21.09.2017 Views

01-Corazon_elastico_-_Elena_Montagud

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te querrá igual.<br />

Asiento conmocionada. Begoña me achucha con todas sus fuerzas.<br />

—Así que mañana, por favor, no te achiques ante ese gilipollas. El que la ha<br />

jodido es él, no tú. Puede que tú cometieras un error, pero él también. Que lo<br />

asuma, que se dé cuenta de que no debe tratar así a las mujeres. Y espero que tu<br />

jefe también sea consciente de ello.<br />

El resto de la tarde del domingo lo pasamos viendo series en Netflix. Begoña<br />

está enganchada a House of Cards, que trata de corrupción política y demás. Yo<br />

no pillo una mierda. Pienso en lo que va a suceder mañana, en cómo será mi vida<br />

a partir de entonces y, entre una rallada y otra, los ojos de Adrián se asoman a mi<br />

mente y me provocan un dolor insoportable en el pecho.<br />

Bego se queda a dormir conmigo. Doy vueltas en la cama y tan solo a las cinco<br />

de la mañana, dos horas antes de que suene el despertador, caigo en un sueño<br />

intranquilo y lleno de pesadillas relacionadas con mi adolescencia. Al abrir los<br />

ojos me duele todo el cuerpo. Y más. Algo en el interior, algo que va más allá de<br />

los músculos, me atenaza.<br />

Begoña ha insistido en preparar café, aunque no sé a ciencia cierta si me<br />

sentará bien. Mientras tanto, me doy una ducha larga y caliente. Y recuerdo a<br />

Adrián. Sus palabras se clavan en mi piel y me entran ganas de llorar. Logro<br />

contenerme. En poco tiempo tendré que mostrarme segura ante el hombre que<br />

decidirá mi situación laboral.<br />

Begoña se empeña también en llevarme al despacho. Dice que esta mañana no<br />

estoy en condiciones de conducir. Le sonrío con una tostada a medio comer en la<br />

mano. Echo vistazos al móvil y ella mueve la cabeza, como regañándome. Sigue<br />

creyendo que debería llamar a Adrián y quedar con él para hablar. No estoy<br />

segura de que me lo cogiera.<br />

En el Focus de mi amiga empiezan a temblarme las piernas. Ella charla de<br />

tonterías para que me olvide de todo durante unos minutos. No lo logra. Al<br />

mirarme en el espejo retrovisor descubro lo pálida que estoy. Ni siquiera el<br />

maquillaje me ha ayudado.<br />

—Estaré trabajando, pero llámame con lo que sea —me dice cuando llegamos<br />

al edificio del bufete.<br />

Asiento con la cabeza y la abrazo. Bego me frota la espalda y me susurra que<br />

todo irá bien.<br />

Mis tacones resuenan en el suelo y me provocan una ligera jaqueca. Me mareo<br />

nada más cruzar la puerta. Cierro los ojos, cojo aire, aprieto el maletín. Me estiro

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