Revista Semana Santa de Mérida 2016

Semana Santa • Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional • Mérida 2016
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Preparar el espíritu
al tiempo que se preparan
las procesiones"
CELSO MORGA. ARZOBISPO DE MÉRIDA-BADAJOZ
Mis queridos cofrades y hermanos:
Cuando estáis más atareados con los
preparativos de vuestras actividades propias de
Semana Santa, pienso en vosotros con especial
atención e interés.
Como Obispo vuestro, me satisface vuestra
inquietud por solemnizar la presentación esmerada
y artística de las imágenes de vuestros titulares. Pero
al mismo tiempo me pregunto con verdadera
preocupación pastoral: ¿Cómo estarán preparando
estos cofrades, jóvenes y adultos, su propio corazón
ante el Señor precisamente cuando van a presentar
al pueblo las escenas de su pasión, muerte y
resurrección vividas por Jesucristo para salvarnos?
A la pasión de Jesucristo, por obediencia
al Padre, corresponde en nosotros un
esfuerzo de obediencia a Dios en todo aquello
que Él nos sugiere a través de su Iglesia para ordenar
nuestra vida. Digo que nuestra obediencia a su
voluntad se corresponde con la Pasión de Jesucristo
porque indudablemente este esfuerzo cuesta y
supone en ocasiones cierto sufrimiento. Pero ¿cómo
podemos pasear por las calles a Cristo doliente en
tantas y tantas escenas como componen los titulares
de nuestras cofradías sin unirnos personalmente a lo
que significan?
Desde estas páginas os invito a pensar en
la preparación de vuestro espíritu al tiempo
que preparáis vuestras procesiones, para presentaros
ante el Señor con el alma limpia, y ante el prójimo
con un sencillo testimonio de buena voluntad y
espíritu cristiano.
A la muerte de Jesucristo, como ofrenda
total al Padre, corresponde nuestra decidida
entrega a realizar lo que Dios quiere de cada uno.
En estos tiempos urge que los hombres y las
mujeres, los jóvenes y los adultos, pensemos
seriamente si vale la pena vivir sin generosidad y sin
amor a Dios y a los hermanos. Conviene pensarlo
porque abundan quienes buscan tanto el provecho
propio que todo lo supeditan a su egoísmo. Y
escasean tanto los que responden con prontitud a la
llamada de Dios que va reduciéndose el número de
matrimonios fieles, de jóvenes entregados al servicio
del mundo en la vida sacerdotal y religiosa; y faltan
cada día hombres y mujeres dedicados al servicio de
los más pobres y marginados de la sociedad.
Desde estas páginas quiero llamar a
vuestra conciencia para que penséis cuál es
vuestra actitud ante la vocación de Dios, pues,
cuanto tenemos lo hemos recibido del Señor.
A la resurrección de Jesucristo, como
triunfo sobre el dolor y la muerte, corresponde
nuestra esperanza en la vida nueva, en
el triunfo sobre el pecado personal y social y en la
felicidad eterna junto a Dios en los Cielos.
Es imposible vivir sin esperanza. Dios ha venido
a compartir nuestra historia precisamente para conseguir
que el hombre viviera sus días con toda intensidad
y bondad mirando al futuro eterno con la
seguridad de que el Señor nos lo ofrece con amor
habiéndolo ganado para nosotros en el dolor.
Desde estas líneas quiero llamaros a mirar la vida
como algo tan maravilloso y necesario como que es
la preparación de la vida eterna.
Vivid con todo empeño el compromiso de cada
día y el amor al don de la vida. Que el objetivo de
vuestra vida terrena sea dar gloria a Dios y hacer el
mayor bien a los demás procurando para ellos y
para vosotros la vida que no acaba. Cristo nos la ha
conseguido con la Pasión, muerte y resurrección, en
cuya Solemne celebración colaboráis los Hermanos
y Cofrades de la Diócesis de Mérida-Badajoz.
Para todos, con mi plegaria por vuestra permanente
conversión y progresiva esperanza cristiana,
mi paternal bendición.