustados donde las grandes empresas, que trabajancon mayoristas, tienen mayor margen de negociación enlo que ellos consideran los costes variables (la compra dealimentos).También en el sector de comedores escolares podríamoscuestionar el doble discurso de las administracionespúblicas donde, por una parte promueve campañas dedesarrollo rural, alimentación saludable, ecológica y deproximidad pero, por otra parte, no están incorporandolos criterios de compra pública verde con lo que no sefomenta la producción y gestión ecológica en estos sectores(alimentos locales y ecológicos, reducción del uso dealimentos transformados, gestión de residuos...) ¿De quésirve hacer campañas de dietas saludables en las escuelascuando, por otra parte, no se promueve la producciónde proximidad pero sí que se aumenta la tendencia dela presencia de menús poco sostenibles (uso excesivo deenvasados, materias primas compradas en zonas muy alejadasy cultivados con modelos de producción intensiva yuso de agrotóxicos) y con demasiada presencia de comidaprecocinada?Respecto a la normativa que regula la gestión delos comedores escolares (competencia de las diferentescomunidades autonómicas) preocupa la tendencia de sólocontemplar la gestión a través de servicios de catering yde promover escuelas que no tengan cocinas. Con ello sepromueve la presencia de cocinas centrales que sirven adiferentes escuelas y se ponen muchas trabas a las iniciativaslocales donde la propia escuela y la comunidad escolarquieren gestionar la cocina y la alimentación de los niñosy niñas. Un ejemplo claro de ello es lo que sucede en elPaís Vasco: El Gobierno Vasco delega la gestión de loscomedores escolares a sólo 5 grandes empresas de restauraciónque reciben subvenciones para ofrecer un menúasequible a las familias y pone muchos impedimentospara que las propias escuelas (a iniciativa propia) hagan supropia cocina (no reciben subvenciones y reciben muchaspresiones para que acepten los servicios de catering). Yesta es la tendencia que, bajo la excusa de optimización degastos y mejora de la gestión, se está implementando en lamayoría de las administraciones.“En ocasiones la administración pide que laentidad que suministre las comidas puedasuministrar un mínimo de comidas pordía que excede con mucho el número decomensales en, por ejemplo, una escuela rural,eliminando así iniciativas pequeñas y localesde gestión de los comedores escolares”.“Goldman &Sachs, es propietariade una de las grandesmultinacionales derestauración y defacilities services (ISSFacility Services) que enel Estado español sirve22 millones de comidasanuales.”Pérdida de la cultura alimentaria y culinariadonde, cada vez más, tendemos a un consumocada vez más condicionado y uniformadoA todo esto no hemos de olvidar un aspecto importante.Estamos hablando de alimentos, de la alimentaciónde nuestras hijas e hijos y de una alimentación quedebería apoyarse en nuestros propios sectores campesinos.En el momento que la alimentación de las escuelas quedaen manos de las grandes empresas y de los distribuidoresse está perdiendo toda la cultura de producción y alimentarialocal. Mientras sigamos comiendo panga o guisantesParasabermáscongelados y precocinados en Centroamérica, estamosperdiendo de manera progresiva la diversidad alimentariay nos estamos olvidando de los olores y gustos de los guisoshecho con los productos de los campesinos y campesinasque compramos en los mercados locales.Carles Soler NovàsRevista Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, <strong>Biodiversidad</strong> y <strong>Culturas</strong>—Informe Soberanía <strong>Alimentaria</strong> en las mesas del colegio de Amigos de la Tierra y la revista«Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, <strong>Biodiversidad</strong> Y <strong>Culturas</strong>».—www.soberaniaalimentaria.info*


