REVISTA CONSCIENCIA NO 31
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Artículos<br />
Familia como inversión<br />
Estoy de acuerdo que los hijos son deseados por los regocijos<br />
que procuran; es válido decir que ningún otro producto<br />
de consumo, por más ingenioso y sofisticado que sea, puede<br />
ofrecer tal alegría, empero es también una de las compras<br />
más onerosas que uno pueda permitirse en el transcurso de<br />
toda una vida.<br />
En nuestros tiempos tener hijos es una decisión con más<br />
consecuencias y del mayor alcance que pueda existir, por lo<br />
tanto se convierte en más estresante y causante de tensiones<br />
a la que uno pueda enfrentarse en la vida. Conformar<br />
una familia es arrojarse de bruces en un lugar inexplorado e<br />
impredecible.<br />
¿Acaso no parece ser una experiencia traumática de<br />
nuestros tiempos dolencias como la depresión posparto<br />
y crisis maritales? Hoy estas dolencias surgen con mayor<br />
efervescencia que en épocas pasadas. ¿Por qué? Porque<br />
despertar a ese compromiso no es cualquier cosa para<br />
nuestra sociedad actual.<br />
También resulta portentoso que manen institutos de investigación<br />
médica y clínicas de fertilidad. Estas instituciones<br />
florecen debido a la demanda de seguridades que ofrecen<br />
reducir los riesgos propios que trae consigo el nacimiento de<br />
todo hijo a niveles que puedan competir contra los riesgos<br />
del mercado; elegir un hijo de catálogo de atractivos donantes<br />
o de los mejores genes de los progenitores procura soluciones<br />
a una inversión que de por sí resulta onerosa, tal y<br />
como cita Bauman a Sigusch:<br />
Todas las formas de relaciones íntimas en boga llevan<br />
la misma máscara de falsa felicidad… A medida que nos<br />
acercamos para observar y retiramos la máscara, nos encontramos<br />
con anhelos insatisfechos, nervios destrozados,<br />
amores desengañados, heridas, miedos, soledad, hipocresía,<br />
egoísmo y repetición compulsiva… El rendimiento ha<br />
remplazado al éxtasis, lo físico está de moda. (2012:57)<br />
Por eso vemos más relaciones de bolsillo que formación de<br />
“hasta que la muerte nos separe”. El sexo entonces ha ocupado<br />
un lugar primordial, pero como evento fisiológico del<br />
cuerpo ocupando el halo primordial de ese Eros renovado,<br />
simplemente existe una sensación corporal placentera tal y<br />
como lo indica Mario Vargas Llosa en el capítulo titulado “La<br />
desaparición del erotismo”:<br />
El erotismo no sólo tiene la función de la desanimalización<br />
del amor físico sino la sublimación del placer<br />
físico rodeándolo de una puesta en escena y unos refinamientos<br />
que lo convierten en obra de arte. Ésta<br />
ha sido siempre un fermento de la creación artística<br />
y literaria y, recíprocamente, la pintura, literatura,<br />
música, escultura, danza, todas las manifestaciones<br />
artísticas de la imaginación humana han contribuido<br />
al enriquecimiento del placer a través de la práctica<br />
sexual. Tiene la función positiva de embellecer el placer<br />
físico y abrir un amplio abanico de sugestiones y<br />
posibilidades que permitan a los seres humanos satisfacer<br />
sus deseos y fantasías. Es también una actividad<br />
que saca a flote aquellos fantasmas escondidos en la<br />
irracionalidad que son de índole destructiva y mortífera.<br />
(Vargas, 2016:110)<br />
Conclusión<br />
Hay un poema de Mario Benedetti que se titula “¿Qué les<br />
queda a los jóvenes?” (2012:12), el cual me permito describir,<br />
aunque no como el autor, cuya razón se debe a mi intensión<br />
de plantear una conclusión, así como vislumbrar un posible<br />
camino diferente al que plantea esta época.<br />
¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de<br />
paciencia y asco? / ¿Qué les queda por probar a los jóve-<br />
Revista ConSciencia de la Escuela de Psicología<br />
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