06_Un libro es un amigo_6 mar 2017_individuales

Verano sobre ruedas,
una canción de velocidad
Cincuenta grados en una ciudad de 2,240 metros sobre el nivel
del mar, mes de julio. Sus habitantes revisan, sin interés real, los
reportes del tiempo en pantallas táctiles acuosas, el cual dejó de
importarles hace ya varias décadas; esta conocida forma de vida
les resguarda de cualquier contacto con la temperatura exterior
real. Para el verano del dos mil cuarenta, la epidermis de muy
escasos habitantes de la ciudad de Mexi Co., conocía directamente
el calor del sol a mitad del año... o en cualquier época.
Las exigencias de salud fueron muy claras a partir del año
dos mil diecinueve con el objetivo de mantener a la sociedad enclaustrada,
se emitieron boletines de alerta: la exposición directa
por más de diez minutos al ambiente natural de las capitales
sobrepobladas como Mexi Co., provocaría fuertes abrasiones en
la piel de forma irreversible; desafortunadamente lo anterior se
comprobó de forma científica cuando murieron miles de personas
al pasar un verano bajo sol, los sobrevivientes se llevaron
una inflamación pulmonar y quemaduras corneales.
No era un secreto que la antigua raza de bronce se había
convertido en grupos de personas endebles y debiluchas; su involución
contrastaba con el encumbramiento de la tecnología
habitacional.
Convirtieron el transporte en una ciencia que les permitía
mantenerse vivos dentro de enormes cápsulas donde respiraban
un aire esterilizado, a ese hábitat le llamaban hogar. En
cambio si la cabina triplicaba su tamaño y acogía a los más
pequeños, se le designaba como escuela.
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