REVISTA Nº 55: DICIEMBRE-2015

FAMILIA MENESIANA
“IN MEMORIAM”
Hno. Benedicto de Francisco Merino
27-VII-1945 +30-VII-2015
El H. Benedicto nació en
Rabanal de los Caballeros
el 27–VII–1945 en
una familia profundamente
cristiana, lo que,
sin duda, fue decisivo en el despertar
de su vocación, así como también
la intervención de D. Erfidio,
sacerdote y párroco de Rabanal en
el momento determinante en el que
Bene expresó su deseo de ir al seminario
de los Hermanos Menesianos
de Nanclares de la Oca (Álava).
Bene aprendió de sus padres, Clemente
y María del Pilar la piedad, la
sencillez, el espíritu de trabajo, el
sentido de la responsabilidad. El
Señor bendijo este matrimonio con
dos hijos, Bene y María de las Mercedes.
Ésta también irá a Nanclares,
algo más tarde, con las monjas
que atendían a los Hermanos formadores
de los diversos grupos,
Aspirantado, Noviciado y Escolasticado.
Allí, Mercedes, con las acertadas
orientaciones de las Hermanas
Compasionistas, pronto aprendió
costura, cocina y otros variados
saberes de una buena ama de casa.
Años más tarde, Mercedes conoce
a un buen joven de la zona llamado
Javier López de Ullívarri, con el que
contraerá matrimonio, y tendrá dos
hijas: Pilar y Eva.
El Hno. Benedicto ejerció la docencia
en la mayor parte de nuestros
colegios y repitiendo en alguno de
ellos. Comenzó como profesor en el
Colegio Menesiano de Madrid. En el
mismo Colegio fue Administrador
de 1981 a 1988; también fue Administrador
de los colegios de Santo
Domingo de La Calzada, Portugalete
y Aguilar de Campoo. Fue Superior
de la Casa Principal de Nanclares.
Pero donde Bene dio lo mejor
de sí mismo fue en la Enfermería de
Bilbao, durante 15 años, de 2000 a
2015, esto es, hasta su fallecimiento.
Porque era humilde, sencillo,
muy humano y generoso. Se entregó
a la tarea sin reservas. Gracias,
Bene, por tu magnífico ejemplo e
imperecedero recuerdo…
El 30 de julio a las 5:30 h. de la tarde,
en la capilla grande del Colegio
de Nanclares de la Oca, tuvo lugar
la Misa “de corpore in sepulto”;
presidió la ceremonia el D. Erfidio,
y le acompañaron en la concelebración
D. Gregorio, capellán de la casa,
y D. José Luis Rodríguez, Párroco
de Orduña y amigo de los Menesianos.
La homilía estuvo a cargo
del Hno. Miguel Aristondo Saracíbar,
Provincial de los HH. Menesianos,
quien se expresó en los siguientes
términos:
“Cuando en la noche del miércoles al
jueves veía agonizar a Benedicto, me
vino a la memoria la frase de la Regla
de Vida que habla de la muerte
como desprendimiento total, como
entrega, como confianza total en las
manos de Dios. Ceo que si algo nos
ha transmitido Bene, siempre -pero
quizá con más fuerza en estos dos
últimos meses- es una confianza total,
es un saberse en manos de Dios
bueno, amoroso, perdonador, cercano,
compasivo, tierno… que no dejaba
lugar a dudas. “Lo que Dios
quiera” repetía siempre que se presentaba
la ocasión. No era algo improvisado,
sino la expresión de una
certeza que habitaba dentro de él,
que él había ayudado a crecer en su
interior durante toda la vida.
Cuando pienso en la vida de Benedicto,
me vienen a la mente imágenes
de niños, de patio, de actos colegiales,
de celebración con compañeros
profesores, de momentos de presencia
callada, oculta tras la máquina de
fotos. Podríamos decir con la canción
que el suyo era “un corazón lleno
de nombres”. Recuerdo también
el cuidado y mimo en el trato con los
Hermanos mayores enfermos, la
preocupación por cada uno, los detalles
con sus familias, con las personas
que os acercabais a la enfermería
(jóvenes del PES, educadores,
familias…). ¡Cuánto te debemos, Benedicto!.
Para muchos Hermanos, en
el final de su vida, has sido el rostro
de la comunidad. Gracias por el cariño
y la dedicación a cada uno. Gracias,
Señor, por el ejemplo de vida de
un Hermano entregado, consciente
de que su vida era para otros, entregado
a Ti, dedicado en cuerpo y alma
a hacer presente entre quienes tenía
alrededor, tu cariño y tu misericordia.
Profesor recto según los patrones
de la época, preocupado por ser un
buen profesional, consciente de
que los tiempos cambian y exigen
adaptación. Educador de corazón
que sabía de la importancia del tra-
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