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Edición 02 de junio de 2018

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EDENILSON RIVERA,<br />

Escritor<br />

La poesía es un instrumento<br />

sutil para combatir la<br />

realidad. Es también<br />

un medio para revelar<br />

y compren<strong>de</strong>r algo que<br />

todavía no sabemos y no sentimos<br />

<strong>de</strong> la vida. Sin embargo esta fuerza<br />

<strong>de</strong>structiva y constructiva surge <strong>de</strong><br />

un ejercicio <strong>de</strong> ensimismamiento y<br />

reflexión —<strong>de</strong> iluminación, a veces—,<br />

en el espíritu <strong>de</strong>l poeta. Le duele el<br />

mundo al poeta, lo sufre (se <strong>de</strong>leita <strong>de</strong><br />

él, muy raramente), y a continuación, a<br />

través <strong>de</strong> la sensibilidad e imaginación,<br />

se cifra el poema como entidad viva,<br />

en pugna contra la realidad.<br />

Creo que el oficio poético no <strong>de</strong>be<br />

enten<strong>de</strong>rse como un ejercicio que<br />

surge <strong>de</strong> una intención apriorística<br />

y un esmero retórico per sé. Junto a<br />

su imaginario que va creciendo con<br />

el tiempo, el poeta necesita nutrir<br />

también su universo reflexivo que<br />

orienta su quehacer poético. Me cuesta<br />

enten<strong>de</strong>r el poema como una simple<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> buenas intenciones, o<br />

como un juego ingenioso <strong>de</strong> palabras<br />

que se asocian arbitrariamente,<br />

según el fervor <strong>de</strong> los sentimientos y<br />

emociones <strong>de</strong> quien escribe.<br />

Hacer reflexión acerca <strong>de</strong> una<br />

poética en particular es pensar también<br />

en un ciframiento distinto <strong>de</strong>l mundo,<br />

un mundo cuyos temas, imágenes<br />

y símbolos, se le imponen —o<br />

pudiéramos <strong>de</strong>cir, se le van dando—<br />

al poeta <strong>de</strong> acuerdo con ciertas<br />

coor<strong>de</strong>nadas vitales y condicionantes<br />

<strong>de</strong> su temperamento. Estos elementos<br />

se van <strong>de</strong>sarrollando con la madurez<br />

y con el ejercicio mismo <strong>de</strong> la<br />

técnica, que se va fortaleciendo no<br />

<strong>de</strong> una manera tan mecánica como se<br />

pudiera creer, pero sí reflexionando<br />

sobre la misma; dichos elementos<br />

se retoman— se van imbricando,<br />

reelaborando, modulándose— <strong>de</strong>l<br />

mundo fáctico, se <strong>de</strong>struyen en el<br />

poema y se cifran <strong>de</strong> nuevo en una<br />

suerte <strong>de</strong> ramificación <strong>de</strong> significados,<br />

generalmente ocultos <strong>de</strong> acuerdo con<br />

las característica <strong>de</strong>l mundo simbólico<br />

<strong>de</strong> una poética. En ocasiones, también<br />

la arquitectura <strong>de</strong>l poema —esa<br />

especie <strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> la cual vive otro universo— no<br />

es, si se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, el resultado <strong>de</strong><br />

