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<strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> • Declarada Fiesta <strong>de</strong> Interés Turístico Nacional • <strong>Mérida</strong> <strong>2016</strong><br />
Cofradía Infantil, era un día pleno <strong>de</strong> emociones<br />
y el corolario <strong>de</strong> un esfuerzo, <strong>de</strong> un trabajo al que<br />
habíamos dado comienzo dos semanas antes, finis<br />
coronat opus.<br />
Evoco los momentos iniciales <strong>de</strong> nuestros<br />
preparativos cuando los directivos que nos<br />
encargábamos <strong>de</strong> la puesta al día <strong>de</strong> los “pasos”<br />
acudíamos a <strong>Santa</strong> María llenos <strong>de</strong> ilusión y<br />
también las chanzas <strong>de</strong> Tomás Carroza cuando le<br />
solicitaba la llave <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia don<strong>de</strong> se<br />
albergaban nuestras imágenes al párroco con<br />
frases como esta: “Don Carlos, por favor, déme la llave,<br />
para ir a por los “muñecos”. Ni que <strong>de</strong>cir tengo que al<br />
bueno <strong>de</strong> Don Carlos se le llevaban los <strong>de</strong>monios.<br />
La contemplación, tras un año <strong>de</strong> “ausencia”, <strong>de</strong><br />
las imágenes que conformaban el “paso” <strong>de</strong> la<br />
“Burrita”, aunque en ocasiones se dispusieron a<br />
la vista <strong>de</strong> todos en alguna <strong>de</strong> las capillas <strong>de</strong><br />
nuestro ancestral templo, era para nosotros algo<br />
bien esperado.<br />
Momentos agradables como el <strong>de</strong> acudir a<br />
casa <strong>de</strong> nuestra amiga Maruja Vinuesa, quien,<br />
con su hermana Mariana, aportaba para el<br />
ornato <strong>de</strong>l “paso” sus celebradas glycinias que<br />
cuidaba en su jardín y cuyos racimos se<br />
<strong>de</strong>sparramaban por los muros <strong>de</strong> su preciosa casa<br />
<strong>de</strong> la calle Alonso Zamora. Y cómo voy a olvidar<br />
el encuentro con mi amiga y casi pariente<br />
Petronila Pablo, esposa <strong>de</strong>l inolvidable Don Luis<br />
García Rubio, quién nos entregaba, pulcras y<br />
bien planchadas, las vestimentas <strong>de</strong> los<br />
componentes <strong>de</strong>l referido misterio, tras cuidarlas<br />
durante todo un año por su amor a la cofradía y<br />
siempre en el recuerdo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus miembros,<br />
su hijo Julio, fallecido en un fatal acci<strong>de</strong>nte en la<br />
flor <strong>de</strong> la edad.<br />
Los nervios ante la inminente salida <strong>de</strong> la<br />
procesión y la incertidumbre <strong>de</strong> la misma por la<br />
presencia <strong>de</strong> un inoportuno aguacero que tantas<br />
tristezas nos produjo tanto en la etapa en la que<br />
fuimos hermanos <strong>de</strong> fila <strong>de</strong> la Hermandad <strong>de</strong>l<br />
Calvario como ya en la Cofradía Infantil tras su<br />
cesión, inteligente sin duda, obra <strong>de</strong> hermanos<br />
carismáticos que formarán parte por siempre <strong>de</strong>l<br />
universo cofradiero emeritense: Felipe Díaz, mi<br />
maestro con Pablo Burgos y Ángel Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />
mis andanzas cofradieras, los hermanos De las<br />
Heras…<br />
Pero sí, casi siempre la fortuna nos sonrió y la<br />
procesión pudo salir. ¡Cuántas veces he recordado<br />
esa salida, con el rostro ilusionado <strong>de</strong> los<br />
pequeños componentes <strong>de</strong>l cortejo procesional!<br />
¡Cuántas, también, las lagrimas han asomado a<br />
mi rostro cuando he visto aparecer a mis entonces<br />
pequeñas hijas, siguiendo la tradición <strong>de</strong> su<br />
progenitor! ¡Qué <strong>de</strong> recuerdos hemos<br />
rememorado con amigos que formaron parte <strong>de</strong><br />
esa Cofradía comentando hechos <strong>de</strong>l pasado en la<br />
puerta <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> María!<br />
Luego, la procesión se <strong>de</strong>sarrollaba por lugares<br />
entrañables y, algunos, cargados <strong>de</strong> simbolismo<br />
como el que rezuma su paso por los muros <strong>de</strong> la<br />
Alcazaba emeritense que nos recuerda las<br />
<strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> esa Jerusalén don<strong>de</strong> transcurrieron los<br />
hechos que se rememoran, por la calle Holguín<br />
<strong>de</strong> mis recuerdos infantiles, don<strong>de</strong> veo todavía la<br />
entrañable figura <strong>de</strong> Don Pedro en el balcón <strong>de</strong><br />
los Ramírez López, en la casa don<strong>de</strong> yo nací, bajo<br />
<strong>de</strong>l Arco <strong>de</strong> Trajano o por la Plaza , ya camino<br />
<strong>de</strong>l final, con la ilusión <strong>de</strong> los pequeños cofra<strong>de</strong>s<br />
que mitiga su fatiga. Son “los Infantiles” los<br />
protagonistas <strong>de</strong> esa alegre tar<strong>de</strong> y la procesión se<br />
sustenta en ellos, como bien refirió Don Pedro:<br />
“Ojalá que nunca falte en torno al paso <strong>de</strong> la “Burrita” el<br />
gracioso cortejo <strong>de</strong> los Infantiles”.<br />
Y en esos recuerdos me recreaba, con ese halo<br />
<strong>de</strong> melancolía y <strong>de</strong> tristeza originado por mi<br />
situación <strong>de</strong> convaleciente, cuando, una vez más,<br />
el Domingo <strong>de</strong> Ramos llegó a mi casa <strong>de</strong> la mano<br />
<strong>de</strong> mi amigo y compañero Agustín Velázquez,<br />
conocedor <strong>de</strong> la ilusión que me iba a producir el<br />
contar con la tradicional palma. A<strong>de</strong>más,<br />
Remedios, hija <strong>de</strong> la que fue mi amiga, Tomasa,<br />
consustanciales al paisaje <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> <strong>Santa</strong><br />
Eulalia, me trajo un espléndido ramo <strong>de</strong> olivo. La<br />
tradición, a pesar <strong>de</strong> todo, continuaba.