06_Un libro es un amigo_6 mar 2017_individuales

seguridad. En sus pesquisas descubrió que en el psiquiátrico
desinfectaban constantemente salas y pasillos, cambiaban las
sábanas a diario, había un control profiláctico mejor que el de
cualquier hospital privado y purificaban el aire cada cuatro horas.
Era un lugar seguro, al menos más seguro que la calle o que
su casa. Revisó las fichas de los internos. No había reporte de
enfermos por transmisión del virus. En la sala siete había dos
pacientes en aislamiento, y uno más con una situación legal
no definida. Sólo tres internos. Uno de ellos, un tal Clemente
Verdugo, era líder de una secta religiosa. Dirigía a un grupo de
jóvenes en la lucha contra el Nuevo Orden Mundial. Era un
misógino. Había intentado prostituir a sus pupilas. Las obligaba
a tener relaciones sexuales con él y con los varones de
la congregación. Lo encerraron gracias a la denuncia de una
de las muchachas. Los médicos le diagnosticaron megalomanía
y le aplicaban electroshocks para estabilizarlo. Otro de los
reclusos era un tipo de nombre Orígenes Sánchez. Había en
su carpeta un auto de formal prisión dictado por un juez del
gobierno de Taxco. La sentencia era por el delito de residencia
no justificada. También había documentos del hospital psiquiátrico
de Santa Gracia que argumentaban psicosis temporal
en el paciente. Hacían una recomendación para que Orígenes
regresara a su país de origen a recibir tratamiento adecuado.
El tercer interno era un vagabundo, de nombre Ireneo Guerra,
acusado de asesinar a quince mujeres. No había pruebas que lo
inculparan de un solo asesinato, salvo que lo habían encontrado
con una de las víctimas agonizando en sus brazos. Lo tenían
internado para realizarle un perfil psicológico de asesino serial
y estudios de comportamiento. Según su ficha clínica, mostraba
un cuadro típico de esquizofrenia.
Juan Nepomuceno estaba convencido de que el psiquiátrico
145