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Contralínea 457

Contralínea, Periodismo de investigación, reportajes, crónica, ensayo, análisis, opinión, investigación de corrupción, rendición de cuentas, seguridad nacional, sociedad de capitales, línea global, cultura, contragolpe, contraluz, ocho columnas, análisis petrolero, análisis energético, análisis económico, análisis cultural, análisis ambiental, análisis educativo, análisis internacional, análisis social, análisis arqueológico, delincuencia organizada, delitos de cuello blanco, crímenes contra la sociedad, tráfico de personas, contrabando de especies en peligro de extinción, despojos de territorio a comuneros y campesinos, conflictos armados, delitos sexuales, abusos de autoridad

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ARTÍCULO<br />

OPINIÓN<br />

temporal o permanentemente a distintos puntos<br />

de México y Estados Unidos en busca de empleo y<br />

mejores condiciones de vida; muchos de los cuales<br />

se dirigieron a los corredores agroindustriales del<br />

Bajío y el Noroeste del país (Sinaloa, Sonora y el<br />

San Quintín, en Baja California); San Quintín es<br />

uno más de los enclaves de agricultura mercantil<br />

de exportación que se nutre de este éxodo masivo y<br />

crónico de campesinos e indígenas (Abbdel Camargo,<br />

“Haciendo vida en esta tierra: el asentamiento<br />

de los triquis en el Valle de San Quintín, Baja California”,<br />

en María Dolores Paris Pombo, coordinadora,<br />

Diáspora triqui. Violencia política, desplazamiento<br />

forzado y migración, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco,<br />

México, 2012; y Abbdel Camargo,<br />

“Nuevos patrones de movilidad y el papel<br />

del asentamiento en la redefinición de los territorios<br />

indígenas. El caso del Valle de San Quintín”, mesa<br />

redonda: Actores Sociales y Procesos Socioeconómicos<br />

y Espaciales Relacionados a la Migración,<br />

Universidad Nacional Autónoma de México, 2 de<br />

septiembre de 2015).<br />

El segundo proceso alude a las formas de cómo,<br />

a través de las dinámicas de enganche y las cadenas<br />

de contratación, muchos de los agroempresarios del<br />

centro y Noroeste de México, de manera alevosa, se<br />

aprovecharon de las condiciones de precariedad de<br />

estos cuantiosos contingentes de campesinos desposeídos<br />

y desocupados provenientes, principalmente,<br />

del Sur del país para incrementar sus ganancias.<br />

Ante las imperiosas necesidades de empleo de estos<br />

desheredados y olvidados del campo, muchos de<br />

los propietarios de los campos agrícolas y los ranchos<br />

–como es el caso de varias empresas en San<br />

Quintín– les impusieron condiciones laborales que,<br />

además de violar flagrantemente la Ley Federal del<br />

Trabajo, claramente pueden ser catalogadas como<br />

explotación moderna: ausencia de contrato laboral,<br />

carencia de seguridad social y de las prestaciones<br />

de ley, jornadas laborales que por semana rondan<br />

en las 60 horas, además de la falta de respeto a los<br />

derechos humanos en diversos niveles (“Jornaleros<br />

de San Quintín: entre la explotación moderna y la<br />

resistencia social, Contralínea, 12 de abril de 2015; y<br />

“En semiesclavitud, más de 2 millones de jornaleros,<br />

La Jornada, 6 de abril 2015).<br />

El último y tercer proceso tiene que ver con la<br />

ausencia del Estado respecto a sus obligaciones de<br />

defensa y garantía de los derechos de los jornaleros,<br />

lo cual se manifestó a través de una política oficial<br />

selectiva que se orienta a beneficiar a grupos de<br />

poder económico. Por un lado, y desde un marco<br />

histórico-estructural previo, las instituciones estatales<br />

no garantizaron el contexto socioeconómico<br />

indispensable para que, además de la posesión y/o<br />

acceso a la tierra –como medio de subsistencia–, los<br />

campesinos tuvieran las condiciones e infraestructura<br />

de trabajo y desarrollo para tener una vida digna<br />

y justa –acorde al marco jurídico constitucional–<br />

en sus lugares de origen. Por otra parte, y desde la<br />

consideración de su etapa de trabajadores fuera<br />

de su lugar de origen, una vez que estos campesinos-migrantes<br />

ya eran jornaleros en la producción<br />

mercantil hortícola, las instituciones oficiales tampoco<br />

pudieron hacer valer y respetar sus derechos<br />

laborales, sociales y humanos.<br />

La simulación y la<br />

represión patronal<br />

En este adverso contexto y tras la emergen-<br />

CECILIA MARTÍNEZ<br />

www.contralinea.com.mx 11

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