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RELATOS CANNÁBICOS<br />
DE CÓMO UNO SE HACE CULTIVADOR<br />
DEL PRENSADO<br />
A LA CRUZA<br />
En América del Sur muchos empezamos cultivando las semillas que<br />
venían del prensado paraguayo. Con ellas aprendimos algunas cosas,<br />
luego vimos que se podían traer de afuera unas mucho mejores.<br />
Y cuando se complicó en la Aduana, aprendimos a hacer nuestros<br />
cruces. por Gustavo Laksman<br />
De joven, cuando comencé a fumar cannabis,<br />
fue la época en que Soda Stereo daba sus<br />
últimos tres conciertos. Lo recuerdo porque<br />
unos amigos iban a verlos y después venían al<br />
campamento donde estábamos nosotros. Mis<br />
amigos que ya fumaban no querían darme…<br />
lo dejaron en el cenicero y me dijeron “si<br />
querés fumar, agárralo vos”, y obvio que lo<br />
agarré, por curiosidad, por no ser menos. Era<br />
paraguayo, claro. El típico prensado. Aunque<br />
reconozco que el de aquella época tenía otra<br />
calidad, era gomoso y tenía un dejo a sabor<br />
rico. Esa vuelta caímos presos por averiguación<br />
de antecedentes y no fue mi mejor experiencia,<br />
ya que estuvimos un par de horas<br />
encerrados y siendo verdugueados por los<br />
señores de botines y bastones. Ahí comencé<br />
a emparentar el cannabis con los poli, y los<br />
vecinos buchones y conservadores.<br />
Durante muchos años fumé prensado porque<br />
no sabía que existían las flores. Hasta que un<br />
día un amigo trajo unos cogollos que un primo<br />
cultivador le había regalado. Ahí entendí la<br />
diferencia. En todo sentido. El sabor, el cuelgue<br />
y la alegría que me dejaron esas flores nunca<br />
antes los había experimentado. Con el tiempo<br />
no entendía cómo gastaba plata en paraguayo<br />
habiendo semillas. Empecé trágicamente<br />
−como la mayoría de los novatos−, se me<br />
morían las plantas sin siquiera saber qué sexo<br />
tenían. Viendo por internet me enteré de que<br />
existía el cannabis automático, cruza de regular<br />
con rudelaris, la especie de cannabis que<br />
florece sin importar el fotoperiodo. Compré<br />
semillas en una página española y las puse<br />
en macetas de siete litros sobre una tarima<br />
con ruedas y alambres, ya que a mi gatita le<br />
encantaban sus hojas. Fue en primavera, y<br />
por suerte me tocaron unos días con mucho<br />
sol y pocas lluvias para que las niñas nacieran<br />
sanas y fuertes. Eran una Moby Dick, una<br />
Amnesia y dos Vertigo. Su sabor era increíble,<br />
casi a hachís afgano. Me di cuenta de que si<br />
lo hacía en indoor yo era el “dios” del lugar<br />
poniendo “el sol” el tiempo que necesitaba.<br />
Compré una estación meteorológica de<br />
esas que te dicen humedad y temperatura,<br />
hasta que se rompió y no vi la diferencia<br />
de no tenerlo, ya que con sólo mirar las<br />
plantitas ellas te dicen qué les sobra o qué<br />
les falta, por la apariencia de sus hojas.<br />
Compré más semillas y se las di a un amigo<br />
para que las pusiera en su casa, ya que por<br />
falta de espacio no podía armar mi armario.<br />
Su indoor era chiquito, de un metro por un<br />
metro, pero mejoraba la cantidad y calidad<br />
de las plantas; compramos tierra compostada,<br />
le poníamos mitad humus y mitad<br />
tierra y un poco de vermiculita, perlita y<br />
guano de murciélago. Ahí aprendimos que<br />
un buen sustrato es fundamental para un<br />
buen crecimiento; el sustrato es la comida<br />
de la planta. Leí que las automáticas<br />
no se podían trasplantar y que había que<br />
ponerlas en su recipiente final, pero eso me<br />
trajo problemas, ya que sin darme cuenta<br />
regaba mucho y se me formaban hongos,<br />
y cuando empecé con las semillas propias<br />
no quería usar tanta tierra porque primero<br />
tenía que saber su sexo, por lo que tomé<br />