ATAQUES Y RESISTENCIAS / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 843*Ataques y resistenciasquiere vender la industria, y que loscultivos transgénicos en el mercado sebasan en unos conceptos científicos yasuperados y anticuados».TransgénicosEl tiempo confirma todos los temoresLos cultivos transgénicos se introdujeron en nuestra agricultura y alimentación hace ya másde 15 años, con la promesa de ayudar a solucionar muchos de los problemas de la agricultura.En aquel momento, grupos ecologistas y movimientos campesinos se opusieron deforma frontal. Se invocaba el principio de precaución, la incertidumbre que suponían liberara estos nuevos seres vivos al medio ambiente, sus potenciales impactos ambientales,sobre la salud, sobre el modelo agrario, el peligro de autorizar patentes sobre la vida…Quince años después, el tiempo ha confirmado todos los temores. A pesar de las dificultades pararealizar una investigación independiente, existen ya sobradas evidencias científicas como sobre elterreno de sus graves impactos sociales, ambientales y económicos; además de su incompatibilidadcon un modelo de agricultura social y sostenible en el marco de la Soberanía <strong>Alimentaria</strong>.El pasado mes de noviembre, tuvimos la oportunidad de compartir muchas de estas nuevas evidenciasen unas jornadas científicas internacionales organizadas por Amigos de la Tierra, la Confederaciónde Consumidores y Usuarios (CECU), COAG, Ecologistas en Acción, Greenpeace y <strong>Plataforma</strong> <strong>Rural</strong>.Algunas de las personas más relevantes y expertas de muchas disciplinas afectadas por los transgénicosse acercaron a Madrid para debatir sobre estos temas. Porque aunque el debate sobre lostransgénicos es un debate social, ya que la sociedad en su conjunto se ve implicada por su introducción,el componente científico es fundamental. Pero no un debate centrado sólo en la biotecnología.Para abordar el problema en su conjunto hay que hablar de ecología, de economía, agronomía,sociología, derecho.... Y por supuesto de los impactos en el campo y en el medio rural.Oponerse a los cultivostransgénicos no esoponerse a la cienciaEs común que cuando se defiendeuna postura contraria a laintroducción de transgénicos enla agricultura, se hagan acusacionesde posturas anticientíficas. ChristianVélot, profesor de genética molecularen la Universidad de París, planteabala falsedad de este argumento.«Oponerse a las semillas transgénicasno supone estar contra otros avancescientíficos, como las medicinasproducidas a partir de transgénicos enel laboratorio (insulina para diabéticos)o a la investigación básica enambientes cerrados. No es lo mismola investigación médica en ambientescerrados para investigar el funcionamientode tejidos y células, queliberar nuevos seres vivos al medioambiente. Una vez liberados los organismosmodificados genéticamente almedio ambiente, se presentan riesgosambientales, socioeconómicos ysanitarios situados en un plano deltodo diferente a la aplicación de estastecnologías en laboratorio. Son dosmundos».La biotecnología generamucha incertidumbreMientras que la doctrina oficialnos dice que los transgénicos son losalimentos más evaluados y segurosde la historia, Christian Vélot nosreconocía que aunque las empresasDavid Sánchezhablan de una «precisión quirúrgica,si los cirujanos manejasen lo quirúrgicocomo los biólogos molecularesmanejamos las técnicas de ingenieríagenética, yo no aconsejaría a nadieque entrase en el quirófano jamás».Michael Antoniou, del Departamentode Genética Molecular y Médica dela Facultad de Medicina del King’sde Londres —que también trabajacon ingeniería genética en ambientesconfinados— nos planteaba la imprudenciade confiar en los resultados deuna ciencia sesgada y orientada porlos intereses de las multinacionalescomo Monsanto. «Los nuevos descubrimientossobre genética revelanque el funcionamiento a este nivel esmucho más complejo de lo que nosImpactos ambientalesdemostrados y noadecuadamente evaluadosDurante los últimos años hemosconocido muchos de los impactosambientales de los transgénicos.Mientras países como Alemania hanprohibido su cultivo, entre otros motivospor sus impactos sobre la biodiversidad,la fauna del suelo o los ríoso porque aparecen cada vez más plantasresistentes al herbicida glifosato; oincluso EEUU reconoce la generaciónde resistencias en los insectos quealgunos maíces transgénicos quierencombatir; en países como España nose le está dando seguimiento a estetipo de impactos.Sin embargo, investigadores comoMª Carmen Jaizme, Coordinadorade Programas de Investigación yDirectora del Departamento deProtección Vegetal del InstitutoCanario de Investigaciones Agrarias(ICIA), corroboraba los impactos delos cultivos transgénicos sobre la fertilidadde los suelos, al interferir conlos microorganismos y hongos queviven en ellos.Angelika Hilbeck, investigadorasuiza del Instituto Federal Suizo deTecnología planteaba las carenciasde la evaluación ambiental que delos transgénicos se hace en Europa.