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| artículo |<br />
Brisa y lluvia. Tempestad<br />
KAreN eScALANTe-BArrerA<br />
escalantebarrera.karen@<br />
gmail.com<br />
Gracias infinitas<br />
II.En ese momento se subió<br />
un ven<strong>de</strong>dor ambulante<br />
<strong>de</strong> dulces típicos<br />
salvadoreños “vaya<br />
los dulces, vaya los<br />
dulces, <strong>de</strong> coco rayado,<br />
tamarindo, nance, quiebradientes,<br />
vaya los dulces <strong>de</strong> a cora <strong>de</strong> a cora”…<br />
andaba los dulces colgados <strong>de</strong> una<br />
manera muy ingeniosa, en una especie<br />
<strong>de</strong> percha hecha por él mismo – por lo<br />
visto - .<br />
La gente le compraba con gusto,<br />
escogían el producto y le cancelaban<br />
los 0.25 centavos <strong>de</strong> dólar que costaba<br />
cada unidad. Le compraban hasta tres<br />
bolsitas <strong>de</strong> diferentes dulces.<br />
¡Vaya! – Se dijo Brisa – mejor me voy<br />
a <strong>de</strong>dicar a ven<strong>de</strong>r dulces en los buses,<br />
no le va nada mal a este señor, pensó.<br />
¿Cuántos buses abordará al día y<br />
cuánto ven<strong>de</strong>rá?... Bueno, cada quien<br />
en la rebusca, <strong>de</strong> la manera que pueda.<br />
Así se gana la vida…<br />
El folleto aún seguía en sus manos.<br />
Ya llevaba la mitad y era una lectura<br />
<strong>de</strong> mucho interés para ella. Por suerte<br />
no olvidó bajar en la parada siguiente,<br />
en un centro comercial, en Metro<br />
Centro, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía abordar el bus que<br />
la llevaría por unas cuadras más a la<br />
Universidad <strong>de</strong> El Salvador.<br />
En ese momento recordó cómo había<br />
conocido a su novio… Fue en un<br />
torneo <strong>de</strong>portivo, los dos participaban<br />
en el evento, pero <strong>de</strong> forma diferente.<br />
Ella estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las competidoras,<br />
pues amaba el volley ball, el cual<br />
practicaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niña. Él asistía como<br />
simple espectador.<br />
En uno <strong>de</strong> los partidos, justo en las<br />
últimas rondas, cuando los puntos<br />
<strong>de</strong>cidían el empate o el gane <strong>de</strong>l<br />
juego. Ahí se encontraba Brisa en<br />
uno <strong>de</strong> los partidos más emocionantes<br />
cuando ¡zas! la pelota se dirigía a toda<br />
velocidad hacia el público y aterrizaba<br />
justo en el rostro <strong>de</strong> un joven que cayó<br />
<strong>de</strong> pronto tendido al suelo. Ella quedó<br />
congelada. Sentía cómo su cuerpo se<br />
erizaba <strong>de</strong> pies a cabeza y viceversa.<br />
Todo parecía estar en cámara<br />
lenta, como si el tiempo a la vez <strong>de</strong><br />
transcurrir, se <strong>de</strong>tuviese <strong>de</strong> repente…<br />
El partido continuó y el personal <strong>de</strong><br />
primeros auxilios fue directamente a<br />
encargarse <strong>de</strong>l joven que estaba tendido<br />
en las gra<strong>de</strong>rías. Ella hubiera querido<br />
estar ahí y, por lo menos, ver cómo<br />
auxiliaban al joven. También quería<br />
finalizar rápido el partido. Hizo varios<br />
puntos que al final les dio el gane. Al<br />
concluir el partido, lo primero que hizo<br />
fue acercarse al lugar don<strong>de</strong> estaba el<br />
muchacho, en las gra<strong>de</strong>rías, en el cual<br />
había caído “el pelotazo”. No logró<br />
verlo entre el público y se dirigió hacia<br />
don<strong>de</strong> se encontraba el personal <strong>de</strong><br />
primeros auxilios.<br />
Por fin halló al joven acostado<br />
esperando a una ambulancia. Su<br />
nariz se miraba como una enorme<br />
protuberancia sin forma. La tenía<br />
retorcida y el rostro irreconocible,<br />
hinchado. Lo único que ella podía<br />
hacer era darle una botella <strong>de</strong> agua y<br />
su número <strong>de</strong> celular, anotado en una<br />
página arrancada <strong>de</strong>l cua<strong>de</strong>rno. Como<br />
pudo, se comunicó con él. Le explicó<br />
que había sido ella quien le plantó el<br />
pelotazo. Obviamente, había sido<br />