la decisión de hacerlas crecer en envases<br />
de tres litros, para luego trasplantar a la<br />
definitiva de siete o diez litros, y nunca tuve<br />
problemas de crecimiento.<br />
Compramos semillas entre tres amigos.<br />
Cada uno armó un cogollero y sin querer<br />
salieron nombres de estadios por las luces.<br />
El primero era la cancha de Deportivo Morón<br />
(con una luz de 400 W, una lámpara de las de<br />
calle), el segundo lo llamamos el Maracaná<br />
(dos luces de 400 W y poca ventilación) y<br />
al último (el mío) lo llamamos Camp Nou<br />
(dos lámparas de 400 W, terminaciones en<br />
durlock con extractor e intractor de aire). La<br />
gente siempre piensa que armar un indoor<br />
es algo muy complejo y la realidad es que,<br />
comprando una luz con balastro, dos coolers<br />
y un temporizador, que están al alcance de<br />
cualquier laburante medio, se hace un indoor<br />
mucho más simple de lo que parece. Este<br />
sistema tiene a favor el poder manejar todos<br />
los factores para tener plantas sanas, fuertes<br />
y además la cosecha estará lejos de las miradas<br />
conservadoras y peligrosas.<br />
Pero cierto día traer semillas se puso difícil,<br />
mis amigos pasaron un feo momento en<br />
la aduana al punto de casi quedar con una<br />
causa armada, y no quisimos saber más<br />
nada con el tema. El que primero se quedó<br />
sin semillas puso regulares y conocimos lo<br />
que era el macho (porque las automáticas<br />
eran todas feminizadas). Tenía una Amnesia<br />
en pleno crecimiento y estaba a 15 días de<br />
ser cosechada, o sea, con 45 días de gestación.<br />
Buscamos cómo polinizar y tiramos<br />
el rico y aterciopelado polvo amarillo −el<br />
polen− que desprende la pelotita cuando se<br />
abre sobre uno de los cogollos de la hembra,<br />
de los más nuevos ya que la fuimos<br />
cosechando de a poco, a medida que las<br />
flores maduraban, dándole más tiempo a<br />
las semillas para terminar su ciclo. En un<br />
momento se vieron marrones, a punto de<br />
ser eyectadas para caer en tierra y volver a<br />
nacer, como el ciclo mismo de la vida. De un<br />
cogollo sacamos 23 semillas, mezcla de una<br />
punto rojo regular macho con una Amnesia<br />
automática feminizada. Esperamos a que<br />
secaran una semana y las pusimos a germinar<br />
con el viejo y conocido método del platito<br />
volador (plato de café, más tres servilletas<br />
mojadas, más semillas, más tres servilletas<br />
mojadas, más platito de café invertido<br />
haciendo de tapa).<br />
Había dos opciones: que salieran regulares<br />
o automáticas. A la que sexaba al mes la<br />
separábamos, porque significaba que era<br />
automática, tanto macho como hembra, y<br />
repetimos la operación unas cuantas veces,<br />
dejando sólo un macho reproductor bien lejos<br />
de las nenas, siempre con mucho cuidado,<br />
apagando ventiladores y coolers, ya que el<br />
polen es muy volátil y puede impregnar las<br />
otras plantas. En la elección de los machos<br />
polinizadores buscábamos buen tamaño y<br />
en la hembra a polinizar lo mismo, después<br />
nos pusimos exquisitos y buscábamos en el<br />
sabor para ver cuál cruzar.<br />
El autocultivo no es para vagos, hay que<br />
dedicarle tiempo y paciencia, y abrir<br />
mucho los ojos porque cada planta es<br />
un mundo. Siempre antes de cortarlas,<br />
les agradezco y les cuento cuál es su fin,<br />
porque son vida, porque son naturaleza.<br />
Regalé muchas semillas, porque creo<br />
que es la única manera de luchar contra<br />
el narcotráfico, que cada uno tenga su<br />
plantita y la oportunidad de reabastecerse<br />
las veces que quiera. Cuando el narco<br />
no tenga quien le compre, ni el poli le<br />
pueda cobrar su cuota, el cannabis va a<br />
bailar en paz por todos los jardines.