«Según como formulamos los problemas,en muchos casos, llegaremos aconclusiones diferentes. Si de entradase excluyen de la investigación ciertaclase de posibles efectos adversos,evidentemente no se encontraran evidenciasde los mismos. Por ejemplo,si no se consideran los efectos sobrela biodiversidad de los herbicidas deamplio espectro, como el glifosatoasociado a la agricultura transgénica;o los efectos crónicos, subletales oindirectos de la proteína insecticidaBt que expresan muchas variedadesde plantas transgénicas, no tendremosrespuesta a estas preocupaciones. Laactual evaluación de riesgos realizadapor las autoridades y promovida porlas empresas cubre un margen muyestrecho».Y más teniendo en cuenta loque nos enfatizaba Antonio GómezSal, Catedrático de Ecología de laUniversidad de Alcalá de Henares:«los graves impactos que los cultivostransgénicos pueden suponer pérdidade biodiversidad y, en definitiva,de estructura y complejidad en losagrosistemas».Impactos sociales yeconómicos ignoradosRosa Binimelis, investigadora delCentre de Recerca en Economia iDesenvolupament Agroalimentari(CREDA) de la UniversidadPolitécnica de Cataluña mostrabacómo los impactos socioeconómicosde los transgénicos, que en el EstadoEspañol son enormes, no son tenidosen cuenta en la evaluación de losmismos. Sólo en un país, Noruega, seconsideran aspectos como la sostenibilidad,el interés público y la ética,tanto en los países productores comolos importadores. Y evidentemente,Noruega no ha autorizado ningúncultivo transgénico.Denunciaba Rosa lo que denominabala «presión modernizadora»:Según un técnico de una cooperativaagraria entrevistado para sus investigaciones«Pioneer es quien más vendeahora, porque el gen de Syngentaes viejo y la gente siempre quiere loúltimo en tecnología». Y en este sentidoJulio César Tello, Catedrático deProducción Vegetal de la Universidadde Almería, nos instaba a distinguirentre modas comerciales y auténticoprogreso, y marcaba la importanciade la sostenibilidad y el principio deprecaución como marco ético dentrodel cual movernos. Es el marco éticoel que debe encauzar el progreso.Desde el punto de vista de unproductor ecológico, Antonio Ruiz,ex presidente del Comité Aragonés deAgricultura Ecológica, nos recordaba


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / ATAQUES Y RESISTENCIASATAQUES Y RESISTENCIAS / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 844 45los numerosos casos de contaminacióngenética que han sufrido losagricultores aragoneses y catalanesque apostaron por el maíz ecológico,con sus consecuentes pérdidas. Unaalternativa que es rentable, ambientaly socialmente, es marginada y maltratadapor las autoridades públicasen favor de los intereses de unasmultinacionales.Y desde un punto de vista de lacadena alimentaria en su conjunto,Julien Milanesi, economista e investigadorasociado a la Universidad dePau, Francia, nos explicaba que «elincremento de costes que suponía elcultivo de transgénicos en Francia—cuando estaba permitido— recaíadirectamente sobre aquellos productoresy productoras, procesadores oempresas que querían ofrecer alimentoslibres de transgénicos».Indefensión jurídicaHay una materia a menudo olvidadaen el análisis de la situación delos transgénicos, y este es el análisisjurídico. Ana Carretero, profesorade Derecho Civil y Vicedecana dela Facultad de Ciencias Jurídicas ySociales de la Universidad de Castilla- La Mancha, nos recordaba «la increíblee intolerable indefensión jurídicaque sufren en el Estado Español tantoagricultores y agricultoras como laspersonas consumidoras frente a laimposición de los transgénicos». Yanimaba a utilizar las herramientas delas que aún disponemos en la legislaciónpara hacer frente al poder deestas multinacionales.Daños sobre la saludUna de las grandes incertidumbresde los cultivos y alimentos transgénicosson los potenciales riesgos para lasalud. Siempre han faltado estudiosindependientes, estudios a largo plazo.Ha sido una de las áreas mantenidasmás oscuras por multinacionales ygobiernos. Se sospechó de posiblesgeneraciones de alergias, de toxicidad“No es lo mismo lainvestigación médica en ambientescerrados para investigar elfuncionamiento de tejidos y células,que liberar nuevos seres vivos al medioambiente.”a largo plazo... Pero las investigacionesde personas como Gilles EricSerallini, Catedrático de BiologíaMolecular de la Universidad de Caenhan encontrado efectos inesperadossignificativos en los experimentoshechos por la propia Monsanto. Losanimales con los que se experimentóreflejaron toxicidad renal y hepática,entre otros efectos. «Con pruebasnutricionales