un acci<strong>de</strong>nte, por lo cual lo sentía<br />
mucho por él y, por favor le insistió,<br />
se mantuviera en contacto para seguir<br />
<strong>de</strong> cerca su recuperación. Él también<br />
le había dado su número telefónico,<br />
con mucha paciencia, pues estaba muy<br />
adolorido <strong>de</strong> todo el rostro.<br />
Platicaron un rato. Él le dijo que no se<br />
apenara, que los acci<strong>de</strong>ntes sucedían y<br />
ya, no había más que hacer sino tratar<br />
<strong>de</strong> enmendarlos, si eso fuera posible y<br />
le prometió que sí estarían en contacto<br />
para que ella estuviera tranquila.<br />
“Parece que fue ayer” -—pensó<br />
Brisa— “el tiempo pasa rápido”…<br />
Ya se bajaba en la parada <strong>de</strong> ANDA,<br />
en la U. ¡Y ah!, había olvidado<br />
avisarle a su novio que se cercaba <strong>de</strong> la<br />
Universidad…<br />
Lo primero que hizo fue marcarle a<br />
Ranfis, para saber dón<strong>de</strong> exactamente<br />
se encontraba, y vio que le había<br />
mandado un mensajito <strong>de</strong> texto…<br />
“Amor, estoy aquí don<strong>de</strong> siempre, con<br />
las pupusas y tu chocolate caliente”…<br />
“¡Ahh que bello!” —se dijo— “habrá<br />
calculado por don<strong>de</strong> venía y menos<br />
mal que ya compró las pupusas; <strong>de</strong>bo<br />
ir a imprimir un documento. Luego <strong>de</strong><br />
eso”.<br />
En ese momento recordó que una<br />
madrugada había recibido un correo<br />
electrónico <strong>de</strong> su gran amor, quien<br />
pronto regresaría al país. Había<br />
estudiado una maestría en el extranjero<br />
y venía a quedarse, <strong>de</strong>finitivamente,<br />
en busca <strong>de</strong> ella, pese a que su amor<br />
estaba prohibido.<br />
Habían hecho el intento <strong>de</strong> olvidarse<br />
mutuamente, pero las cosas no son<br />
así <strong>de</strong> sencillas. Dejaron <strong>de</strong> hablarse<br />
por muchísimo tiempo y con mucho<br />
amor mutuo, pero en ese momento era<br />
mejor así. Dejar todos esos momentos<br />
compartidos; era el tiempo <strong>de</strong> estudiar<br />
y hacer otras cuestiones. La separación<br />
era irreversible, al menos en ese<br />
instante.<br />
“Su sueño se lo había advertido. Le<br />
dio muchas señales que ella no quiso<br />
o no supo revelar… Su gran amor<br />
estaba aquí para ella, y prometió que<br />
le daría tiempo <strong>de</strong> pensar y rehacer sus<br />
cosas, sus relaciones, su vida. Estaba<br />
consternada pues ya tenía algún tiempo<br />
8 TreSmiL Sábado <strong>11</strong> / noviembre / <strong>2017</strong><br />
con Ranfis. Pero el amor y el cariño no<br />
son la misma cosa” —pensó— “es una<br />
<strong>de</strong>cisión distinta”.<br />
Recordaba ese gran amor, esa<br />
grandísima amistad que existía, la cual<br />
aún conservaba. Los momentos vividos<br />
eran parte inalienable <strong>de</strong> su vida y la<br />
llamaban <strong>de</strong> nuevo. “La felicidad<br />
me llama <strong>de</strong> nuevo” —reflexionó—<br />
“ahora <strong>de</strong>bo enten<strong>de</strong>r y <strong>de</strong>scubrir qué<br />
hacer con mi vida”…<br />
Por un momento, mientras leía<br />
el correo electrónico, hacia la<br />
madrugada, no supo qué contestar. Se<br />
quedó helada, se petrificó, se alegró<br />
y, al mismo tiempo, se entusiasmó.<br />
Tenía muchas emociones encontradas,<br />
tantas la invadían que no sabía cuál la<br />
gobernaba.<br />
Se fue a tomar un baño, <strong>de</strong>jó el correo<br />
abierto, casi se mete con todo y la<br />
pijama… se dio una ducha larga; sentía<br />
que el agua la relajaba mucho y así<br />
pasó largo rato.<br />
Luego <strong>de</strong> ducharse, se dirigió<br />
directamente a la computadora y<br />
contestó el correo. No encontraba las<br />
palabras <strong>de</strong>l inicio. Escribía, escribía<br />
y escribía, pero siempre terminaba<br />
borrado todo. Por fin, respondió y le<br />
alegró que la comunicación se había<br />
reanudado, pues el amor siempre se<br />
hallaba presente en ambas partes.<br />
Le entusiasmaba muchísimo el<br />
reencuentro.<br />
Le dio enviar a la compu… En ese<br />
momento, casi en automático recibía<br />
respuesta. Se impresionó y emocionó<br />
