82 filtro de carbono con una sección de tubo ducting. En cuanto hayamos colocado la extracción y el filtro de carbono, sólo nos quedará colocar el foco. El kit del foco consta de un reflector con casquillo, un balastro, la bombilla y el cable trifásico, y de un grosor acorde a la potencia usada. El balastro debe ir siempre colgado en una pared, cultivemos en habitación o armario, a una altura que evite problemas en caso de que se caiga o salpique algo de la solución nutriente con la que alimentamos a nuestras plantas. El balastro siempre debe ser acorde en Vatios a la bombilla que se use, es decir, 400 W con 400 W y 600 W con 600 W. Una vez colgado de la pared elegida, el siguiente paso es realizar las conexiones del balastro con el enchufe y con el reflector; los armarios de cultivo tienen en la pared trasera y por arriba una pequeña vía, hecha para poder pasar por ella el cable trifásico hasta el reflector. Para realizar esas conexiones deberemos calcular cuánto cable necesitaremos y no dejarlo con mucha holgura o enrollado sobre sí mismo al colocarlo. Tampoco debemos dejar cables pelados al aire, fuera de la regleta donde se realizan las conexiones, que supongan posibilidad de un susto, y tampoco deberemos tocar el balastro cuando esté funcionando, ya que genera mucho calor mientras trabaja alimentando la bombilla. Es muy importante hacer bien la conexión y respetar el orden de los cables a la hora de conectarlos, debemos asegurarnos que las conexiones se correspondan a lo que indica el esquema que viene dibujado, señalizando cada una de ellas en el balastro a tal fin. Lo mejor de todo, en realidad, es hablar con un electricista, preferentemente cannábico. Cuando ya estén bien hechas las conexiones que salen del equipo, una con una sección cable que llevará en el extremo el enchufe y otra que tenemos aún que conectar al casquillo del reflector, instalaremos el reflector en el techo de la habitación o del armario. Para poder colgarlos correctamente, los reflectores tienen en su parte posterior unas pestañas que levantaremos con la ayuda de un destornillador plano hasta dejarlas en ángulo de noventa grados. En estas pestañas se engancharán las típicas poleas para focos colgadas del techo, que nos permiten nivelar el foco a la altura deseada en cada momento del crecimiento de nuestras plantas. También se pueden utilizar cadenas y mosquetones para sujetarlas y graduar la altura del foco, subiendo según sea necesario para las plantas. Ya sólo falta quitar el plástico protector de los reflectores para proteger su parte interior, la que refleja la luz que emite la bombilla. Ahora sólo nos faltaría colocar la bombilla de alta presión de sodio con su correspondiente equipo. Debemos tener en cuenta algunos factores para llevar a cabo la elección de bombilla. Lógicamente, 600 W nos dan la posibilidad de poder obtener una mayor cosecha que 400 W, debido a la potencia. Con un 400 W podemos cultivar en un espacio de un metro cuadrado y con un 600 W podemos ampliar ese metro cuadrado hasta casi un metro y medio cuadrado. Pero todo tiene pros y contras, con un foco de 600 W el consumo eléctrico será mucho mayor que con un 400 W, y el calor que produce y genera la bombilla es mayor. La luminosidad también, por lo que las plantas nos demandarán una mayor cantidad de agua y nutrientes. Esta elección se debe llevar a cabo antes de efectuar el montaje y en el momento de colocarla debemos ser muy cuidadosos, hay que tener en cuenta que las bombillas de alta presión de sodio (también llamadas HPS) son muy frágiles y delicadas, por lo que debemos manipularlas con sumo cuidado. La bombilla es lo último que instalaremos del foco y lo haremos extrayendo de su envase la parte del casquillo de la bombilla, pero manteniendo la parte de cristal dentro. Agarraremos la bombilla por la zona del envase de cartón y la enroscaremos en el casquillo del reflector ya instalado del techo. Una vez que esté completamente enroscada, sacaremos con cuidado el envase de cartón. Haciéndolo de esta forma evitaremos dejar manchas, restos de humedad o sudor en la bombilla que no son nada recomendables. Cuando tengamos que cambiar la bombilla, debemos dejar que