en animales, no hay cultivostransgénicos rentables. Sólo loson si no se le piden estas pruebas…que sin embargo serían esencialespara poder hablar de seguridad sanitaria.Sólo se comercializan transgénicosporque la evaluación científica esdeficiente» concluía Serallini.Y acusaba a la Agencia Europeade Seguridad <strong>Alimentaria</strong> (EFSA) deser, más que una autoridad científica,un lobby. Y no es de extrañar despuésde todos los casos de conflicto deintereses y paso constante desde estaagencia que evalúa los transgénicos ala industria.Una ciencia más democráticay socialmente comprometidaUno de los aspectos fundamentalesde todas las jornadas fue la patentenecesidad de una ciencia más democrática,y de una mayor implicaciónsocial de científicos y tecnólogos.Cuando hablamos de alianzas en lalucha contra los transgénicos y enla construcción del movimiento porla Soberanía <strong>Alimentaria</strong>, la parteacadémica es fundamental. La RedEuropea por una Ciencia Socialy Ambientalmente Responsable(ENSSER en sus siglas en inglés), ala que pertenecen muchos de los participantesde las jornadas, es un buenejemplo.La necesidad de uncambio de modeloPara cerrar las jornadas, se insistíaen la necesidad de apostar poruna mayor conciencia ecológica yun modelo de agricultura respetuosocon el medio, alejado del modelo deagricultura industrial que representanlos cultivos transgénicos.Un modelo que pasa por la agriculturacampesina. O como nos recordabaJeromo Aguado, campesino,«queremos seguir siendo campesinosy campesinas, no queremos ser dependientes,queremos ser autónomos,queremos producir alimentos sanos,para las personas, y no para los mercados.Queremos producir nuestrassemillas, que siempre han sido muyproductivas, no productivistas. Y queremosvivir en los pueblos. Viviendoen los pueblos es la única forma demantener nuestras culturas».David SánchezAmigos de la Tierra*Dídac Sanchez-Costa i LarraburuMonedas localesy ecológicas parala soberanía monetariaHistóricamente los movimientos progresistas y ecologistas han dejado bastante de ladoel estudio y la redefinición de lo que es el dinero. Se entendía que éste formaba parte de unámbito alejado de las inquietudes sociales y humanistas; un terreno innecesario para construirutopías y mundos mejores, en los que probablemente el dinero no existiría.Esto ha dejado prácticamente intocado y en manos de las fuerzas conservadoras la comprensiónde esta partícula fundamental con la que organizamos nuestras sociedades. Ha impedido, más alláde unos pocos experimentos puntuales, desarrollar propuestas sólidas que puedan constituir alternativasviables a la moneda eco-ilógica y antisocial. Desde la contracultura ecologista y la economíaalternativa se han abordado muchos terrenos como las finanzas éticas, el comercio justo, laagroecología o las cooperativas de consumo, pero la mayoría funcionan íntegramente con monedaoficial, ya que no se percibe una diferencia real entre ésta y otros sistemas monetarios alternativos.Sin embargo recientemente han surgido en todo el mundo nuevas monedas emitidas aescala local por las comunidades, con un fuerte carácter solidario y cooperativo, y han mostradoque de este modo se consiguen generar muchos efectos positivos, algunos de los cualesestán directamente vinculados con la soberanía alimentaria. Las «monedas sociales»,también llamadas «locales», «complementarias» o «alternativas» han cobrado fuerza e interésen los últimos años, especialmente tras el inicio de la crisis, y están construyendo propuestasreplicables de distribución alimentaria bioregional de carácter solidario y ecológico.¿Qué es una moneda?La venta de dinero que hoy hacen los grandes bancos agobiernos y ciudadanía, es como si unas pocas empresasnos vendieran los centímetros con los que medirlas distancias. Una herramienta de medida para facilitarlos intercambios, que existe desde hace milenios, se haconvertido desde hace pocos siglos en una nueva mercancía,que puede ser comprada y vendida, lo que supone ungran negocio y a la vez el fin de aquello por lo que fuecreado inicialmente el dinero. Quienes detentan el controlde la creación de dinero tienen un poder, como reconocióun Rotschild en 1880, muy superior al del mayor Imperio.Este dinero se vende con intereses, lo que en realidades un modo encubierto de opresión de las élites sobre elresto de la sociedad, pues siempre los más ricos tendránen los bancos, dinero para prestar, y siempre las gentesmás pobres deberemos pagar por acceder a él. Por tanto,si no ejercemos un control democrático y social de estaherramienta tan fundamental en nuestras sociedades, éstastendrán una dudosa calidad democrática, y se ejercerá una


