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Una minga para el postdesarrollo - The University of North Carolina ...

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La cultura habita en lugaresdeja sin resolver, sin embargo, la r<strong>el</strong>ación ente <strong>el</strong> lugar y la locación,al igual que la cuestión de las fronteras.Quizás lo más fundamental en <strong>el</strong> análisis de Dirlik son las consecuenciasde la negligencia d<strong>el</strong> lugar en las categorías actuales deanálisis social tales como clase, género y raza (y deberíamos agregaraquí <strong>el</strong> ambiente), que las hace susceptibles de ser instrumentos d<strong>el</strong>a hegemonía. En la medida en que están significativamente se<strong>para</strong>dasd<strong>el</strong> lugar en los discursos de la globalización y la desterritorialización,las nociones contemporáneas de cultura no son capaces deescapar a este dilema, pues tienden a asumir la existencia de unaestructura global de poder en la cual lo local ocupa necesariamenteuna posición subordinada. Bajo estas condiciones, ¿es posible articularuna defensa d<strong>el</strong> lugar, en la cual <strong>el</strong> lugar y lo local no derivensu significado únicamente de su yuxtaposición con lo global? Un primerpaso <strong>para</strong> resistir a la marginalización d<strong>el</strong> lugar, continuandocon la exposición de Dirlik, es <strong>of</strong>recido por la noción de lugar deLefebvre como una forma de espacio vivido y anclado. De ahí que sureapropiación debe ser parte de cualquier agenda política radical encontra d<strong>el</strong> capitalismo y de una globalización sin tiempo ni espacio.La política, en otras palabras, está también localizada en <strong>el</strong> lugar, yno únicamente en los supra-niv<strong>el</strong>es d<strong>el</strong> capital y <strong>el</strong> espacio. El lugar,se puede agregar, es la locación de una multiplicidad de formas depolítica cultural, esto es, de lo cultural que se hace político, comoha sido evidente en <strong>el</strong> caso de los movimientos sociales de la s<strong>el</strong>vapluvial y de otros movimientos sociales y ecológicos 15 .15 La distinción de Lefebvre ha sido tomada recientemente por Soja como una manera deir más allá de los binarismos de gran parte de la teoría social y reconstituir la políticaa partir de consideraciones sobre <strong>el</strong> lugar. Sobre la base d<strong>el</strong> trabajo de Lefebvre y deteóricos poscoloniales y feministas, Soja sugiere la noción d<strong>el</strong> tercer espacio, quetrasciende <strong>el</strong> binarismo d<strong>el</strong> primer espacio (espacio material) de las ciencias positivas(geografía, planeación, etc.) y d<strong>el</strong> segundo espacio de las teorías interpretativas (<strong>el</strong>espacio concebido desde la teoría y <strong>el</strong> diseño). El tercer espacio implica lo material ylo simbólico a la vez; está más cerca al «espacio directamente vivido... <strong>el</strong> espacio de‘habitantes’ y ‘usuarios’» (Soja, 1996: 67). La «trialéctica» de espacios vividos, percibidosy concebidos —aunque provisional— puede pre<strong>para</strong>r <strong>el</strong> terreno <strong>para</strong> una opción políticaestratégica en defensa d<strong>el</strong> lugar y d<strong>el</strong> espacio vivido. ¿Sería posible pensar en primeras,segundas y terceras «naturalezas» de una manera similar (la primera naturaleza como larealidad bi<strong>of</strong>ísica, la segunda naturaleza como aqu<strong>el</strong>la de las construcciones simbólicas,155

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