Revista Semana Santa de Mérida 2016

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Semana Santa • Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional • Mérida 2016
Excelentísimo y Reverendísimo Señor
Arzobispo de Mérida-Badajoz
Ilustrísimo Señor Vicario General de la
Archidiócesis
Ilustrísimo Señor Vicario de Mérida y Tierra
de Barros
Ilustrísimo Señor Arcipreste de Mérida
Ilustrísimo Señor Presidente de la Junta de
Cofradías de Mérida
Excelentísimo Señor Alcalde de esta ciudad
Autoridades civiles
Hermanos Mayores
Hermanos cofrades todos. Señoras y señores:
Gracias Mario por tus palabras y gracias porque
sé que a ti te debo mi presencia esta noche aquí, a
ti te debo el orgullo de decir que en este año 2.015
daré el banderazo de salida a la Semana Santa de
Mérida, a ti te debo esta experiencia inigualable
de hablar de Dios para los que creen en Dios.
¡Cómo nos cundió la noche en Jerez, mi querido
amigo, y cómo nos va a cundir esta!
Gracias a toda la Junta de Cofradías de esta
ciudad por depositar en mi vuestra confianza
cofrade, gracias porque lo que más me gusta es
hablar de Semana Santa, esta semana nuestra,
mezcolanza de fe, tradición y sentimiento. Esta
semana santa fundida de influencias del Norte y
del Sur. Esta Semana Santa heredada, cuidada y
fructificada en el amor a Cristo y su Madre.
Muchos siglos de fe nos contemplan en esta
noche enmarzada, siglos de piedras que hablan de
esta ciudad al mundo. Patrimonio de la
Humanidad, Mérida romana, visigoda,
musulmana, reconquistada y eterna. Mérida de
mil colores. Mérida de razas sustentadas en
valores perpetuos. Mérida de Augusto, de
Trajano, Reina de la Lusitania, gloria en sus
piedras antiguas y esperanza en el futuro de sus
piedras nuevas. Capital de Extremadura, corazón
castúo de los que amamos esta tierra.
Mérida de Eulalia, la santa valiente y pura que
ardió por amor a Cristo. Mérida de María, doce
advocaciones para rezar a la Madre de Dios.
Mérida ciudad mariana que como una letanía
recitará los nombres de sus mujeres más
hermosas, aquellas que santificaran las calles en
estos días de primavera. Vírgenes a las que
consolaremos cubriéndolas de belleza, porque las
mujeres sabemos que la pena se alivia si te sientes
guapa y querida.
Todo lo tiene dispuesto esta ciudad para vivir
la Pasión de Cristo. Los entornos se ofrecerán a
Dios para que llegue a la gloria y la gloria llegará
porque Dios viene para quedarse, Dios llama cada
Cuaresma a las puertas de esta ciudad y la ciudad
lo acoge porque es uno de los suyos.
Cómo se humaniza Dios cuando se le sube a
un paso. Quizá esta frase solo la entenderemos los
cofrades y cuando se nos acusa de idolatría e
incluso de ser cristianos de segunda, solo
podremos decir que Dios, en su Divina madera se
hace uno de los nuestros y al prestarle nuestros
hombros y nuestros pies, todo cambia, vuelve a
encarnarse y se hace hombre y ese trozo de cedro,
abedul o pino, se transforma en Dios. Y es
hermano y padre y atiende nuestras plegarias y
nos escucha de otra manera.
Quizá como Tomás, necesitamos verlo y meter
un dedo en su costado, para luego en silencio y
casi avergonzados decir: ”Señor mío y Dios mío”.
Ese es el mundo de las Cofradías, necesitamos
verlo vivo, aunque esté muerto, necesitamos ver
su dolor para que Él calme el nuestro, necesitamos
su soledad, para sentirnos acompañados.
Cómo nos gusta que camine con nosotros,
sintiendo su peso en una trabajadera cargada de
oraciones. ¡Cuántas plegarias en cada zapatilla
arrastrada por estas piedras centenarias! ¡Cuántos
secretos escondidos debajo de cada faldón!
¡Cuántas promesas, cuántas desilusiones¡ ¡Cuánta
fe y cuántas dudas! Pero, cuánto amor se
derrochará en esta Semana Santa.
A los cofrades nos enseñaron a querer a Dios
así, a quererlo en la calle, a rezarle cantando, a
hacer una oración con el esfuerzo, a sentir su peso
como Él sintió el peso de nuestros pecados cuando
cargó con su cruz. Esa es nuestra manera de
quererle, como se quiere a uno de los nuestros.
Nadie inventó nada en esta bendita tierra, todo
nos llegó de fuera, en esta ocasión del Norte,
cuando allá por 1.181 se fundara la primera
cofradía en España, la Vera Cruz de Santo
Toribio de Liébana. Sin embargo esta manera de
vivir tan intensamente la humanidad de Cristo, se
la debemos a San Francisco de Asís, él será el
primero que represente desde el Belén, hasta la
cruz, el mismo, sufrió en su cuerpo las llagas de
Cristo.
Además siguiendo el ejemplo de su fundador,
cuando los franciscanos se hacen cargo de los
Santos Lugares allá por el siglo XV , será cuando