SABC / ENERO 2012 / NÚM. 8 / ATAQUES Y RESISTENCIASATAQUES Y RESISTENCIAS / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 846 47opresión y una forma de neo-esclavismo sutil y casi invisiblesobre las mayorías sociales. Y eso es lo que vemos hoycon nitidez en todo el planeta. La actual crisis y su resolucióndemuestran que, efectivamente, unas pocas corporacionesy firmas financieras disponen de un control sobrenuestras sociedades y gobiernos prácticamente ilimitado.La ignorancia acerca de algo tan central y de usocotidiano como es el dinero, que no sólo nos ocurre a losciudadanía de a pie sino también a muchas y muchoseconomistas, se debe en buena medida al hecho de que lasmismas fundaciones y centros de investigación que apoyandeterminados estudios en fertilizantes, semillas transgénicaso usos del petróleo, pero bloquean otras investigacionesen energías renovables, también se han ocupadode que los centros de estudio de economía desconozcan lanaturaleza del dinero. Y que autores como Silvio Gessel,de quien Keynes dijo que la humanidad aprendería másque de Marx, y que se dedicó a esto, con su obra centralcuyo título es El orden económico natural sean completosdesconocidos en las facultades de economía.Gessel ya apuntaba hacia 1920 que el dinero conintereses positivos que hoy conocemos, es anti natural,ya que se distingue de todo lo demás en la Tierra, queo bien pierde valor con el tiempo o bien su almacenamientoimplica un coste. Apuntó que, de seguir igual, todanuestra economía acabaría siendo financiera, y no real,como ocurre hoy. En lugar de eso, para lograr tener unaeconomía sana y por tanto con un dinero que circularacon más velocidad Gessel propuso los intereses invertidoso la moneda oxidable, que en lugar de ganar valor con eltiempo, lo perdía. Muchas monedas sociales siguen hoyese principio, y ya en los años 20 un pequeño pueblo deAustria lo hizo, con tanto éxito y generación de empleo yriqueza local, que el Banco Central de Austria, temerosode que la experiencia se replicara y acabara con el grannegocio de la banca, forzó la prohibición del experimento.¿Es necesaria una nueva moneda?Así como las patentes determinan las diferencias entrelas semillas circulando libremente o no entre el campesinado,en el campo monetario la principal diferencia entrelas monedas corporativas que hoy usamos y las monedassociales es que éstas no disponen de intereses; además seemiten desde la comunidad local, en cada nuevo intercambio,son tan abundantes como riqueza real hay en cadacomunidad, y son una forma de medir la economía, no unbien en sí mismo con el que se pueda comerciar.En lugar de seguir comprando a un lobby cartelísticode bancos privados los centímetros con los que medimosnuestra economía, los construimos nosotras y nosotrosmismos en la región, para tener de este modo soberaníamonetaria con la que acceder a la soberanía económica: losmedios con los que se distribuye la riqueza y la producciónlocal entre las y los habitantes locales.Refuerzo de la soberanía alimentariaSi todo ello es cierto a un nivel social amplio, lo es aúnmás en un nivel más próximo y vinculado a la agriculturay la distribución alimentaria. Las experiencias delas monedas sociales han mostrado que logran en muypoco tiempo generar efectos muy positivos, muchos delos cuales están directamente vinculados a la soberaníaalimentaria. Permiten relocalizar la economía, protegera las pequeñas explotaciones ecológicas y familiares, elcomercio local de proximidad, evitar los alimentos quilométricosy construir una barrera sólida, pero a la vez pacíficay sencilla ante las grandes corporaciones. Ayudan tambiéna generar lazos económicos y de confianza estables queregeneran los tejidos sociales. Son modelos por tanto, desoberanía económica, comercial y monetaria.Estas experiencias se desarrollan en un determinadopueblo o región, con modelos locales propios, que puedenser replicados en otras regiones de manera parecida, perocon diferencias en función de la idiosincrasia local de cadalugar. Así es como crecen, replicándose. Algunas de ellas,todavía con la incertidumbre que caracteriza las actividadesdel tercer sector y la economía social, donde muchastareas son de carácter voluntario, ya se han consolidadocomo modelos viables de reorganización de los procesoseconómicos