La vieja blanca

La historia de la
maestra Mary
—A doña María la conozco desde hace muchos años;
precisamente cuando don Chuy me preguntó si conocía a Paquita, la
niña que vendía duros en el parque, luego luego supe que se trataba
de la nieta de doña María a la que, como ya les dije, conozco desde
hace mucho tiempo, desde que tenía su casa cerca del centro. Ella
en sus tiempos de juventud fue maestra; a mí me impartió clases
en primaria, por ese detalle es que la conozco. Después por ella
misma me di cuenta que se casó con un militar, el cual le prohibió
seguir dando clases en la escuela, hecho del que se arrepintió por
mucho tiempo, se puede decir que casi toda la vida. Él quería que
lo atendiera y lo acompañara a varios lugares en donde tenía que
trabajar. Me dijo que durante los primeros años de estar casada
con ese militar, de nombre Manuel Juárez, la había tratado como a
una reina; cuando tuvo a su primera hija le puso de nombre Leticia
Juárez. El señor militar le compró una casa cerca del centro de la
ciudad; era una casa muy grande que tenía un jardín enorme, con
muchos rosales y una infinidad de plantas florales, en el cual ella
se pasaba horas y horas cuidando de ese enorme jardín. Mi madre
y yo mismo le ayudamos varias veces a podar rosales y a plantar
muchas otras plantas, hasta que un día nos encontró ahí el militar
y le dijo a la “Señorita Mary” que no quería visitas en su casa y se
alejó a su recámara. La maestra no sabía cómo disculparse con
nosotros por lo que su esposo había dicho y mi mamá le dijo: No
te preocupes m’ija, yo entiendo; tengo varios años de casada y sé
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