<strong>de</strong> nuevo. Por el instante parecía que la<br />
comunicación vía correo electrónico,<br />
era lo que se necesitaba, así sin más.<br />
Después <strong>de</strong> algunos correos, se<br />
dieron los números telefónicos, pero<br />
quedaron en establecer una relación<br />
tranquila y comunicarse en tiempos<br />
pausados. Las condiciones <strong>de</strong> su<br />
encuentro parecían muy drásticas,<br />
tan rápidas que necesitaban ver cómo<br />
reorganizar la vida. Cómo lidiar en<br />
situaciones adversas. Las cosas se<br />
teñían <strong>de</strong> diferentes matices y no<br />
podían tomarse a la ligera, ni todo era<br />
lo que aparentaba…<br />
Entonces llegó al lugar acordado con<br />
Ranfis, quien la saludó con mucha<br />
alegría. Le contó lo importante que<br />
era ella en su vida y lo feliz que estaba<br />
con ella. Ella se sintió sorprendida y<br />
apenada al mismo tiempo, no encontró<br />
las palabras ni sabía que <strong>de</strong>cirle.<br />
“¡Bueno es hora <strong>de</strong> comer!”, le dijo ella<br />
emocionada, cuando le sonó el celular,<br />
pero ella no lo escuchó… volvió a<br />
sonar. Ella se sorprendió y casi se echó<br />
el chocolate caliente encima.<br />
B: ¿Hola?<br />
C: ¡Holaaa!. ¿Por qué no llegaste a<br />
natación?<br />
B: Ahhh, amiga, lo siento; lo olvidé<br />
por completo<br />
C. Así veo… estuvo chivísima la<br />
clase; hicimos muchas combinaciones;<br />
a ver cuándo te las enseño.<br />
B: Sí, si amiga, ahorita estoy<br />
terminando un trabajo para el curso <strong>de</strong><br />
francés; te llamo luego sí.<br />
C. Perfecto, no hay problema. Salú.<br />
B: Salú<br />
No sabía qué hacer. Por el momento<br />
estaba con Ranfis ahí, pero ella quería<br />
estar con alguien más. Las cosas no<br />
eran sencillas. Se sentía incomoda y<br />
rara a la vez. Era algo nuevo. Mientras<br />
tanto hablaban <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> francés.<br />
Tenía que apren<strong>de</strong>r una canción y<br />
cantarla frente a sus compañeros,<br />
dramatizarla y luego hacer una<br />
entrevista o foro, en el que todos<br />
<strong>de</strong>bían preguntarse entre sí, como si<br />
ellos fueran celebrida<strong>de</strong>s reales.<br />
Era un asunto loco. ¿A quién le importa<br />
ser una celebridad? —dice Brisa.<br />
Pues a mí no –le respon<strong>de</strong> Ranfis.<br />
Ni a mí –dice Brisa— y rieron.<br />
Mientras tanto había que memorizarse<br />
esa canción y hacer el respectivo<br />
“drama”. Era una canción <strong>de</strong> amor<br />
—lógicamente— pero ya la sentía un<br />
poco rara, medio incómoda.<br />
En algún momento tenía que hacerse<br />
algo al respecto, y ella pensaba en esa<br />
posibilidad. No sabía en qué instante<br />
suce<strong>de</strong>ría o si en realidad ocurriría.<br />
Era solamente una posibilidad, aunque<br />
muy probable que así resultara.<br />
El día transcurrió muy rápido y Ranfis<br />
tuvo que irse temprano. Planeaba darle<br />
una sorpresa a Brisa el fin <strong>de</strong> semana.<br />
Le había reservado una cena en un<br />
restaurante cercano a su casa. No era<br />
algo complicado, sino un lugar sencillo<br />
y muy acogedor.<br />
Entretanto Brisa había estado toda la<br />
tar<strong>de</strong> enfocada en el asunto. ¿Cómo<br />
actuar y cuándo? Había hecho un<br />
recuento <strong>de</strong> experiencias vividas, <strong>de</strong><br />
opciones a tomar y ya estaba <strong>de</strong>cidida.<br />
Quería estar con su gran amor, por<br />
fin, aun si esto representara el rechazo<br />
<strong>de</strong> todo el mundo. Porque el amor<br />
era amor y quién lo sentía era quién<br />
<strong>de</strong>cidía.<br />
Había pensado terminar con Ranfis<br />
justo antes <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> semana. Si había<br />
algo que hacer <strong>de</strong>bía realizarlo ya —<br />
pensó— no quería darle largas al<br />
asunto. “He tomado mi <strong>de</strong>cisión, pase<br />
lo que pase”.<br />
Entonces <strong>de</strong>cidió enviar un correo<br />
electrónico a su gran amor, el cual<br />
<strong>de</strong>cía así:<br />
“Hola…<br />
Ya no le <strong>de</strong>mos más largas al asunto.<br />
Quiero que estemos juntas.<br />
Quiero verte