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“LOS NADANTES” DE PALABRAS<br />
SEGÚN KIKE ZEPEDA<br />
RAFAEL LARA-MARTÍNEZ<br />
Tecnológico <strong>de</strong> Nuevo México<br />
rafael.laramartinez@nmt.edu /<br />
https://nmt.aca<strong>de</strong>mia.edu/<br />
RafaelLara<br />
Des<strong>de</strong> Comala siempre…<br />
Hecha <strong>de</strong> fluidos, la lengua prosigue el<br />
curso <strong>de</strong>l río. Por su vertiente oblicua,<br />
los “nadantes” nombran y otorgan<br />
el mundo. Satisfechos en su océano<br />
<strong>de</strong> ensueño. A lo lejos, el horizonte<br />
marítimo les señala el límite in<strong>de</strong>finido<br />
<strong>de</strong>l poema. Gozan el chubasco recio.<br />
Indagan los charcos cuyo reflejo es lo<br />
Alto. Ansían la estrella, a <strong>de</strong>dos rasos<br />
en su mano. Guía <strong>de</strong> la escritura. En<br />
aire transparente, temen el líquido<br />
colorido <strong>de</strong> violencia. Empero, les<br />
complace meditar ante las lágrimas sin<br />
amuleto <strong>de</strong> consuelo. Sólo lloran al<br />
procrear, ya que la vía acuática marca el<br />
principio en anfibio <strong>de</strong>l Ser. Proce<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>l agua, como la letra <strong>de</strong> la tinta.<br />
El idioma, <strong>de</strong>l ámbito fluvial y <strong>de</strong>l<br />
sudor <strong>de</strong>l cuerpo. Por la nostalgia <strong>de</strong>l<br />
invierno, pasean mascotas en neblina<br />
que viste la montaña. El poema atavía<br />
el papel. Es torrente <strong>de</strong> lengua.<br />
Su testimonio lo escribe el polvo<br />
que <strong>de</strong>stila la mirada. El lamento<br />
<strong>de</strong> la ausencia lo arrastra el viento.<br />
Deambulan con las estaciones, ante<br />
lo difícil <strong>de</strong> palpar su huella, diluida<br />
en la lluvia. La lluvia, “llanto <strong>de</strong><br />
barro”, <strong>de</strong>clama su ruptura. Su única<br />
permanencia, el tatuaje <strong>de</strong>l cuerpo en<br />
campiña. Saben que el beso y el habla<br />
avanzan por el mismo cauce. El amor<br />
y la palabra. Sólo <strong>de</strong>sfallecen bajo<br />
la falta <strong>de</strong> esperanza sin retorno. Su<br />
tristeza labra surcos en la tez. Esta<br />
“humedad oscura” reconoce la llaga en<br />
la piedra.<br />
Su testimonio, la llovizna, fulgura<br />
ver<strong>de</strong> a flor <strong>de</strong> piel. Las gotas son notas<br />
musicales <strong>de</strong> su paso por el Mundo.<br />
In<strong>de</strong>centes, las nubes <strong>de</strong>snudas se<br />
<strong>de</strong>scalzan en rocío. Las i<strong>de</strong>as, en<br />
sonido y letra. Ni el humo ni la ceniza;<br />
sólo la tormenta emerge en palabra.<br />
Anulan el pretérito en retaguardia.<br />
Volver es salpicar migajas que<br />
precipitan su ternura hacia los ciegos.<br />
No se precipitan, sino ce<strong>de</strong>n su herencia<br />
vertical en el ascenso <strong>de</strong> semilla. En el<br />
renacer <strong>de</strong>l polvo. El florecer en planta<br />
<strong>de</strong>fine el idioma.<br />
El árbol en brote prospera en su errancia<br />
<strong>de</strong> pétalo. Su alimento <strong>de</strong> fruto. Nace<br />
<strong>de</strong>l pecho <strong>de</strong> la Tierra. El mar son sus<br />
lágrimas. Cantan la pérdida <strong>de</strong>l amor.<br />