un proceso <strong>de</strong>l todo consciente en<br />

algunos momentos propicios para<br />

la creación poética; pero el poema<br />

tampoco nace, en mi opinión, <strong>de</strong> una<br />

buena intención cívica ni <strong>de</strong>l cúmulo<br />

<strong>de</strong> emociones y arrebatos antojadizos.<br />

(Otro punto sería, por supuesto, hablar<br />

<strong>de</strong> los procesos y rituales singulares<br />

<strong>de</strong> la creación poética en casos<br />

particulares.)<br />

Se suelen escribir —y se publican—<br />

textos cargados <strong>de</strong> intenciones,<br />

<strong>de</strong>sventuras y <strong>de</strong>svaríos momentáneos,<br />

pero estos carecen <strong>de</strong> pulsiones<br />

vitales: suelen ser impresiones<br />

circunstanciales, arbitrarieda<strong>de</strong>s<br />

vestidas con “palabras ingeniosas”,<br />

retórica vacía, que no se han templado<br />

| Prólogo |<br />

LA POESÍA CONTRA<br />

LAS INTENCIONES<br />

ni digerido en el espíritu <strong>de</strong>l poeta y no<br />

han pasado por la criba <strong>de</strong> la intuición<br />

poética verda<strong>de</strong>ra, por lo que no logran<br />

en consecuencia ser sustanciales ni<br />

portadoras <strong>de</strong> la verdad lírica, si le<br />

po<strong>de</strong>mos llamar así a esa suerte <strong>de</strong><br />

revelación <strong>de</strong> un mundo nuevo que<br />

subyace en el ser vivo <strong>de</strong>l poema.<br />

Hay algo doloroso y punzante<br />

<strong>de</strong>l mundo prosaico que es ajeno al<br />

poeta y hiere su sensibilidad. ¿Por<br />

qué se escribe poesía? ¿Nos sentimos<br />

diferentes y creemos participar <strong>de</strong><br />

ese mundo secreto y celebratorio?<br />

¿O sólo lo hacemos por narcisismo<br />

y por lograr movernos impunemente<br />

con el reconocimiento social <strong>de</strong> ser<br />

“poetas”? Como respuesta posible,<br />

me gustaría pensar simplemente en<br />

la vida y obra <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s poetas<br />

que sufrieron la crueldad, el dolor, la<br />

marginación, la soledad, el abandono,<br />

el exterminio, <strong>de</strong> un mundo yerto y<br />

hostil en el que vivieron; poetas <strong>de</strong><br />

extrema sensibilidad que no vieron<br />

ni siquiera su obra publicada; poetas<br />

lacerados en su condición humana<br />

misma por la injusticia, la barbarie,<br />

la ignominia; o porque simplemente<br />

el mundo les era extraño. Pienso en<br />

Georg Trakl, Paul Celan, Höl<strong>de</strong>rlin,<br />

Alejandra Pizarnik, Roque Dalton,<br />

como casos típicos entre muchos. Y por<br />

qué escribieron entonces y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />

vinieron sus palabras. Creo que <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>sgarradura profundísima entre ellos<br />

y ese mundo. Sin duda, alguien dirá<br />

que existe también la alta poesía <strong>de</strong>l<br />

amor, <strong>de</strong>l canto a la <strong>de</strong>mocracia, <strong>de</strong> la<br />

naturaleza, <strong>de</strong> las hazañas humanas: <strong>de</strong><br />

acuerdo, pero todo esto <strong>de</strong>be cifrarse y<br />

buscar expresión en las sensibilida<strong>de</strong>s<br />

e imaginaciones poéticas personales,<br />

que se han ido nutriendo con la<br />

reflexión, con la cultura, con la<br />

acumulación <strong>de</strong> sentimientos e i<strong>de</strong>as,<br />

a través <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>l poeta, <strong>de</strong> su<br />

intuición, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su carnalidad<br />

humana. El poema también es fruto<br />

<strong>de</strong>l tiempo y la poesía, <strong>de</strong> alguna<br />

manera, es el arte <strong>de</strong> la espera.<br />

Según lo anterior, se pue<strong>de</strong> aducir<br />

que la poesía surge <strong>de</strong>l dolor,<br />

aunque también <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, <strong>de</strong> ciertas<br />

