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Autor sobre autor<br />
MARCELO MARCIAL<br />
-Buenos Aires, Argentina-<br />
GERTRUDE STEIN, LA MARISCALA DE PARÍS<br />
1877. En Pensilvania los negocios inmobiliarios eran mucho menos agobiantes, desde que el señor<br />
Stein fue nombrado director de la ferroviaria Market Street Railway en San Francisco, el matrimonio se<br />
encontraba… estresado; y con la excusa de perfeccionar el francés y el alemán de sus cinco hijos,<br />
tomáronse un Sabbat de doce meses entre París y Viena.<br />
Al retornar a California las institutrices ya no tuvieron nada más que hacer, ni siquiera con la más<br />
pequeña de cuatro años, Gertrudis, pues los Stein no bien llegaron la inscribieron en el Templo Sinaí de<br />
Oakland; aquí sorbió La ortodoxia suprema y por encima de todo, machista. Cuando al fin egresó del Sinaí,<br />
aquella ordinaria visión del sexo opuesto había evolucionado en una óptica todavía más intrincada; como<br />
yelmo se abrigó de ironía, anotando cosas que parecían absurdas pero en realidad cabía la política, la<br />
teología y el feminismo. Lo pasó algo mejor en el solo para señoritas Radcliffe College; dominó Filosofía,<br />
cuyas cátedras de William James (hermano mayor de Henry), procuraban desenvolver la atención del<br />
individuo al fraccionarse en dos acciones coincidentes, por ejemplo hablar y escribir. A los veintitrés, para<br />
ingresar a la Universidad John Hopkins tuvo que eludir un peñasco típico de su era: el irrefutable<br />
raciocinio del hombre en el cielo de la medicina. Las únicas mujeres que podían entrar a Hopkins llegaban<br />
apadrinadas, Gertrudis traía consigo una misiva del profesor James repleta de loas que de nada sirvieron,<br />
los preceptos masculinos terminaron aburriéndola y a los dos años renunció; era más divertido ser<br />
autodidacta, ir a la ópera y a los museos, y sobre todo más excitante el triángulo pasional con Mary<br />
Bookstaver y Mabel Haynes.<br />
Los retos a sí misma irán nimbando su identidad, su estilo, las primeras luces versarán esas experiencias<br />
universitarias y el divorcio de la estresante medicina. La espontaneidad del instinto, cuyo proceso<br />
maquinal se anticipa a los consecutivos Dadaísmo y Surrealismo, será solo comparable a Marcel Proust y a<br />
James Joyce; y “Rose is a rose is a rose is a rose”, quizás sea la eximia frase de Gertrudis, acaso ingenua, o<br />
maquiavélica.<br />
"A lo más la coma es un punto pobre que permite detenerte y tomar aire pero si quieres tomar aire<br />
deberías saber por ti mismo que quieres tomar aire".<br />
1903. El crítico, tasador y coleccionista de arte Leo Stein le propuso a su hermana navegar a Londres,<br />
luego a París. En la Ville lumière adquirieron un palacete de dos plantas con decenas de habitaciones<br />
iluminadas a gas; lo primero que hicieron fue cambiar toda la instalación por luz eléctrica, el resto ya lo<br />
hemos mencionado a lo largo de Con letras se vive, no obstante, jamás nos hartaremos de olisquear e<br />
indagar y seguir explorando la afición, los caprichos, los trances y la cópula, el apareamiento en aquel<br />
magnético salón de la planta baja.<br />
En la galería adyacente se exponían cuadros del suelo hasta el techo, si uno alcazaba sortear la puerta<br />
cancel del 27 rue de Fleurus, a dos o tres pasos, pronto al vestíbulo: melodías, oratoria, colores y formas,<br />
un hilo conductor de bellas artes dirigía al contertulio hacia la mariscala. Decimos tertulias, a veces<br />
contiendas, una riña de egos, otras joviales o taciturnas; los sujetos por eminencia más excéntricos,<br />
vanguardistas y por el momento sin gloria y sin dinero, noche a noche gravitaban en busca de enmiendas y<br />
recomendaciones desde la estética percepción de Gertrude Stein.<br />
Una madrugada cayó Pablo Picasso con dos tíos: Max Jacob y Guillaume Apollinaire. La velada fue<br />
tácita. Los muchachos al contemplar Tres tahitianos y Girasoles de Gaugin, y Los grandes bañistas de Paul<br />
Cézanne en orbe a la Stein cruzada de piernas en su trono, perdieron el habla.<br />
Es 1906 y tiene treinta y dos años; es dueña de Perseo y Andrómeda de Delacroix, de Mujer con<br />
sombrero de Matisse, y ahora, del azulado Chica desnuda con Cesta de Flores, de Picasso. Gertrude expone<br />
a todos por igual, ensaya a viva voz anacronismos y vicisitudes cara a los presentes lozanos artistas. Los<br />
instruye. Siembra confianza en rigor a la credulidad, a la decisión, los impulsa seguir adelante; ella es la<br />
única crítica, el juicio final, lo que aprueba lo autoriza y lo financia. Verbigracia los cubistas que bajo su<br />
hálito prosiguieron sin temor, Stein avizoró en ellos la geométrica prolongación del pintor de sus amores:<br />
Paul Cézanne.