<strong>ha</strong> dejado por imposible, no humaniza al que ama ni al que esamado de ese modo. Por eso, la <strong>fe</strong> es la flor del amor, ya queincluye la esperanza en su redención, a pesar de lo que sea.Pues bien, en el caso del centurión, la misericordia con sucriado estimula la <strong>fe</strong> en Jesús. Ha oído, sin duda, <strong>ha</strong>blar deJesús y tiene una opinión muy favorable de su persona, comopersonificación de la misericordia de Dios. Pero esta creenciaen el poder de su amor misericordioso, solo se convier<strong>te</strong> en <strong>fe</strong>,cuando la misericordia <strong>ha</strong>cia su criado lo impele a salir de sí ybuscar la misericordia de Jesús. Entonces, es cuando cree en ély por eso envía una comisión de ilustres para rogarle que sanea su en<strong>fe</strong>rmo. Cuando le avisan que ya viene y él se da cuentade que le está poniendo en el aprieto de entrar en la casa deun incircunciso y quedar impuro, es cuando la delicadeza conJesús, otra mani<strong>fe</strong>stación de su amor, que busca el bien de Jesúsy no a<strong>fe</strong>ctarlo negativamen<strong>te</strong>, <strong>ha</strong>ce que su <strong>fe</strong> se aquila<strong>te</strong> <strong>ha</strong>sta elmáximo, que asombra a Jesús.Le dice que no es necesario que entre en su casa, porque si él,que es un subordinado, da órdenes a sus soldados y a su criadoy ellos le obedecen, Jesús, que es enviado plenipo<strong>te</strong>nciariode Dios, con mayor razón puede dar órdenes a la fiebre y lafiebre dejará a su criado. La explicación es un tanto pintoresca,pero muy ajustada a su experiencia vital y da en el clavo de loesencial: Jesús, como rostro humano de Dios, tiene un poderabsoluto en orden a la vida, a su re<strong>ha</strong>bilitación. El centurióndescansa en ese poder, que es, no lo olvidemos, el poder de lamisericordia de Dios. Su misericordia apela a la misericordia deJesús, que es trasunto de la de Dios. La misericordia, que lleva almilitar a salir de sí, lo capacita para <strong>te</strong>ner <strong>fe</strong> en la misericordia de27
Dios, personificada en Jesús. La calidad de su misericordia, quedesborda absolutamen<strong>te</strong> los requerimientos de su estatus, le <strong>ha</strong>ceconcebir una <strong>fe</strong> que desborda absolutamen<strong>te</strong> las posibilidadeshumanas.Así pues, al alabar Jesús su <strong>fe</strong> y ponerla por encima de la <strong>fe</strong>de los del pueblo de Dios, está reconociendo la calidad de sumisericordia, que la <strong>ha</strong> suscitado, concretándola como <strong>fe</strong>, no enun poder desnudo, sino en el poder dador de vida, recreador,humanizador.Desgraciadamen<strong>te</strong> no se suele <strong>te</strong>ner en cuenta esta ligación entre<strong>fe</strong> y amor y, más en concreto, entre <strong>fe</strong> y amor misericordioso, ypor eso, o bien se la considera como dar asentimiento a verdades,o como apoyarse en la omnipo<strong>te</strong>ncia de un poder más allá delbien y del mal. No es esa la <strong>fe</strong> del centurión, que alaba Jesús.6. La <strong>fe</strong> que busca en<strong>te</strong>nder logra que Jesús se abra aposibilidades que no <strong>ha</strong>bía con<strong>te</strong>mplado (Mt. 15, 21-31) 6Jesús <strong>ha</strong> roto con las autoridades y sale de Palestina paraprocesar la nueva etapa que se abre, y para que sus discípulosse <strong>ha</strong>gan cargo de las dificultades crecien<strong>te</strong>s que van a <strong>te</strong>nerque afrontar. Por eso quiere pasar desapercibido. Sin embargo,una mujer lo reconoce y le suplica a grandes voces que saque eldemonio que trae postrada a su hija. Se lo pide como Mesías deIsrael: “¡Señor, hijo de David, <strong>te</strong>n compasión de mí!”. Jesús no6 Navarro, oc, 266-280; Gnilka, oc, 337-244; Pellegrini, Mujeres sin nombre en los evangelioscanónicos, en: Navarro y Perroni, Los evangelios/narraciones e historia. EVD, Es<strong>te</strong>lla2011, 413-415, Luz, oc, 565-575; Bonnard, oc, 347-351; Grilli-Langner, 399-403;Calduch-Benegas, oc, 35-51; Pagola, oc, 1, Ma<strong>te</strong>o, PPC, Madrid 2011, 168-174.28
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