Q-4 Aspecto Socioeconomico - Cortolima
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tinieblas de la noche o en la bruma lejana del espacio.Siempre oye su canto aquella persona a la quien le va a suceder o le éstasucediendo en ese instante alguna terrible desgracia y con preferencia la muertede algún ser querido. El terrible aviso que da son tres silbidos prolongados ytristes, con algún intervalo entre cada uno.El Tunjo: Es un niño de oro que aparecen llorando en medio del camino paratentar a los ambiciosos a los cuales o los asusta o los enriquece, dependiendo desi lo consuelan en su llanto o no.Tal vez fueron estos pequeños ídolos simbólicos o divinos de los Pijaos; tal vezfueron dioses o simplemente ofrendas religiosas consagradas a paganos dioses oa sus caciques.No se sabe por qué se le atribuyó la leyenda de un fantasma que anda errante,buscando protección, alimento y cobijo por lo cual premiaba a su protector con elfruto de una gradual fortuna. Se presenta en la forma de un bebé inofensivo,llorando, a la vera del camino, en los grandes caminos reales, en el cruce de unbosque o de una quebrada, en las inmediaciones de unas ruinas o casasabandonadas, a la orilla de las cachaqueras o de los ríos. El Tunjo, después detodo, no hace más que asustar a las víctimas, al parecer inconscientemente, puessegún se entendía él sólo buscaba, como antes se ha dicho, a un protector que locuidara y mantuviera, para él, a su vez, hacerlo rico.Naturalmente para que el escogido tuvieraderecho a esa oportunidad de enriquecerse teníaque soportar alguna prueba, y el caso era queel niño se presentaba llorando desconsoladamentea la orilla del camino, tirado en el sueloprecisamente cerca de donde había de pasar elsolitario viajero a quien se le aparecería. Si lapersona pasa de largo el niño lo alcanza y si va acaballo se le monta en la grupa, dándole así elsusto consiguiente y del cual no puede librarsesino corriendo desesperadamente o rezando.Otros se bajan de la bestia, lo recogen con muchocuidado, con el consiguiente estupor de encontraruna criatura así abandonada y con lo cual el niñodeja inmediatamente de llorar y, enseguida, anteel asombro de su inmediato protector. Actoseguido abre la boca, por la que se escapa unaferoz llamarada.564