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ROSA DE LOS VIENTOS<br />
Hubo una vez cuatro reyes<br />
y tres piedras mágicas<br />
Por José Antonio Saenz<br />
“A pie<br />
vuelven los<br />
tres reyes,<br />
cabizbajos<br />
y afligidos,<br />
mientras<br />
camellos<br />
echados<br />
le hacen<br />
cosquillas<br />
al niño”.<br />
Mula y buey infun<strong>de</strong>n<br />
calor al pesebre<br />
que recrearía<br />
Francisco <strong>de</strong> Asís<br />
y negaría el papado.<br />
A comienzo <strong>de</strong> año -cada seis <strong>de</strong><br />
enero- muchos niños esperan regalos<br />
<strong>de</strong> Reyes en sus zapatos. Antes <strong>de</strong><br />
dormir <strong>de</strong>jan cuencos con agua para<br />
los camellos.<br />
Hubo una vez…<br />
La leyenda comenzó cuando<br />
Artabán (el cuarto Mago), <strong>de</strong>scubrió<br />
una ¿estrella? que quizá era<br />
alineación <strong>de</strong> Júpiter con Saturno.<br />
Este astrónomo persa, en las soleda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l monte Usiíta, estudiaba los<br />
oráculos <strong>de</strong> Zoroastro que predicen<br />
el nacimiento “<strong>de</strong>l Socorredor, que<br />
hará la existencia radiante, sin envejecimiento<br />
y justa”.<br />
Artabán se disponía a seguir el<br />
lucero cuando llegaron emisarios<br />
<strong>de</strong> Balthasar, Melchior y Gaspar<br />
-‘magoi’ babilonios- citándolo en<br />
Borsippa, ciudad sagrada don<strong>de</strong> los<br />
antiguos habían erigido un Zigurat<br />
<strong>de</strong> siete pisos. Elige tres ofrendas<br />
para el Socorredor: un diamante<br />
<strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Méroe que neutraliza<br />
la maldad; el jaspe <strong>de</strong> Chipre que<br />
infun<strong>de</strong> el don <strong>de</strong> la Palabra y un<br />
rubí <strong>de</strong> las Sirtes que disipa tinieblas;<br />
luego espolea su caballo, abreva<br />
en el Éufrates y cabalga hasta<br />
tropezar con un apaleado ladrón <strong>de</strong><br />
caminos, a quien curó sus heridas y<br />
le obsequió el diamante que impi<strong>de</strong><br />
la felonía.<br />
Desencuentro<br />
Cuando llega a Barsippa, Artabán<br />
encuentra obeliscos y muros<br />
abandonados. Descubre un pergamino:<br />
Te esperamos en vano <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
que salimos <strong>de</strong> Babilonia por la Puerta<br />
<strong>de</strong> Ishtar, la diosa que es tres en<br />
una. Síguenos. Que la estrella te guíe.<br />
Azuza su caballo, que ya no respon<strong>de</strong>.<br />
Prosigue a pie; cruza el <strong>de</strong>sierto<br />
<strong>de</strong>safiando tormentas <strong>de</strong> arena y<br />
llega -andrajoso- a Belén. No hay<br />
señal <strong>de</strong> los tres magos. Solamente<br />
el exterminio <strong>de</strong> recién nacidos por<br />
Hero<strong>de</strong>s. Artabán increpa al soldado<br />
que está por <strong>de</strong>gollar a otro<br />
pequeño y con el rubí que disipa<br />
tinieblas salva la vida infantil.<br />
Un general romano lo <strong>de</strong>scubre. Es<br />
encarcelado -durante treinta añosen<br />
Jerusalén. Allí le llegan rumores<br />
sobre un palestino judío que obra<br />
milagros.<br />
Milagro <strong>de</strong> pan, <strong>de</strong><br />
vino y <strong>de</strong> peces<br />
Al morir Juan el Bautista, el<br />
Maestro subió a una barca con<br />
María Magdalena y sus apóstoles.<br />
Or<strong>de</strong>nó a Andrés poner rumbo a<br />
la playa <strong>de</strong> Betsaida. Un gentío lo<br />
siguió por la orilla cargando a sus<br />
enfermos. El galileo pasó la mañana<br />
hablando en parábolas y dibujando<br />
en la arena, pues por ser carpintero<br />
no sabía leer ni escribir. Después<br />
preguntó a Felipe: "¿dón<strong>de</strong> conseguiremos<br />
pan, vino y pescado para dar <strong>de</strong><br />
comer a esta multitud? Ni doscientos<br />
<strong>de</strong>narios bastarían: cinco panes <strong>de</strong> cebada,<br />
una vasija <strong>de</strong> vino y dos pescados<br />
secos es cuanto tenemos para tres mil<br />
personas; solo un milagro los alimentará".<br />
El Maestro les pidió dividirse<br />
en grupos y que cada uno <strong>de</strong>positara<br />
sus provisiones en un claro al pie<br />
<strong>de</strong> la colina, don<strong>de</strong> él fue el primero<br />
en colocar sus panes, la vasija <strong>de</strong><br />
vino y dos pescados. Igual hicieron<br />
ten<strong>de</strong>ros y artesanos con sus viandas<br />
y los viñadores con sus odres.<br />
Los comerciantes que pasaban con<br />
carretas <strong>de</strong> víveres cedieron una<br />
parte. Los pobres aportaron lo que<br />
poseían: esperanza. Entonces or<strong>de</strong>nó<br />
repartir el inmenso acopio. Tres<br />
mil comieron y sobraron doce cestos.<br />
El milagro se había producido:<br />
la solidaridad <strong>de</strong>rrotó al egoísmo.<br />
¿Alucinación?<br />
Cuando Artabán fue liberado,<br />
volvió a escuchar <strong>de</strong>l extraño hombre<br />
que hablaba en parábolas. Su mano<br />
ya arrugada palpó el último regalo:<br />
el jaspe <strong>de</strong> Chipre que infun<strong>de</strong> el don<br />
<strong>de</strong> la Palabra. Deambulaba por Jerusalén,<br />
cuando anunciaron tres crucifixiones.<br />
Camino al Gólgota reparó<br />
en una niña ofrecida en subasta en<br />
el mercado <strong>de</strong> esclavos; compra su<br />
libertad con el jaspe y en ese instante<br />
una pedrada lo <strong>de</strong>rriba.<br />
Alucina una sombra infantil que<br />
susurra: “Tuve hambre y me diste <strong>de</strong><br />
comer, estuve enferma y me curaste,<br />
me hicieron prisionera y me liberaste”.<br />
Le pregunta: ¿cómo te llamas?<br />
no recuerdo haber hecho nada <strong>de</strong> eso<br />
por ti; y expira en brazos <strong>de</strong> la niña<br />
cuya libertad había comprado con su<br />
última ofrenda. Cree oír: “Me llamo<br />
como mi madre: María Magdalena.<br />
Y en verdad te digo que todo lo que<br />
hiciste por tus prójimos, lo hiciste por<br />
aquel que está en don<strong>de</strong> se posan los<br />
ojos <strong>de</strong> mi madre, al igual que ella<br />
estará siempre don<strong>de</strong> se posaban los<br />
<strong>de</strong> Él”.<br />
“A pie se vuelven tres reyes, cabizbajos<br />
y afligidos,<br />
mientras buey, asno y camellos le<br />
hacen cosquillas al niño”.<br />
8 <strong>Revista</strong> <strong>Sala</strong> <strong>de</strong> <strong>Espera</strong> • Edición Especial Digital