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Scherzo. Núm. 95

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Sevilla/ValenciaUN SIEGFRIED MAS QUE DIGNOValencia. l'alau du la Música. 6-V-<strong>95</strong>. Vi'agner: Swfd'ned (ópera en concierto). Siuj>fri(.'dJeruf>ak'ni frii i d). ^ahine Hass (Bríinnhíkle), Jame.s Morris (Viandante-Woian), Franz-Joscf Kapdlmann (Alherich). Helmut Pampuih (Mime). Birsitta Svendcn (Erda). M' JoséRiñon (I'ájaro del tasque). Slefano Palatchi (Fafner). Orquesta de Valencia. Director: ManuelGalduf.La tremenda dificultad deasistir a un Siegfried estéticamenteínlt_*jirt) enuna dudad sin temporadaestable de óperaquedó de manifiesto enla nu-representación que reseñamos.El primer escollo,evidente, nace de la propiafórmula de "ópera en concierto-,que nos hurta algotan fundamental en Warnercomo es la escena. Peroademás, a esta circunstancia,que en mayor o menorgrado es generalizarle atoda no-representación, enel Wagner del Anulo se unesu especial concepción del Sabine Hass y Siegfried Jerusalemequilibrio sonoro cantantesorquestacon base en disposicionesfísicas. Así, en Bayreuth, en el teatro orquesta se sitúa en un profundo fosodiseñado por el arquitecto y amigo debajo del escenario, fuera de la vistadel músico Semper y que, según del espectador. Así el, a veces, tremendovolumen sonoro de la vastadeseo de aquél, era el único en elque debería representarse el Anillo, la orquesta queda tamizado por la propiaconfiguración arquitectónica delTURINA NO HABLA INGLESSevilla. Teatro Maestranza. 2-V-19<strong>95</strong>. Academy of St. Martin in the Fields. Director:Kenneth Sillito. Obras de Mozart, Battók, Turina y Chaikovski.Confundieron a Turina con VaughanWilliams y a Chaikovski conElgar los muy buenos instrumenti.siasde la Academy of St. Martinin the Fields en el estandarizado yaséptico concierto que ofrecieron eldía 2 en el Teatro Maestranza de Sevillabajo la concertación (que no dirección)del veterano violinista KennethSillito. Cada música, cada compositorrequiere su propio idioma.Los curtidos profesores de la Academyse empeñaron en contar -muybien, eso sí- a Mozart, Bartók, Turinay Chaikovski en inglés. Fue un pocoaburrido, claro.Desde la espléndida aunque pocoexultante lectura del radiante Divertimentopara cuerda en do mayor, KV1J6 hasta la nada idiomática e inclusodesganada interpretación de la Serenatapara cuerda de Chaikovskicon la que cerraron el programa, loscelebrados músicos londinenses adolecieronde la autoridad de una batutaque imprimiera carácter y forma,que llenara de contenidos el neutrosonido y los escrupulosamente trazadosdiseños fraseológicos; de un maestroque, en definitiva, personalizaray adjetivara con nombre y apellidosestas páginas escuchadas en Sevillatan cortas de impulso, tan desnudasde señas de identidad.La ahora britanizada y en otrasocasiones fabulosa y turinesca Oraciónde! torero sonó con la misma incólumeperfección que la Serenata deChaikovski -su delicioso vals se antojóuna especie de Morris Dance-, Fueen el impecablemente interpretadoDiwrtimento bartókiano que clausuróla primera parte del programa dondese produjeron los mejores momentosde tan despersonalizado concieno.Tres propinas -Mozart, Bartók, Bachcoronaroncon éxito la monocordetarde.Justo Romeroedificio. Esta circunstancia nos adviertedel mortal peligro que corren loscantantes cuando han de competircon la orquesta en el mismo planosonoro. Sólo una dirección atenta a laregulación de la masa sonoraorquestal puede salvar el escolloy aquí, orquesta y director,no acertaron a salvarlo.La orquesta, sobre todo en elprimer acto -que. justo es reconocerlo,es el más áridoestuvofalta de matices y. lasmás de las veces, sonó en demasía,con un monótonomezzo-forte sin tensión ni intención.La cuestión mejoróen el Segundo Acto, funcionandomuy bien en la PrimeraEscena del Tercero, dominada,por última vez en elAnillo, por los dioses -Wotany Erda- y los solemnes temasmíticos. La apreciable mejoríade las prestaciones orquestalesen el desarrollo de la obra-aunque acompañada por el agrio estruendode trombones y pifias detrompas- frente al agarrotamiento inicialpuede nacer tanto de la inexperienciade la formación valenciana enesta ópera y el escasísimo tiempo conque contó el director titular, ManuelGalduf. al tener que sustituir, por indisposición,a Heinrich Hollreiser, inicialdirector. Pero, afortunadamente,la ópera en concierto también tienevirtudes, no siendo la menor el podercontar con un elenco de cantantesapabullante. Siegfried Jerusalem yano es -tal vez nunca lo fue- el imposibletenor heroico que Wagner pergeñó,pero es un inmenso músicocapaz de matizar el canto hasta loinaudito y de llegar entero a la comprometidísimaúltima escena, cuandoel joven bravucón descubre, a la vez,el miedo y el amor en la persona deBrünnhilde. Esta -Safoine Hass- iniciósu despertar con un feo víbralo quepronto controló, expandiendo su potentevoz en agudos perfectos. JamesMorris estuvo magnífico, en sapiencia,fraseo y facultades. Es un granWotan. Pampuch no fue lo suficientementeviscoso, quedando ti irritantepersonaje un tanto plano, sobre todoen el Primer Acto. Kapellmann compusoun Alberico convincente y Erdase mostró lo suficientemente oscura ydubitativa. El resto del elenco cumplióbrillantemente en sus breves papeles.En definitiva, un Siegfried encomiable.AMPARO RUIZfosé Simó

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