06.10.2018 Views

La vieja blanca

La vieja blanca, Luis Martín Hinojosa Flores

La vieja blanca, Luis Martín Hinojosa Flores

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

a alguien. Don Chuy lo observaba sin comprender, se le hacía raro<br />

que alguien quisiera echar un vistazo a un lugar cerrado. Después<br />

de breves instantes, Marcos dio media vuelta, subió al carro y con la<br />

voz más ronca de lo normal le dijo a su acompañante que era todo<br />

lo que necesitaba: echar un vistazo al parque. Igual de extrañado,<br />

don Chuy le contestó que a esa hora el único que podía andar en el<br />

parque era el velador, porque el parque estaba cerrado al público. Le<br />

mencionó que tenía entendido que estaba prohibido caminar por el<br />

parque a esa hora por seguridad, y si sorprendían a alguien adentro,<br />

seguramente iría a parar en la cárcel.<br />

—Don Chuy: ¿usted cree que pueda hablar con el guardia de<br />

seguridad a esta hora? —preguntó Marcos sin pensar.<br />

—No, muchacho, es muy noche y el guardia debe andar por<br />

allí haciendo su recorrido, pero yo lo conozco, si quieres mañana en<br />

cuanto pueda te consigo su número de teléfono.<br />

A Marcos le dio mucho gusto saber que su nuevo amigo<br />

conocía al guardia y abrigó la esperanza de que el velador supiera<br />

algo de su amiguita. Por su aferrada intención, don Jesús presentía<br />

que Marcos necesitaba hablar con ese guardia del parque. Fue por<br />

eso que se esmeró más en ayudarlo, haciendo hasta lo imposible<br />

para que su amigo consiguiera comunicarse con el vigilante del<br />

paseo.<br />

Se fueron por el camino indicado hasta llegar a casa de<br />

Marcos. Durante el trayecto transcurrieron varios minutos<br />

en silencio, como si cada quien estuviera acomodando sus<br />

pensamientos, recordando la estancia de Marcos en el negocio de<br />

don Chuy. Los dos se sentían culpables: Marcos por lo sucedido con<br />

los oficiales y el señor Arriaga por encubrimiento. Lo importante<br />

era que lo malo ya había pasado, de manera que sólo les quedaba<br />

seguir con el juego. Dos cuadras antes de llegar a su casa, Marcos<br />

por fin habló. Le dijo a don Chuy que le gustaría tener su amistad<br />

y cuando necesitara algo podía contar con él. Don Jesús le dio las<br />

gracias ofreciéndose a que pasados unos días, él mismo le llevaría<br />

la camioneta a su casa. Lo tranquilizó prometiéndole hablar con el<br />

comandante Salazar para tratar de remediar el problema. Se detuvo<br />

frente a la casa, se dieron un fuerte y prolongado apretón de manos<br />

para finalmente despedirse.<br />

32

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!