y sociales. Casi siempre trabajan sin ningúnapoyo de las administraciones públicas, generando plataformasciudadanas más sostenibles, ecológicas, socialmentejustas y más alegres, construyendo nuevos espaciosde socialización y recuperación de los tejidos sociales queni el mercado ni las administraciones públicas han logradoarticular.Ayudan a crear, junto con otras propuestas de soberaníaeconómica como las cooperativas de consumo o lasAMAP’s 1 , un mejor encaje sistémico entre los métodos decultivo y los métodos de distribución ecológicos, convirtiéndoseen nuevos mecanismos, que en lugar de ser decarácter industrial, son también ecológicos, de principio afin del ciclo del producto. Es también una forma de revitalizary redescubrir las riquezas de las comunidades locales,reduciendo el consumo de alimentos agroindustriales y1. Association pour le Mantien de l’Agriculture Paysanne (Teikei en elJapón o CSA (Community Supported Agriculture) en los EE.UU). Enellos, los consumidores toman un rol mucho más activo y solidariocon el productor, con visitas y trabajo en las granjas y un pago poravanzado de la cosecha. La nítida frontera entre productores y consumidoresse desdibuja, ya que éste se convierte en una especie deaccionista de la granja, pudiendo tomar decisiones acerca del tipo decultivo, productos, calidad o formas de pago.redibujan el escenario de la distribución agroalimentariadesde nuevos modelos más ciudadanos y ecologistas dedistribución.Se configuran como una posible alternativa a la crisisestructural del campesinado en el campo, a la ausencia desoberanía alimentaria o en la preservación de variedades yusos bioregionales. Consiguen cerrar el ciclo de la opciónecológica, al pasar de la reivindicación a la acción comunitariay autogestionada, volviendo a lo local, a la escalahumana.Ejemplos en el mundoEncontramos en el mundo muchos tipos distintos demonedas; los LETS (Local Exchange Trade Systems), lasIthaca Hours en el estado de Nueva York; las monedasen formato papel en Sur América; los SEL (Systèmesd’Échanges Locales) en Francia; las Regio en Alemania olas monedas de las Transition Towns.En Cataluña vemos un modelo muy interesante quecombina lo que vendría ser una red de intercambio conuna cooperativa de consumo. Las ECO REDES. Estaunión hace que sea un modelo muy completo, que lograresolver una necesidad a menudo no cubierta en las redes,como es la existencia de productos básicos de alimentación,y ofrece a la vez a las y los campesinos locales laposibilidad de contar con nuevos mercados locales y socialesen los que puede ganar no solo moneda social, sinotambién los euros que necesita para su explotación.Las Eco Redes son modelos de economía solidaria,cooperativa y ecológica bioregional, que a la vez que seorganizan de modo autónomo en cada región, mantienenlazos permanentes y relaciones sociales y económicascon las demás redes, en una especie de confederación deeconomías regionales basadas en la democracia directa oasamblearia.Las Eco Redes consisten, en síntesis, en un nuevomodelo que lleva a cabo la unión de una red de intercambiocon moneda social con una cooperativa de consumo.Todos y todas comenzamos con 0 ecos, y cualquier usuariopuede ganar moneda social al ofrecer cualquier bien o servicioa otro usuario de la red. También se pueden comprarecos a cambio de euros 1 a 1. Esto lo hacen sobretodo las ylos consumidores de la red o visitantes en las ferias (familiase individuos que no quieren participar activamentecomo usuarios, sino que desean tan sólo consumir algúnproducto o servicio ofrecido por algún usuario). Al hacereste cambio de moneda ingresan en la red euros que sedestinarán, como si se tratara de una cooperativa de consumo,a la compra de productos básicos de alimentacióna productores cercanos que aceptan un 10 o un 20% enmoneda social. Estos productos se traen a la siguiente feriade trueque, o bien, si se dispone de un local permanente,¿Soberanía alimentaria en euros?Del mismo modo que no podemos tener soberaníaalimentaria cuando unas pocas empresas dominan de formaoligopólica el mercado alimentario, tampoco podemos tenercompleta soberanía como ciudadanos cuando unas pocasempresas, en este caso grandes bancos privados (algunosdisfrazados de públicos bajo las siglas de centrales oreserva federal) son los únicos que nos emiten las unidadescon las que medimos nuestras actividades económicas.se dejan allí en lo que en Cataluña se llaman Centralesde Compras Colectivas o Eco Tiendas donde