revelaciones momentáneas, o <strong>de</strong><br />

imágenes e i<strong>de</strong>as misteriosamente<br />

acumuladas o maduradas en el<br />

interior <strong>de</strong>l poeta, pero no <strong>de</strong> un<br />

ejercicio premeditado con una fuerza<br />

arbitraria y apriorística que busca una<br />

construcción retórica. Y no obstante,<br />

claro, siempre la escritura poética<br />

tiene rasgos subjetivos <strong>de</strong> acuerdo<br />

con la personalidad <strong>de</strong>l poeta y su<br />

sensibilidad perceptiva, se alimenta<br />

<strong>de</strong> su imaginario, sus símbolos, sus<br />

manías —muchas veces—, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

sus pequeños y secretos rituales.<br />

Se vuelve perentorio entonces<br />

que cada poeta reflexione sobre su<br />

oficio, ponga en duda sus palabras<br />

y las i<strong>de</strong>as prepoéticas <strong>de</strong> su poema:<br />

¿surgen éstas como intuiciones <strong>de</strong><br />

la vida misma, <strong>de</strong> otras variantes <strong>de</strong><br />

relación secreta <strong>de</strong> algunos elementos<br />

<strong>de</strong>l universo, <strong>de</strong> estímulos diversos,<br />

o sólo surgen <strong>de</strong> la emoción personal<br />

o <strong>de</strong> los sentimientos en razón <strong>de</strong><br />

algo que simplemente le presenta el<br />

mundo? Pero no estoy hablando <strong>de</strong><br />

El poeta Hugo Lindo.<br />

que, paralelamente, al momento<br />

<strong>de</strong> sentir la pulsión lírica o inspiración<br />

(y si esta es verda<strong>de</strong>ra) no ha <strong>de</strong><br />

aprovecharla, pues, a la vez, estaría<br />

dudando <strong>de</strong> lo mismo que siente<br />

o parece escuchar internamente,<br />

o lo que la vida, digamos, le está<br />

susurrando en ese instante. No. Hablo<br />

más precisamente <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong><br />

ejercicio autocrítico, <strong>de</strong> un miramiento<br />

<strong>de</strong>spersonalizado sobre sí mismo en<br />

ciertos momentos ante la producción<br />

poética, sobremanera cuando el poeta<br />

se inicia en el quehacer poético,<br />

comprendido éste como algo que<br />

ha <strong>de</strong> acompañarlo toda su vida, y<br />

<strong>de</strong> cuyo <strong>de</strong>sarrollo también surgirán<br />

evoluciones, etapas, reniegos —<br />

abjuraciones tal vez <strong>de</strong> algunas etapas<br />

creativas—; irá tomando otros matices<br />

<strong>de</strong> símbolos o significados, o acaso<br />

se irá concentrando en un universo<br />

poético personal <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>rivarán<br />

otros mundos hasta consolidar una<br />

poética propia.<br />

Me gusta pensar que la poesía es<br />

hermana <strong>de</strong> la vida. Está sujeta a sus<br />

avatares, está teñida <strong>de</strong> reveses; tiene<br />

temblor, <strong>de</strong>sconcierto, oscuridad,<br />

misterio, revelación, silencio. Y<br />

tiene tiempo. Con esto me refiero a<br />

sentimientos acumulados y a ciertas<br />

epifanías que aunque parezcan<br />

espontáneas visitan y se han afincan<br />

en el espíritu <strong>de</strong>l poeta, <strong>de</strong> una<br />

manera no muy consciente tal vez, o<br />

inexplicable. Cómo surge, entonces, la<br />

poesía auténtica, la que no está inflada<br />

<strong>de</strong> intenciones, <strong>de</strong> efectos retóricos,<br />

<strong>de</strong> i<strong>de</strong>as preconcebidas o <strong>de</strong> los<br />

sentimientos circunstanciales.<br />

Un ser humano sufre y está tirado<br />

en la intemperie <strong>de</strong> la vida: está en<br />

miseria. Otro tiene, a lo mejor, un<br />

espíritu sensible por naturaleza y<br />

se encuentra a la contra <strong>de</strong>l mundo.<br />

Pero quién <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> ser poeta: ¿el que<br />

