Revista Semana Santa de Mérida 2016

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Semana Santa • Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional • Mérida 2016
Cuando Jesús es ejecutado, todo el mundo está
de acuerdo en que es una medida impuesta por el
buen sentido, una medida prudente y necesaria.
Es cierto que algunas personas guardaban un
buen recuerdo de él; pero a la hora de la verdad
incluso éstos lo abandonan porque no lo
comprenden, provocaba la contradicción de cada
uno, incluso de aquellos que se declaraban sus
partidarios.
Recorría caminos y aldeas. Anunciaba algo
nuevo, diferente, su modo de hablar no era
como el de los demás profetas. Hablaba y
enseñaba con autoridad, personas que nunca
habían visto la luz, cojos, paralíticos, hasta
enfermos y leprosos se atrevían acercarse a Él y
lo tocaban con admiración y esperanza. Su
mensaje y su forma de actuar no era fácil de
entender.
¿Y para nosotros? ¿Qué conocemos de Jesús?
¿Qué diríamos si tuviésemos que hablar a alguien
de Él?
¡Qué difícil muchas veces es pensar y actuar
como Jesús! Sería imposible sino alimentamos el
Espíritu y cultivamos la conversión.
Uno de los rasgos de Jesús es que:
• Era un hombre libre ante los que querían
poner obstáculos: familiares, amigos, fariseos,
escribas, poder religioso, sanedrín…
• Obediente al Padre: Se entregó a cumplir la
voluntad del Padre, a anunciar la Buena
Nueva a la gente.
• Cercano a los necesitados y dado a los
demás: A pesar de ser Dios no vino para ser
servido, sino para servir a los demás, se
acercaba a las personas despreciadas por los
demás.
• Liberador: Curó a enfermos, hizo ver a los
ciegos, andar a los paralíticos, resucitar a los
muertos, hablar a los mudos, libera del
poder del mal, echa demonios, trae la salud
y la vida.
• Fiel: Fiel al Padre y fiel a su misión hasta la
muerte. Murió en el amor al Padre y murió
perdonando.
Sería conveniente revisar el compromiso de
seguimiento de cada uno, discernir acerca de
nuestros comportamientos y si somos fieles.
Si creemos en Él y seguimos su ejemplo, nos
salvamos y vivimos en la Luz y la verdad, el viene
a iluminar nuestras vidas y a enseñarnos el
camino de la Salvación.
Señor, Tú nos enviaste a tu Hijo al mundo.
Él nos enseña a ser sencillos y sinceros.
Él nos enseña a caminar en la verdad,
y por defenderla fue condenado a muerte
y ajusticiado en una Cruz como un malhechor.
También a nosotros nos trae problemas
el defender la justicia y la verdad,
si no queremos ser falsos ni mentirosos.
Queremos caminar en la Luz
y no ocultar nuestros fallos y pecados
sino arrepentirnos y pedir perdón.
Señor, ayúdanos.
A m é n.