se distribuyeníntegramente en moneda social.El principio de transiciónHa sido fundamental entender el principio de transición,del mundo en el que hoy vivimos hacia la utopía ala que queremos ir. Si las redes exigieran una aceptacióndel 100% en moneda social a las y los productores, éstosacabarían teniendo demasiada, lo que sería un problemay podría comprometer su economía, cuando lo que sepretende es ayudar. En cambio los porcentajes gradualesde aceptación permiten que todos ganen. El campesinadologra ingresar euros para mantener su granja, logra establecerun vinculo seguro y permanente con un mercadopróximo y amigo, logra algunos ecos o moneda social conlos que abastecerse de algún servicio o producto de la redque le puede servir en su granja o en los gastos corrientesde su familia (una clase de idiomas para su hijo, p.ej.). Y lared logra disponer de productos básicos que hacen de estesistema, ya no solo una experiencia simbólica y festiva deencuentro vecinal sino el inicio de una alternativa completaal capitalismo industrial.Vemos, pues, que las monedas sociales y ecológicas noson el único medio ni el más importante, pero sí pareceque sin ellas será difícil lograr un cambio real.Dídac Sanchez-Costa i LarraburuSociólogo, escritor y activistaMiembro de las Ecoredes, la Cooperativa Integral Catalana,el movimiento 15-M y la Colonia Colectivizada de Ca la Fou.www.ecoseny.net, www.ecoxarxes.catwww.cooperativaintegral.catwww.ecolonia.cooperativaintegral.catcooperativa.ecoxarxes.catFacebook: Didac S.-Costa, Xarxa Ecosenydidacscosta@gmail.com*


DE UN VISTAZO Y MUCHAS ARISTAS / SABC / ENERO 2012 / NÚM. 849Gloria MartínezLa urgencia climáticade un nuevo sistemaagroalimentarioEn Durban, Sudáfrica, ha tenido lugar una nueva cumbre del Clima lo quenos lleva a revisar ‘de un vistazo y muchas aristas’ las relaciones que seestán estableciendo entre las emisiones de CO2 y la agricultura.La agricultura industrialy sus emisiones de CO2«El sistema agroalimentarioglobal actual, impulsado poruna poderosa industria alimentariatransnacional, es responsablede cerca de la mitad de todas lasemisiones de gases con efecto invernaderoproducidas por humanos: unacifra entre un mínimo de 44 y unmáximo de 57%. La mayoría de losestudios sitúan la contribución de lasemisiones agrícolas —las emisionesproducidas en los campos de cultivo—en algún punto entre el 11y el 15 % de las emisiones globales.Sin embargo, lo que no es comúnque se diga es que la mayor parte deestas emisiones son generadas por lasprácticas de cultivo industrial que sebasan en fertilizantes químicos (connitrógeno), maquinaria pesada quefunciona con gasolina, y en operacionesindustriales de crianza animalaltamente concentradas que bombeana la atmósfera deshechos demetano. (...) Tampoco es frecuenteque las cifras de la contribución dela agricultura tomen en cuenta loscambios en el uso del suelo y ladeforestación, que son responsablesde una quinta parte de las emisionesde gases con efecto invernadero.Unas 15-18% de las emisiones globalesde gases con efecto invernaderoson producidas por el cambio enel uso del suelo y la deforestaciónocasionada por la agricultura». 1Añadamos a esto un 15-20% de lasemisiones globales producido porel transporte, procesamiento, empacadoy venta de los alimentos, y un2-4% de los emisiones emitidos porla putrefacción de los alimentos quetiramos, y llegamos a la conclusiónque el sistema alimentario global esreponsable de la mitad de las gasescausantes la crisis climática.Agricultura campesina,una propuesta de enfriarel planeta mejorandoorgánicamente el suelo«Un amplio rango de informescientíficos indican que los suelos1. GRAIN 29/09/2011 http://www.grain.org/e/4364cultivados han perdido entre 30 y75% de su materia orgánica duranteel siglo 20, mientras que los suelosque sustentan pastizales y praderashan perdido típicamente hasta el50%. Es indudable que estas pérdidashan provocado un serio deterioro dela fertilidad y productividad de lossuelos, y han contribuido a empeorarlas sequías y las inundaciones. (...)Hay buenas noticias escondidas enestas devastadoras cifras. El CO 2 quefue enviado a la atmósfera al maltratary desgastar los suelos del mundopuede volverse a poner en el suelo. Loque se requiere es un cambio en lasprácticas agrícolas. Debemos alejarnosde prácticas que destruyen la materiaorgánica y acercarnos a las prácticasque acumulan materia orgánica en elsuelo.» 