Julio 2016 - nº 14
itreseller-014
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RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA<br />
Porque cada historia<br />
no es una historia más<br />
Cada persona tiene una historia. En algunas ocasiones, se trata de una historia feliz; en otras, triste; y en algunos casos, una historia de esperanza.<br />
Samira Brigüech, presidenta de la Fundación Adelias, relata una de esas historias, porque cada una de ellas, no es una historia más<br />
Samira Brigüech, presidenta de la Fundación Adelias<br />
La pelota pasó delante de él y le hubiera encantado<br />
salir corriendo tras ella, darle una buena<br />
patada y devolvérsela a los chicos que jugaban<br />
en la arena. Pero su madre le había dicho mil veces<br />
que eso podía pararle el corazón en seco. Nació así,<br />
con un enorme agujero en el corazón. Conforme<br />
habían ido pasando los años, acababa de cumplir<br />
cuatro, era más y más consciente de la losa que le<br />
suponía su enfermedad.<br />
Se cansaba sólo con saber que tenía que levantarse<br />
de la cama. Nunca podía salir a jugar con sus<br />
amigos porque siempre acaban corriendo o subiéndose<br />
a algún árbol que era inalcanzable para él. Le<br />
costaba comer porque casi nunca tenía apetito, se<br />
le hacía bola al tragar. Había visto muchas veces a<br />
su madre mordiéndose los labios y sabía que eso<br />
significaba que la cosa no pintaba bien. Su corazón<br />
averiado no dejaba que la sangre fuera por donde<br />
debía, vamos, se iba por donde le daba la gana y le<br />
estaba fastidiando los pulmones.<br />
Correr, correr y correr y volver a correr tras la pelota:<br />
¡Ese era su sueño!<br />
¿Te avisamos del próximo IT Reseller?<br />
El de sus padres era que se produjera el milagro<br />
de sus vidas y le operaran, y le zurcieran aquel<br />
agujero por el que se le iba la vida a su único hijo.<br />
Sabían que tenían muy pocas posibilidades. Vivían<br />
en una situación de pobreza extrema en el norte<br />
de Marruecos, donde la sanidad privada es excelente,<br />
pero ellos no se la podían permitir; donde<br />
la cirugía cardiaca en hospitales públicos también<br />
era muy buena, pero las listas de espera eran interminables.<br />
Cuando llegara su turno su corazón se<br />
habría cansado de esperar y sus pulmones estarían<br />
hechos trizas.<br />
Cuatro largos años esperando que algo o alguien<br />
lo cambiara todo. ¡Y el milagro ocurrió!<br />
La caravana humanitaria de Sanitas y Fundación<br />
Adelias desembarcó, como cada seis meses, en el<br />
hospital de Nador. Con el Dr. Larraya a la cabeza (jefe<br />
del servicio de cardiología pediátrica de Sanitas y de<br />
la Paz) que, junto con su homóloga en Nador, la Dra.<br />
Loubna, atendieron a más de <strong>14</strong>0 cardiópatas en<br />
tres días. No hubo cuartel para los médicos. Familias<br />
enteras esperaban durante horas y horas ser aten-<br />
julio <strong>2016</strong>