Revista Semana Santa de Mérida 2016

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Semana Santa • Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional • Mérida 2016
Juan Gómez Bravo afirma que la Basílica
visigoda se alzaba en lo que fue la Iglesia del
convento de San Francisco. A excepción de este
autor, con rara unanimidad todos los autores que
han tocado el tema son de la opinión de que la
actual Iglesia de Santa María la Mayor se alzó
sobre las ruinas de la basílica metropolitana
de Santa María de Jerusalén y que el palacio
episcopal debió estar ubicado en un solar muy
cercano a la misma.
Aneja a la basílica metropolitana, cubierta por
el mismo techo y sólo separada de ella por un
tabique se alzaba la pequeña basílica-baptisterio
de San Juan y muy cercano a este complejo
estaba, como decimos, el palacio Episcopal. En el
año 666 se celebró en esta basílica-catedral de
Santa Jerusalén un sínodo provincial del que se
conservan los cánones en él aprobados (todos estos
datos seguimos tomándolos de la misma obra
antes aludida).
Entre los años 630-680 d.C. Se concluye la
obra cumbre de la hagiografía hispana tardo
antigua, La Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium,
documento de inigualable interés para el
conocimiento de la vida política y eclesiástica de
la ciudad. En general su contenido se refiere a la
monarquía visigoda y a los llamados "Santos
Padres Emeritenses", cuando ya el cristianismo
está más que afianzado en Mérida y tiene por
santo y seña identitaria a nuestra niña mártir
santa Eulalia. Así llegamos al culmen de su
máximo poder, esplendor e influencia: siglo VIII.
Durante la Visita Pastoral al Arciprestazgo de
Mérida del Sr. Arzobispo D. Santiago García
Aracil entre enero-junio de 2.009, tuvimos
conocimiento de un detalle importante que nos
comentaron los responsables del Consorcio de la
Ciudad Monumental de Mérida, en aquel
momento, D. José Antonio Galván, D. Pedro
Mateos y D. Antonio Barroso y que era el
siguiente: la Concatedral de Santa María la
Mayor de Mérida tras su denominación inicial de
“Santa Jerusalén”, pasó a denominarse “Santa
María Princesa de todas las Vírgenes”. Dicho
título nominativo aparece en un libro titulado
“Epigrafía cristiana de Mérida”, que a su vez la
recoge de una inscripción en una lápida que está
en el Museo de Arte Visigodo de Mérida. A todos
los allí presentes nos agradó muchísimo esta
denominación que desconocíamos: “Santa
María Princesa de todas las Vírgenes”.
Después de la invasión musulmana de 711 los
cristianos emeritenses conservaron abiertas al
culto cuatro basílicas: Santa Jerusalén, Santa
Eulalia, el hospital-basílica de Santa Eulalia
fundado por el Arzobispo Masona y otra de
nombre desconocido. Pero justo a finales del 712
el caudillo yemení Musa Ibn Nusair, (Muza)
gobernador de los Omeyas en el norte de África,
atacó nuestra ciudad. Se dice que con un ejército
de 17.000 hombres. Tras seis meses de asedio los
defensores cristianos tuvieron que rendirse,
situación que se produjo el 30 de junio del año
713. En las capitulaciones de rendición se
estipulaba que a los musulmanes conquistadores
se les había de entregar por parte de los cristianos
todos los bienes de las basílicas y de los clérigos si
querían seguir practicando su religión.
Con el correr de los años, la continua rebeldía
de los cristianos emeritenses contra la ocupación
musulmana, llevó a la completa ruina de esta
ciudad: expolios, represalias, deportaciones,
exilios de sus legítimos moradores que huyeron
hacia el norte, llevándose, incluso, su más
preciado tesoro: las reliquias de santa Eulalia, todo
ello llevó a Mérida a quedar reducida a menos de
un tercio de lo que fue, según palabras del autor
de la Crónica latina de los reyes de Castilla (S.
XIII).
Plano de la Mérida actual sobre el que están impresos los
límites de la muralla romana de Emérita Augusta y de la
época visigoda en su máximo esplendor e igualmente
sobreimpreso en color más oscuro la delimitación de la
Mérida a partir del siglo VIII después de ser arrasada por
los musulmanes, como se aprecia en este dibujo elaborado
por Miguel Alba Calzado.