06_Un libro es un amigo_6 mar 2017_individuales

cional, ellos cumplían con los requisitos: solvencia económica
y un implante en el hueso temporal.
Arribaron en numerosos grupos, los turboconvoys apenas
alcanzaban a cumplir con transportar a los mexicorporativos
así como a los extranjeros. La orden de ese día fue transitar
lentamente por la ciudad para que los recién llegados pudieran
apreciar la eficiencia en el diseño y el trazado de la ciudad.
El recorrido inició sin sobresaltos, a marcha lenta. Los forasteros
cómodamente sentados dentro de las burbujas transparentes,
observando el trayecto en sus pantallas acuosas.
Se acercó trepidante un sonido desconocido hasta ese momento
para nativos y extraños, incluso el implante desconoce
el timbre y de dónde provienen las vibraciones. Ellos levantaron
la mirada y observaron el exterior, un ruido cíclico, giratorio,
buscaron de donde provenía ese runrún repetitivo. Una
sombra rauda pasó frente a sus ojos atolondrados, parpadean…
una sombra más… y otra… una más… en secuencia varias…
ellas traían consigo el estruendo, se desplazan entre los turboconvoys
que ahora parecen intimidados y lentos por la invasión
rodante.
Desaparecen las sombras llevándose su eco. Los espectadores
pegan sus caras a la cubierta cristalina buscando una respuesta
a lo que acaba de pasar y rodar ante sus ojos.
-Eran mujeres, respondió un experimentado.
-¡No puede ser! ¡Nadie sobrevive al exterior!, exclamó una
voz alarmada.
El estruendo se acerca: hordas de mujeres rodando sobre
patinetas, sus cuerpos estilizados casi adolescentes, cabello
largo y suelto que se movía según la velocidad, decolorado y
salitroso por el sol. Cuerpos canela, morochos, sobreviviendo a
la exposición de un sol que dura 20 horas, moviéndose en per-
64