De aquella quien ya no es puerto, sólo<br />
memoria <strong>de</strong> espuma. Las algas evocan<br />
el romance. Los peces corean el amor.<br />
Buscan el pueblo junto al río. Al<br />
menguar el agua, sacu<strong>de</strong>n los campos.<br />
Las hojas <strong>de</strong>l otoño. Así <strong>de</strong>scifran el<br />
silencio <strong>de</strong> invierno. La sed que los<br />
aguarda. De “mis manos” brota el<br />
torrente <strong>de</strong> tinta y letras. El poema. El<br />
poeta es el pseudónimo <strong>de</strong>l “nadante”.<br />
A flote —a veces hundido— navega la<br />
cuenca <strong>de</strong> la poesía siempre. Deambula<br />
entre el mar <strong>de</strong> su propia cali-grafía<br />
interna y la geo-grafía terrestre que lo<br />
sustenta.<br />
Kike Zepeda elabora una honda<br />
reflexión po-Ética <strong>de</strong> antiguos mitos<br />
náhuat-pipiles. Los Tepehuas —<br />
divinida<strong>de</strong>s tutelares en el olvido—<br />
resucitan al fundir su lluvia, pródiga en<br />
palabras. El poeta-buzo actualiza una<br />
mito-poética <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñada. El meollo duro<br />
<strong>de</strong> la lengua lo constituye su osamenta,<br />
grano y piedra en sustento emotivo. El<br />
escritor se sumerge en una tradición<br />
que florea cual ofrenda <strong>de</strong> mayo. Inicio<br />
<strong>de</strong> las lluvias, <strong>de</strong>l verdor en el xu:pan.<br />
La lengua es poema. El poeta siempre<br />
transcribe versos en respeto <strong>de</strong>l Otro.<br />
Por sinfonía rítmica, su idioma lo<br />
componen la constante mutación <strong>de</strong>l<br />
agua —<strong>de</strong> vapor en líquido y torrente—<br />
la germinación <strong>de</strong> la planta —<strong>de</strong> semilla<br />
oscura en hoja, flor y fruto. Ante todo,<br />
el idioma lo integra el cuerpo humano.<br />
Su piel inscribe los textos que preludian<br />
su transpiración. Siempre en poesía.<br />
Rafael Lara-Martínez nació en El<br />
Salvador. Estudió antropología<br />
lingüística y literatura latinoamericana<br />
en México, Francia y EEUU. Es<br />
Profesor <strong>de</strong> Lenguas Extranjeras en el<br />
Instituto Tecnológico <strong>de</strong> Nuevo México.<br />
Jugado <strong>de</strong> infancia por la Sihuanaba, su<br />
sino lo marca el retorno al <strong>de</strong>sierto junto<br />
a La Llorona. En su poza recauda las<br />
algas <strong>de</strong> la experiencia.<br />
Los nadantes (Selección 300)<br />
Kike Zepeda<br />
1 (I)<br />
No los caminos tampoco el aire<br />
<strong>de</strong> ninguna manera el fuego:<br />
más bien el agua<br />
1 (IV)<br />
Los nadantes confiesan la tristeza que<br />
les dan los vasos <strong>de</strong> agua:<br />
ellos solo entien<strong>de</strong>n la inmensidad <strong>de</strong>l<br />
mar<br />
Cuando la melancolía por fin los ahoga<br />
rompen los vasos hasta que lloran:<br />
ya nada pue<strong>de</strong>n tirar –<br />
1 (VI)<br />
Pero si los nadantes<br />
por algún motivo perciben aunque sea<br />
en la lejanía<br />
la humedad que <strong>de</strong>ja la sangre<br />
<strong>de</strong>sembocan sin piedad<br />
un sollozo sin par<br />
1 (X)<br />
No se podría <strong>de</strong>cir<br />
que son otro tipo <strong>de</strong> peces<br />
Ellos – los peces –<br />
