Revista Destiempos n50
Revista de divulgación académica y cultural Abril-Mayo 2016
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<strong>Revista</strong> destiempos N°50<br />
blicado sus poemas en un libro, Flores silvestres de 1871,<br />
apadrinado por José María Vigil. Esta misma reseña<br />
escrita por Laureana Wright finaliza con un claro tono<br />
reivindicativo ante un señor que ha juzgado a un grupo<br />
de escritoras como “mujeres que no tienen nada que<br />
hacer” (Tomo I, 171), de lo que se deduce que Tapia de<br />
Castellanos ya ha sido ampliamente criticada por dicho<br />
atrevimiento: a la mujer decimonónica no le está<br />
permitido ser escritora. Bien lo indica Françoise Carner,<br />
en su ensayo Estereotipos femeninos en el siglo XIX<br />
(Ramos Escandón, 95): “En el siglo XIX, los que escriben<br />
son casi todos hombres”.<br />
La Siempreviva de Yucatán −recopilada por el Dr.<br />
Campos García− primer periódico editado por mujeres<br />
del que se tiene registro en la toda la República, y<br />
Violetas de Anáhuac, marcan un hito en el sentido de<br />
que se puede ubicar los nombres de la mayoría de las<br />
autoras, lo que demuestra un avance significativo. Sin<br />
embargo, de esta manera y bajo su nombre, Francisca<br />
Carlota de Cuéllar sólo publicó dos textos: “Separada<br />
de ti. A mi discípula y amiga, María de la Paz Roqueñó”<br />
y “Ausencia”, ambos figuraron en Tomo I, Año I, de<br />
Violetas del Anáhuac, específicamente en el número 2,<br />
11 de diciembre de 1887 (24) y número 7, 15 de enero<br />
de 1888 (84), respectivamente. El primer poema trata,<br />
como su mismo título lo insinúa, los temas de la añoranza<br />
de la alumna y amiga distante; el segundo refiere a un<br />
duelo amoroso, probablemente por su viudez, con intensos<br />
visos románticos al ver en la muerte la resolución<br />
al amor truncado y el dolor que ocasiona, temas que<br />
no desentonan con los poemas de las demás colaboradoras<br />
o las costumbres de la época. Tomando en<br />
cuenta lo anterior, tal nueva tendencia, el declararse<br />
abiertamente autoras en un medio escrito, como ya lo<br />
hizo sin reservas Francisca Carlota de Cuéllar en sendos<br />
poemas, obliga a pensar el motivo para que utilizara un<br />
seudónimo, más si se piensa que no usa su apellido de<br />
casada o viuda, como si lo hace la mayoría de las<br />
colaboradoras, incluso la directora literaria y reconocida<br />
feminista Wright de Kleinhans, lo que propondría<br />
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Abril-Mayo 2016 ISSN: 2007-7483<br />
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