Edición 88

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Revista Sentirte Bien
Germán Reynaud Tello
Director
Licenciado en Derecho
Diplomado en
Mercadotecnia
Egresado del Kellogg
Executive Program,
de la Northwestern
University
30+ años de experiencia
en medios impresos.
CARTA DEL DIRECTOR
Y tú… ¿qué soñabas ser?
La vida es una suerte de lotería, o una apuesta en el juego de la ruleta.
Si lo analizas, querido lector, verás que una cosa es lo que uno planea y
otra, muy distinta, es lo que la vida te tiene deparado.
Tratando de recordar lo que pasaba por mi mente en la época de la
infancia o de la adolescencia, visualizo, como en una película en blanco
y negro, muchas ideas.
“¿Qué vas a ser cuando seas grande?” fue una pregunta que me
hicieron cuando era niño. Y se pasa la vida y, al menos en mi caso,
la ecuación sigue sin ser resuelta. Si me tienes paciencia, trataré de
explicarme.
Recuerdo que, en un tiempo, cuando cursaba el 4º. de primaria, me gustaba
contestar “seré físico nuclear”. Disfrutaba ver la cara de asombro
que la respuesta provocaba en mi inquisidor. Ni él ni yo sabíamos de qué
se trataba. Y estoy seguro de eso porque nunca nadie me preguntó a qué
se dedicaba un físico nuclear. Hasta la fecha no lo sé.
Desde muy pequeño, por allá de los 6 años, soñaba con ser médico. En
alguna ocasión te he platicado, en este mismo espacio, que recuerdo
haber habilitado mi lonchera como “maletín de doctor”. Metí en ella un
ejemplar de “primeros auxilios” que cada cierto tiempo publicaba la revista Selecciones. Consciente
de la grave responsabilidad que estaba adquiriendo, leía y repasaba las indicaciones esperando
que se me presentara la ocasión de atender a alguno de mis hermanos o mis amigos en situación
de emergencia; yo creía estar preparado para entablillar un brazo fracturado o para desinfectar una
herida por mordedura de víbora. Nunca se dio la ocasión.
Más adelante me vi como concertista. Me imaginaba sentado frente a un gran piano de cola negro,
ejecutando con maestría diversas piezas de los compositores famosos. Nunca me visualicé tocando
los teclados en un grupo de rock, lo cual hubiera sido algo más fácil. La idea era soñar en grande…
y en sueño se quedó, al menos hasta la fecha. Cuando mis hijos eran pequeños compré un piano
vertical, nada qué ver con el Steinway & Sons que tuve en mente. Aún ocupa un lugar en nuestra
casa pero sólo lo tocan, con una franela, cuando se le aplica un tratamiento a la madera.
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2017
SENTIRTE BIEN es una publicación
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En esa etapa complicada entre la infancia y la adolescencia quise ser un abogado famoso, influenciado,
seguramente, por el personaje central de una serie que pasaba por la televisión. Me imaginaba
defendiendo a los desposeídos y alcanzando sonados éxitos en los tribunales. Y finalmente
eso fue lo que estudié… y, aunque ejercí durante unos años, nunca alcancé la fama ni defendí a
ningún desposeído.
Estoy cronológicamente ubicado en esa franja gris de la vida que llaman “la tercera edad”, y aún
no tengo claro qué es lo que voy a ser (con trabajos sé lo que voy a hacer). No sé si alcanzaré a
resolver el dilema antes de que me piten el final del partido. Pero sí puedo decirte, lector querido,
que le estoy echando ganas. Que el entusiasmo no disminuye y aún me quedan algunos sueños
por alcanzar.
Ocupado, como estoy, por vivir, se me está yendo la vida. Ahora me veo como niño ante una piñata,
con una venda en los ojos y mareado por las vueltas que el destino me ha impuesto, dando “palos
de ciego”. De vez en vez atino un rozón a los adornos, pero conservo la esperanza de propinar un
golpe, fuerte y seco, a la olla que contiene los dulces. Por eso me verás, normalmente, sonriente
y “pegando de brincos”. Me queda claro que el juego de la vida tiene que ver con disfrutar el
intento; siempre será más emocionante imaginar el momento, que vivirlo. O al menos a mí,
soñador incorregible, así me lo parece.
2017