solo están en los milagros<br />
Los nadantes en cambio<br />
celebran candorosos milagros<br />
insospechados:<br />
Si el verano se les hace largo, por<br />
ejemplo<br />
ellos acuerdan un invierno que traerán<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las montañas<br />
Tienen a veces por pasatiempos<br />
pastorear oscuras nubes que hacen<br />
llover<br />
... y otra vez les sobreviene una alegría<br />
subrepticia<br />
3 (III)<br />
Agua en el agua<br />
<strong>de</strong>jan la impronta <strong>de</strong> su paso ahí: <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el filo <strong>de</strong>l aire<br />
marcan la superficie que se borra para<br />
reclamar otra vez su paso<br />
3 (VI)<br />
Engotan el suelo:<br />
Para darle la espalda con su lengua al<br />
retrato que esculpió en su rostro esta<br />
ausencia tanta<br />
3 (VIII)<br />
Prestos al oficio <strong>de</strong> repartir la lluvia se<br />
<strong>de</strong>vuelven<br />
no <strong>de</strong>rrotados<br />
si no más bien<br />
brillantemente victoriosos hasta<br />
ascen<strong>de</strong>r al suelo<br />
lo que para otros ojos es la caída es para<br />
sus cuerpos la entrega<br />
RECITACIONES PARA QUE<br />
LLUEVA<br />
en la arquitectura <strong>de</strong> las gotas<br />
está implícito el apocalipsis <strong>de</strong> la sed:<br />
como en la boca <strong>de</strong> los caminantes<br />
o así en la lengua <strong>de</strong>l silencio<br />
está tatuado en el aire la sed:<br />
no estamos hablando <strong>de</strong> una distancia<br />
no nos estamos refiriendo a una<br />
ausencia estamos hablando <strong>de</strong> la sed<br />
y siempre duele igual<br />
EL GRAN NADANTE ESCRIBE A<br />
SU AMADA (RÍO ÍNTIMO)<br />
El río que te dictan mis manos ignora<br />
el estruendo<br />
en cada una <strong>de</strong> sus piedras ninguna<br />
- <strong>de</strong> eso apenas un suspiro - :<br />
está <strong>de</strong>dicado por completo a <strong>de</strong>sbordar<br />
tu cuerpo /como un río que crece /<br />
en silencio<br />
Kike Zepeda (Julio Edgardo Zepeda<br />
Vargas, Santa Ana, 1990), Miembro<br />
fundador <strong>de</strong>l colectivo artístico<br />
chalchuapaneco “Ala <strong>de</strong> Colibrí”. Tercer<br />
lugar en el primer certamen “José Rutilio<br />
Quezada” por “Oficio <strong>de</strong> Pájaros”<br />
(Proyecto Editorial La Chifurnia, 2<strong>01</strong>5),<br />
premio único en el certamen universitario<br />
<strong>de</strong> poesía “Ítalo López Vallecillos” por<br />
“Esta manera <strong>de</strong> olvidar” (2<strong>01</strong>6). En<br />
2<strong>01</strong>6 publicó la selección “Para que<br />
la muerte no te encuentre” (Proyecto<br />
Editorial La Chifurnia). Torre <strong>de</strong> Babel.<br />
Antología <strong>de</strong> poesía joven salvadoreña <strong>de</strong><br />
antaño: Los apócrifos salmón; volumen<br />
XV”, así como en revistas nacionales e<br />
internacionales, como el número 11 <strong>de</strong> la<br />
revista Cultura, el Suplemento Cultural<br />
3000 <strong>de</strong> Diario Co Latino, Vecindario<br />
(Nueva York, 2<strong>01</strong>3), Progetto7Lune<br />
(Italia, 2<strong>01</strong>5). VIII premio IPSO FACTO,<br />
con la obra “Laura punto com y otros<br />
links”.<br />
| Poesìa |<br />
Herberth Vaquerano<br />
KUÍKAT<br />
Es poema, poesía. Junto con el canto - en el sentido musical,<br />
