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01-Corazon_elastico_-_Elena_Montagud

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hacía perder la tranquilidad era el retumbar de su corazón mientras observaba los<br />

tatuajes de Adrián. Lo que la asustaba era pensar que quizá después de esa vez no<br />

se repetiría. Lo que le dolía era comprender que lo más probable era que no<br />

hubiera un más allá porque no era el tipo de chica que a él le iba.<br />

—Blanca —la llamó.<br />

Al mirarlo a los ojos, todo el cariño que sentía por él la empujó.<br />

Se estudiaron el uno al otro durante unos minutos que para ella fueron los más<br />

largos y también los más cortos del mundo. Entonces alargó la mano y le cogió<br />

del sexo. La movió dubitativa, sin saber muy bien lo que debía hacer. Adrián la<br />

observó confuso, pero, segundos después, posó su mano sobre la suya y la guio. Y<br />

luego, con la otra, exploró el húmedo sexo de la muchacha. Se masturbaron el uno<br />

al otro, sin apartar las miradas, reconociéndose, ofreciéndose. Blanca pensó que<br />

aquello era dulce, hermoso, que el sexo de Adrián palpitando en su mano era lo<br />

único que quería sentir para siempre. Él apoyó la frente en la suya. Ella aceleró<br />

los movimientos. Los de él en su sexo también aumentaron. Los jadeos de Adrián<br />

la llevaron al límite. Se fue con un pequeño grito en la mano de su amigo, quien se<br />

apartó de repente, como si quemara.<br />

—Yo… —carraspeó él.<br />

Y entonces la burbuja se rompió. Oyeron el sonido de la puerta al abrirse y<br />

cerrarse y, a continuación, la voz de Nati llamándolo. Ambos miraron la puerta.<br />

Ella con horror. Él tranquilo.<br />

Blanca se apresuró a recoger toda su ropa y empezó a ponérsela casi sin<br />

comprobar si estaba haciéndolo bien. Adrián, por su parte, tan solo se colocó los<br />

calzoncillos y la observó con una sonrisa un tanto triste. De repente fue consciente<br />

de lo que habían hecho y un tremendo pudor se apoderó de ella. Quiso decirle que<br />

hablarían, que esa vez no iba a huir, pero los pasos de Nati se acercaban y no<br />

acertó a soltar palabra alguna. Ni siquiera le lanzó una última mirada, sino que<br />

salió escopetada de la habitación. Quizá haber vuelto la cara hacia él y haberle<br />

dedicado una sonrisa habría cambiado algo, pero el miedo suele hacernos perder<br />

las mejores oportunidades, cuando no las únicas.<br />

Blanca pensó. Mucho. Y no solo con la cabeza, sino también con el corazón, algo<br />

poco usual en ella. Quería ser periodista, pero no sabía materializar sentimientos.<br />

De modo que decidió escribir una carta en la que los soltaría todos. Después de<br />

eso, no habría marcha atrás. No sabía si recibiría un sí o un no, pero ya no<br />

importaba. Tan solo quería que Adrián supiera lo que había ocurrido, los motivos

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