pase casi una hora hasta poder manipularla, es recomendable volver a ponerle el envase de cartón para quitarla. Según hayamos conectado el extractor y el foco, los encenderemos para comprobar que todo está bien conectado y que funciona correctamente. Acto seguido nos encargaremos de colocar el termohigrómetro, de tal manera que podamos subirlo o bajarlo según la necesidad, y de poner en hora el temporizador para poder programarlo para que se encienda y apague a la hora que decidamos. Hay que tener en cuenta que, en la fase de crecimiento, el ciclo de luz/oscuridad es de 18 horas de luz y seis de oscuridad; al cambiar debemos variar el ciclo de luz/oscuridad que reciben las plantas para dejarlo en 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad. Cuando hablamos de oscuridad debe de ser absoluta, y en esas horas no debemos entrar a la habitación ni abrir el armario para nada, ya que sólo conseguiríamos producir estrés en nuestras plantas, además de alterar su ciclo, lo que repercutirá en el resultado final. Tan sólo nos queda poner el plástico reflectante en las paredes de la habitación para poder aprovechar al máximo la luz, pero si utilizamos un armario no será necesario, ya que el interior de ellos tiene incorporado el reflectante. También nos restaría colocar los tiestos en los que irán nuestras plantas, de tal forma que la lámpara quede justo sobre el centro de ellos y que estén colocados de tal manera que dibujen la figura de un cuadrado, a fin de aprovechar bien la luz. Tampoco estaría de más utilizar unas bandejas o algún tipo de plato (personalmente prefiero bandejas) para evitar que la solución nutriente que drena las plantas tras los riegos se vierta al suelo. Las macetas las rellenaremos con tierra bien suelta para facilitar la oxigenación de las raíces y que puedan desarrollarse bien. A tal efecto, soltaremos la tierra en los sacos, previo rellenado de los tiestos, solamente cuando vayamos a efectuar el trasplante de nuestras semillas germinadas o clones − en el caso de poder conseguir unos clones sanos, fiables y de calidad−. SUSTRATO Y NUTRICIÓN Es esencial no escatimar dinero en adquirir una tierra de buena calidad y que esté bien preparada y equilibrada. Podemos elegir una tierra muy abonada o una tierra poco abonada, aunque para evitar problemas de excesos en las plantas, si estamos comenzando a cultivar en interior, será recomendable utilizar una tierra poco o ligeramente abonada de las muchas que podemos encontrar en cualquier growshop. Para la alimentación y nutrición de las plantas, de una forma equilibrada y básica, es recomendable la utilización de un estimulador de raíces en los primeros riegos de la fase de crecimiento. Posteriormente utilizaremos un nutriente biológico de crecimiento durante toda esta fase. Al cambiar a la fase de floración, mientras la planta no nos muestre que está comenzando a formar sus flores, seguiremos utilizando el abono de crecimiento: la planta necesita nitrógeno. Según comience a florecer, dejaremos de usar el nutriente de crecimiento para empezar a usar el nutriente de floración, que utilizaremos hasta que falte entre una semana y diez días para cosechar. En ese momento comenzaremos a regar sólo con agua y seguiremos así hasta el momento de tener que recoger la cosecha. De ser posible, dos días antes de cortar las plantas ya no las regamos más. Es importante consultar las proporciones recomendadas por cada marca de nutrientes e incluso quedarse un poco por debajo de la dosificación que se describe en las indicaciones de uso de las botellas de cada uno de ellos. Menos es más, es mejor quedarse corto que pasarse con la dosificación, ya que se corrige más fácilmente una carencia que un exceso. Por otra parte, también es muy importante que administremos la solución nutriente a nuestras plantas mientras la lámpara de sodio esté encendida (las plantas sólo comen cuando hay luz) y de ser posible, cuando lleve poco tiempo encendida. Por ello será necesario adecuar la programación del temporizador a tal fin, para que las horas en las que debamos cuidar y trabajar con las plantas coincidan con que haya luz.
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