1«Para tener una agricultura sostenibley que pueda sobrevivir a lostiempos que vendrán, es fundamentalque haya gente en el medio rural. Lospaíses occidentales tienen un modelode agricultura industrial que expulsaa la gente del campo. Es un modelomuy intensivo en capital, pero no en* De un vistazo y muchas aristas mano de obra, ni en los conocimientosde la gente.» 2«El nuevo escenario requeriría uncambio radical de enfoque, apartándonosdel actual modelo de agriculturaindustrial. Tendría que ponerseénfasis en el uso de técnicas talescomo los sistemas de diversificaciónde cultivos, mejor integración entrela producción de cultivos y la producciónanimal, mayor incorporaciónde árboles y de vegetación silvestre,y más. Tal incremento en diversidadpodría, entonces, incrementar la producciónpotencial, y la incorporaciónde materia orgánica mejoraría progresivamentela fertilidad de los suelos,creando círculos virtuosos de mayorproductividad y mayor disponibilidadde materia orgánica. La capacidad delsuelo para retener agua aumentaría,lo que significa que la lluvia excesivaconduciría a menores y menos intensasinundaciones y sequías. La erosióndel suelo sería cada vez menos unproblema. La acidez y la alcalinidaddel suelo se reducirían, reduciendoo eliminando la toxicidad que se havuelto un problema importante enlos suelos tropicales y áridos. Además,una mayor actividad biológica delsuelo protegería las plantas contralas plagas y las enfermedades. Cadauno de estos efectos implica mayorproductividad y como tal más materiaorgánica disponible en los suelos, loque haría posible, conforme pasaranlos años, objetivos más altos encuanto a una incorporación de materiaorgánica al suelo. En el proceso, seproduciría más comida.Para lograrlo, es necesario trabajara partir de las habilidades y laexperiencia acumulada del campesinadoa pequeña escala del mundo, enlugar de socavar su vida, acaparar sus2. Marta Rivera, SINC 19/12/2011(http://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Lospaises-occidentales-tienen-un-modelode-agricultura-que-expulsa-a-la-gente-delcampo).Fuente: www.grain.org/e/4364tierras y expulsarlos de sus territorios,como ahora se hace.» 3«La producción agroecológica nose basa en recetas, como se basa laagricultura convencional (la revoluciónverde está basada en productosquímicos). Entre los principios de laagroecología está el reciclar nutrientes,evitar su pérdida que se aplicaráde manera distinta y dicho procesodebe ser liderado por la misma familiacampesina dependiendo de losprincipios y su realidad.» 4Los peligros de losacuerdos climáticos basadosen recetas de mercado«El Banco Mundial y laOrganización de las Naciones Unidaspara la Agricultura y la Alimentacióny otras organizaciones están a favorde lo que ellos llaman la agricultura“del clima inteligente” que se definecomo las formas de agricultura queson sostenibles, aumentan la productividady resistencia a los cambios3. GRAIN 29/09/2011 http: //www.grain.org/e/43644. Vía Campesina, 03/08/2011 (http: //viacampesina.org/sp/index.php?option=com_content&view=article&id=1249:-la-agroecologia-practica-de-conocimientos-ancestrales&catid=17:agricultura-campesina-sostenible&Itemid=42)GráficoLos alimentos y el cambio climáticoOtras emisiones no relacionadas con lacomida: 43-56%Producción agrícola: 11-15%Cambio en el uso del suelo ydeforestación: 15-18%Procesamiento, transporte, empacado yventa al menudeo: 15-20%Desperdicios: 2-4%de clima, mientras que reduceny/o eliminan los gases de efectoinvernadero.La sociedad civil ha advertidosobre el peligro de convertir la producciónde alimentos de África lastierras en las “granjas de carbono”para que los países ricos pueden evitarhacer recortes en sus emisiones decarbono.El Norte aún no ha hecho lareducción de emisiones necesaria, poreso quiere los nuevos mercados decarbón, para reducir sus emisiones»,dijo Helena Paul, de EcoNexus, unaONG ambientalista.«Hay un gran peligro para laagricultura aquí, con un potencial realpara más apropiación de tierras y laexpansión de los monocultivos paracosechar créditos» —dijo Paul.«Los gobiernos africanos ven los144 millones de dólares en el mercadode carbono europeo y creo queesto sería una gran fuente de financiacióndijo Teresa Anderson, de laFundación Gaia. Pero en realidadmuy poco de este dinero, muchomenos del uno por ciento, terminó enproyectos reales.El primer proyecto para vendercréditos de carbono del sueloen África está en marcha en Kenia.Financiado por el Banco Mundial,unos 15.000 agricultores y 800

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