se apasiona simplemente o sufre<br />

con el mundo y quiere trasponerlo<br />

en palabras? Estas son situaciones<br />

complejas que, por supuesto, no puedo<br />

y no intento dilucidar aquí. Lo que el<br />

poeta cree percibir <strong>de</strong>be conmover no<br />

su ego, sino su espíritu. Hay palabras<br />

que únicamente nacen <strong>de</strong>l afán, <strong>de</strong>l<br />

intento por granjearse reconocimiento,<br />

<strong>de</strong> la catarsis, <strong>de</strong> un yo que ve algo en<br />

el mundo y a continuación se le vuelve<br />

subjetivo y lo enuncia, sin más. Y así<br />

el febril poeta cree enten<strong>de</strong>r que allí<br />

está y nació el poema. Escribir poesía,<br />

me parece, es un compromiso con la<br />

vida y, por ello, es algo que no resi<strong>de</strong><br />

en un borboteo <strong>de</strong> palabras con un<br />

cierto grado <strong>de</strong> emoción. A la poesía<br />

la concibo como algo que está más<br />

allá <strong>de</strong> todo narcisismo y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

reconocimiento o <strong>de</strong> un simplemente<br />

estado emotivo. La poesía entraña,<br />

creo, una suerte <strong>de</strong> conocimiento<br />

alterno <strong>de</strong> la vida, un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

trastoque <strong>de</strong> cosas <strong>de</strong>l mundo que en el<br />

poema se vuelven otras para colmar o<br />

configurar algo que podríamos llamar<br />

el ser poético.<br />

Un verda<strong>de</strong>ro poeta sirve <strong>de</strong> cómplice<br />

a la vida: esa vida no manifiesta ni<br />

intuida por otros medios, pues la vida<br />

no es sólo lo que palpamos o po<strong>de</strong>mos<br />

certificar con nuestros sentidos. La<br />

vida en la poesía es también algo<br />

que no po<strong>de</strong>mos percibir <strong>de</strong> manera<br />

habitual ni por otros medios. Todo<br />

aquello que exalta las limitaciones<br />

<strong>de</strong>l mundo y que en el poema se<br />

vuelven liminares es poético. Y el<br />

mundo es poético en tanto que es<br />

—o pue<strong>de</strong> ser— otro. Ahora, esto no<br />

es un <strong>de</strong>seo obsesivo o corriente por<br />

ir más allá <strong>de</strong> la apariencia. Cada una<br />

<strong>de</strong> las artes exce<strong>de</strong> lo que intuye en<br />

un ámbito y lenguaje propios <strong>de</strong> un<br />

mundo <strong>de</strong>sbordado, según sus códigos<br />

estéticos.<br />

Reflexionar sobre el quehacer<br />

poético es una tarea válida como<br />

responsable para quien ha <strong>de</strong> asumir<br />

el compromiso vital <strong>de</strong> ser poeta,<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la responsabilidad que<br />

esto conlleva en los ámbitos ético<br />

y estético, en complemento <strong>de</strong> la<br />

autocrítica que ha <strong>de</strong> acompañar el<br />

ejercicio mismo <strong>de</strong> la escritura. No se<br />

trata <strong>de</strong> un atuendo, <strong>de</strong> una investidura<br />

que conce<strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> ser o<br />

creer ser poeta a fuerza <strong>de</strong> intenciones<br />

pre<strong>de</strong>terminadas. Estas elucubraciones<br />

personales solo intentan contribuir (y<br />

no ser <strong>de</strong>finitorias) a la búsqueda <strong>de</strong> la<br />

esencia y sentido <strong>de</strong> la poesía, como<br />

ya lo han otros poetas a través <strong>de</strong><br />

sus reflexiones: como algo necesario<br />

para enten<strong>de</strong>r la entrega total a este<br />

oficio perpetuo que conecta el espíritu<br />

humano con los variados elementos<br />

<strong>de</strong>l universo y la existencia.<br />

Sábado 2 / julio / <strong>2018</strong> TRESMIL 3

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