Quinta Encuesta Nacional de Juventud. Región de Magallanes y de la Antártica Chilena“(…) La cultura marca a los sexos con el género y el género marca la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, loreligioso, lo cotidiano”. 3En este contexto, es imprescindible que todos/as los seres humanos se desarrollen en un contexto de igualdad, donde lasdiversas formas de discriminación disminuyan a partir de la innovación de pautas culturales arbitrarias y tradicionales,donde los roles se designan según principios de naturalidad y no sobre la observación certera y próxima de la realidad.La discriminación es un fenómeno que se arraiga en el centro de las desigualdades, y opera a través de posicionesbinarias y determinantes que atentan contra los principios básicos de respeto y tolerancia. El ser joven, ser mujer o serindígena, constituyen categorías de pertenencia que se erigen a partir de concepciones arbitrarias y hegemónicas que sevan regenerando a través de la historia, posibilitando un espacio de apertura y cambio.Las conductas discriminatorias coexisten en diferentes ámbitos y contextos sociales. La discriminación de género, porejemplo, se puede representar de múltiples formas, entre ellas, a través de la segregación femenina en el campo del trabajo.Las y los jóvenes, también pueden experimentar episodios de discriminación, como lo son las constantes denominacioneshacia una “juventud enajenada”, “indiferente”, “pasiva” y “rebelde”. Tales atribuciones configuran un patrón de exclusióny marginación social, que supone una desmotivación por parte de la población joven.La discriminación a partir de pautas de consumo, es otro elemento interesante de destacar en las y los jóvenes. Laidentificación con ciertos grupos o tendencias implica una instalación competitiva para la obtención de ciertos bienesasociados con tales modas. En ese contexto, la lógica de mercado se convierte rápidamente en un actor clave, ya queprovee los insumos materiales para la composición estética de las culturas juveniles. Sin embargo, es importante enfatizarque el acceso a tales bienes implica una exclusión significativa de jóvenes, ya que aquellos/as que no tengan un nivelsocioeconómico medio o alto, no podrán “ser parte” del consumo y por tanto su validación social entre pares se pondrá enjuego.A diferencia de la intolerancia, que impone un carácter parcial y discursivo frente a ciertas visiones, la discriminaciónse constituye como la cristalización e instalación histórica de ciertas pautas de intolerancia formalizadas a lo largo deltiempo 4 . En ese sentido, la discriminación no es tan solo una visión frente a un horizonte normativo, es una práctica desegregación objetiva, que además de imponer códigos sociales, inhibe las posibilidades de renovación cultural.Por ello, es necesario evitar que los discursos actuales imbricados en contextos intolerantes, tales como el rechazo a lahomosexualidad o el supuesto carácter apático de las y los jóvenes, se conviertan en pautas de discriminación a futuro,ya que de lo contrario se limitarán las posibilidades de construir proyectos de vida alternativos, capaces de alterar laestructura normativa estipulada, que designa el matrimonio, la heterosexualidad, y la adscripción de roles de género comoalgo natural, común y normal.Las diversas formas de discriminación, tanto de género como de edad, tienen como sustrato la existencia de imaginariossociales que establecen valoraciones acerca de las personas. La configuración imaginaria respecto a los roles de género,afecta la posibilidad de desarticular las caracterizaciones e idealizaciones con respecto a jóvenes; hombres y mujeres.“La definición de roles se inicia en la infancia y está en la base de la construcción de la identidad y son las concepcionesculturales acerca de lo que les corresponde ser y hacer a hombres y mujeres, del valor de las actividades y capacidadesfemeninas”. 5Aún persisten posiciones tradicionales con respecto a la distribución de roles de género. Las y los jóvenes, específicamentede nivel socioeconómico bajo, mantienen una posición patriarcal con respecto a las funciones femeninas y masculinas.La atribución social y cultural del hombre como proveedor y la mujer como madre y esposa, continúa presente en la3 LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 134.4 Ver Informe Quinta Encuesta Nacional de Juventud. Aravena, A. (2007). Capítulo 19. Pág. 219.5 OIT. Organización Internacional del Trabajo. CINTERFOR. Centro Interamericano para el desarrollo del conocimiento en la formación profesional. Jóvenes, Formación y Empleo. Juventud yGénero. Disponible en:http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/youth/jov_g/index.htm57
Quinta Encuesta Nacional de Juventud. Región de Magallanes y de la Antártica Chilenaconfiguración subjetiva de las y los jóvenes. Si bien los discursos y las prácticas se han diversificado y matizado, es precisomantener la conciencia con respecto a tales visiones.Los imperativos y las exigencias culturales, heredadas al momento de nacer, explican algunos fenómenos propios de lasjuventudes, tales como las pruebas de virilidad y masculinidad, en el caso de los hombres. La necesidad de comprobarentre los pares el “ser bien hombre” parece ser un rasgo que aún permanece en ciertos jóvenes, y que por cierto, es precisodiscutir.Los roles de género “hacen que ser joven en femenino no sea lo mismo que serlo en masculino. La naturalización del trabajoreproductivo y la adjudicación de la responsabilidad casi exclusiva de la crianza de los hijos y de las tareas domésticasconstituyen uno de los principales obstáculos que las mujeres han debido enfrentar”. 6Pese a ello, la sociedad, y en particular la juventud, han experimentado un proceso de diversificación de los patrones decomportamiento sexual. Se han generado nuevas formas de entender la sexualidad, y por tanto, las opciones han adoptadoun carácter alternativo al comúnmente impuesto. La homosexualidad y la bisexualidad se han convertido en opcionesconcretas de realización y exploración sexual, y si bien ello ha implicado un impacto significativo a nivel cultural, elmovimiento y la consecuente crítica de tal fenómeno, son parte fundamental del proceso de construcción y cambio.Sin estandarizar ni homogeneizar a las y los jóvenes, se presenta una tendencia progresiva de apertura hacia temas queamplían las libertades personales y diversifican las opciones y proyectos de vida considerados legítimos. 7“(…) cualesquiera que sean los orígenes de la orientación del deseo, lo que cuenta son los significados que las personasles atribuyen y los efectos que esa valoración tiene sobre la manera como organizan su vida sexual”. 8¿Cuán ineludible son los mandatos y las asignaciones sociales en el proceso de configuración subjetiva de las y losjóvenes?La rearticulación de los patrones y códigos con respecto a la familia, a los roles, a las formas de comprender los procesosy proyectos de vida, son indispensables para garantizar políticas equitativas y coherentes con los intereses de las y losjóvenes. La alteración y el cuestionamiento del trayecto lineal y previsible de la vida, es condición necesaria para laconstrucción de un sistema cultural libre y tolerante, donde se respecte el derecho a la diferencia. De esa forma, el sentidodesplegado en la acción va modificando el horizonte normativo, generando un espacio para la reconceptualización de lasprácticas cotidianas.6 Ibíd.7 Ver Informe Quinta Encuesta Nacional de Juventud. Capítulo 16. Pág 218.8 LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 69.58