12.07.2015 Views

VIII. El Tradicionalismo Científico y la Segunda Escuela Franciscana

VIII. El Tradicionalismo Científico y la Segunda Escuela Franciscana

VIII. El Tradicionalismo Científico y la Segunda Escuela Franciscana

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

11tantas veces como una síntesis del aristotelismo con el p<strong>la</strong>tonismoagustiniano, tiene que ser aceptado como un momento creador yoriginario en que aparecen algunas radicales novedades.La metafísica y <strong>la</strong> univocidad del enteLa calificación de <strong>la</strong> teología reve<strong>la</strong>da como ciencia práctica(cf. Ordinatio, prol. p. 3, q. 1-3, 204) dista tanto de ser el abandono oel desprecio de su carácter científico y demostrativo, que por elcontrario los caracteres centrales de <strong>la</strong> metafísica de Duns Escoto,que por lo dicho se comprende ya que es, por encima de todo y con<strong>la</strong> intención más unitaria, obra de teólogo, responden al intento deexplicar <strong>la</strong> posibilidad de un saber racional y demostrativo en elp<strong>la</strong>no de <strong>la</strong> teología sobrenatural.Ésta se mueve en <strong>la</strong> formalidad del conocimiento de Dios encuanto tal, es decir, desde el concepto mismo de <strong>la</strong> deidad de Dios.Pero para que sea pensable por el hombre creyente de una maneraque no resulte meramente verbal o equívoca tiene que ser capaz elhombre creyente de un saber en el p<strong>la</strong>no racional que alcance aDios al modo como es posible a nosotros, cuyo horizonte objetivoprimero se constituye en <strong>la</strong>s cosas mundanas y sensibles. ParaDuns Escoto no habría teología reve<strong>la</strong>da si no fuese posible unsaber metafísico. La univocidad del ente es precisamente lo que. seexige para que <strong>la</strong> metafísica tenga sentido.«Dios no se concibe sólo en un concepto análogo alconcepto de <strong>la</strong> criatura, a saber que sea totalmente otro que el quese dice de <strong>la</strong> criatura, sino en algún concepto unívoco a Dios y a <strong>la</strong>criatura. Y para no disputar sobre el término de univocación, l<strong>la</strong>moconcepto unívoco, al que de tal manera es uno que su unidad bastapara <strong>la</strong> contradicción, afirmando y negando lo mismo de lo mismo;basta también como medio del silogismo, de modo que, unidos, losextremos, por un medio que sea de tal modo uno, puede concluirsesin fa<strong>la</strong>cia de equivocación que se unen entre sí» (Ordinario i, d. 3, p.1, q. 1-2).La univocidad, así entendida, del concepto de ente encuanto aplicable a Dios y a <strong>la</strong>s criaturas, <strong>la</strong> prueba Duns Escoto porel hecho de que pueda darse en nosotros conocimiento cierto sobreel ente quedando dudosa <strong>la</strong> noción de lo finito o de lo infinito, o de locreado o de lo increado. Pero en todos estos conceptos lógicamentemenos extensos se incluye intrínsecamente el de ente, mientras queéste no es idéntico con ninguno de aquellos, precisamente porqueha de poder incluirse en todos ellos (ibid.).Si <strong>la</strong>s perfecciones simplemente tales que se atribuyen aDios y a <strong>la</strong> criatura <strong>la</strong>s entendiésemos como conceptos diversos sinposibilidad de resolverse en un concepto uno tendríamos <strong>la</strong>equivocidad y agnosticismo respecto de Dios. Si dijéramos que sonconceptos propios de Dios no tendríamos por qué ape<strong>la</strong>r, con sanAnselmo, al criterio según el cual hemos de atribuirle aquello que«sea simplemente mejor serlo que no serlo», criterio que supone queconocemos antes <strong>la</strong> sabiduría o <strong>la</strong> vida, a fin de aplicar<strong>la</strong> después en

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!