por <strong>de</strong>cirlo así - son la Artes Superiores <strong>de</strong> nuestra grandiosa<br />
cultura náhuat.<br />
Siempre sostengo que esta lengua madre nuestra no está<br />
extinta por diversas razones, tanto en fonética por nuestro<br />
peculiar acento kuskateka o kuskataneka, cuscatleco no<br />
existe ni en mexica ni en pipil. En mexica pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse<br />
coscatleca, con “o”, <strong>de</strong> Coscatlan, tierra <strong>de</strong> preseas o<br />
collares. Habría que empezar por usar el verda<strong>de</strong>ro<br />
topónimo pipil Kuskatan, como bien conservado a través<br />
<strong>de</strong> los siglos está en Kuskatantsingo. A su vez, corregir la<br />
ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> al menos los topónimos que en su mayoría son<br />
<strong>de</strong> acentuación grave. Por otro lado, aún usamos en nuestro<br />
lenguaje cotidiano muchas palabras <strong>de</strong> origen náhuat, por<br />
ejemplo:guineo, <strong>de</strong>l náhuat guinia o kinia; huiste., <strong>de</strong>l náhuat<br />
uisti, espina y no vidrio; jocote, <strong>de</strong>l náhuat shúkut;<br />
chuco, <strong>de</strong>l náhuat shúkuk, rancio, no sucio; cuilio, <strong>de</strong>l náhuat<br />
kuilía, robar; olote, <strong>de</strong>l náhuat úlut , atol o atole , <strong>de</strong>l náhuat,<br />
at, agua y ulut, olote,etc., sólo por citar unos pocos ejemplos.<br />
Y dado que se ha conservado, como ya lo dije, la toponimia,<br />
y por mi ascen<strong>de</strong>ncia nonualka, con “a”, por ser el gentilicio,<br />
explico, para concluir esta grata oportunidad periodística,<br />
el topónimo Nonualko, con “o”, porque es el locativo,<br />
nonouilía; significa hablar hermoso y ko, lugar, locativo:<br />
lugar <strong>de</strong>l habla hermosa.<br />
SHUKUK ATUL<br />
¡Ah cuánto hace no bebía<br />
esa agua <strong>de</strong> ulut rancia.<br />
No hay nada más suculento:<br />
¡ese paladar ancestral<br />
tan nutritivo!<br />
Pregonan atol <strong>de</strong> elote<br />
pero ya no bebo<br />
previniendo un mal estomacal.<br />
INTEMPORAL<br />
A Víctor Mauricio Ruiz Rodas<br />
Tar<strong>de</strong>s sin tiempo<br />
Perpetuas y moribundas<br />
No llega la noche<br />
No hay tiempo, no hay horas<br />
Casas oriundas<br />
Oscuras sin creación, ni muerte<br />
Reloj estático<br />
Corazón inmóvil<br />
No hay tiempo, no hay horas<br />
Esclavitud perdida<br />
Reino en el Olimpo<br />
Carbón orgánico<br />
Sin brillo, sin color<br />
Tiempo en <strong>de</strong>rroche<br />
Sin felicidad ni dolor<br />
Presente <strong>de</strong>l pasado y <strong>de</strong>l futuro<br />
Vida sin muro<br />
Respiración ver<strong>de</strong><br />
Plantas murmuradoras<br />
No hay tiempo no hay horas<br />
Calles blancas<br />
Sin gente, sin herida<br />
Recuerdo <strong>de</strong> olvido<br />
Recuerdos <strong>de</strong>l tiempo<br />
Nubes mancas<br />
Música <strong>de</strong>l silencio<br />
Escuchada sólo por almas<br />
Embriaguez profunda<br />
Somnolencia interminable<br />
Predominio <strong>de</strong>l alba<br />
No hay tiempo, no hay horas.<br />
Tsentsúnat (Sonsonate), Viernes 3 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1978.<br />
Sábado 1 / <strong>diciembre</strong> / 2<strong>01</strong>8 TRESMIL 5