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Edición 01 de diciembre de 2018

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“LOS NADANTES” DE PALABRAS<br />

SEGÚN KIKE ZEPEDA<br />

RAFAEL LARA-MARTÍNEZ<br />

Tecnológico <strong>de</strong> Nuevo México<br />

rafael.laramartinez@nmt.edu /<br />

https://nmt.aca<strong>de</strong>mia.edu/<br />

RafaelLara<br />

Des<strong>de</strong> Comala siempre…<br />

Hecha <strong>de</strong> fluidos, la lengua prosigue el<br />

curso <strong>de</strong>l río. Por su vertiente oblicua,<br />

los “nadantes” nombran y otorgan<br />

el mundo. Satisfechos en su océano<br />

<strong>de</strong> ensueño. A lo lejos, el horizonte<br />

marítimo les señala el límite in<strong>de</strong>finido<br />

<strong>de</strong>l poema. Gozan el chubasco recio.<br />

Indagan los charcos cuyo reflejo es lo<br />

Alto. Ansían la estrella, a <strong>de</strong>dos rasos<br />

en su mano. Guía <strong>de</strong> la escritura. En<br />

aire transparente, temen el líquido<br />

colorido <strong>de</strong> violencia. Empero, les<br />

complace meditar ante las lágrimas sin<br />

amuleto <strong>de</strong> consuelo. Sólo lloran al<br />

procrear, ya que la vía acuática marca el<br />

principio en anfibio <strong>de</strong>l Ser. Proce<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>l agua, como la letra <strong>de</strong> la tinta.<br />

El idioma, <strong>de</strong>l ámbito fluvial y <strong>de</strong>l<br />

sudor <strong>de</strong>l cuerpo. Por la nostalgia <strong>de</strong>l<br />

invierno, pasean mascotas en neblina<br />

que viste la montaña. El poema atavía<br />

el papel. Es torrente <strong>de</strong> lengua.<br />

Su testimonio lo escribe el polvo<br />

que <strong>de</strong>stila la mirada. El lamento<br />

<strong>de</strong> la ausencia lo arrastra el viento.<br />

Deambulan con las estaciones, ante<br />

lo difícil <strong>de</strong> palpar su huella, diluida<br />

en la lluvia. La lluvia, “llanto <strong>de</strong><br />

barro”, <strong>de</strong>clama su ruptura. Su única<br />

permanencia, el tatuaje <strong>de</strong>l cuerpo en<br />

campiña. Saben que el beso y el habla<br />

avanzan por el mismo cauce. El amor<br />

y la palabra. Sólo <strong>de</strong>sfallecen bajo<br />

la falta <strong>de</strong> esperanza sin retorno. Su<br />

tristeza labra surcos en la tez. Esta<br />

“humedad oscura” reconoce la llaga en<br />

la piedra.<br />

Su testimonio, la llovizna, fulgura<br />

ver<strong>de</strong> a flor <strong>de</strong> piel. Las gotas son notas<br />

musicales <strong>de</strong> su paso por el Mundo.<br />

In<strong>de</strong>centes, las nubes <strong>de</strong>snudas se<br />

<strong>de</strong>scalzan en rocío. Las i<strong>de</strong>as, en<br />

sonido y letra. Ni el humo ni la ceniza;<br />

sólo la tormenta emerge en palabra.<br />

Anulan el pretérito en retaguardia.<br />

Volver es salpicar migajas que<br />

precipitan su ternura hacia los ciegos.<br />

No se precipitan, sino ce<strong>de</strong>n su herencia<br />

vertical en el ascenso <strong>de</strong> semilla. En el<br />

renacer <strong>de</strong>l polvo. El florecer en planta<br />

<strong>de</strong>fine el idioma.<br />

El árbol en brote prospera en su errancia<br />

<strong>de</strong> pétalo. Su alimento <strong>de</strong> fruto. Nace<br />

<strong>de</strong>l pecho <strong>de</strong> la Tierra. El mar son sus<br />

lágrimas. Cantan la pérdida <strong>de</strong>l amor.<br />

De aquella quien ya no es puerto, sólo<br />

memoria <strong>de</strong> espuma. Las algas evocan<br />

el romance. Los peces corean el amor.<br />

Buscan el pueblo junto al río. Al<br />

menguar el agua, sacu<strong>de</strong>n los campos.<br />

Las hojas <strong>de</strong>l otoño. Así <strong>de</strong>scifran el<br />

silencio <strong>de</strong> invierno. La sed que los<br />

aguarda. De “mis manos” brota el<br />

torrente <strong>de</strong> tinta y letras. El poema. El<br />

poeta es el pseudónimo <strong>de</strong>l “nadante”.<br />

A flote —a veces hundido— navega la<br />

cuenca <strong>de</strong> la poesía siempre. Deambula<br />

entre el mar <strong>de</strong> su propia cali-grafía<br />

interna y la geo-grafía terrestre que lo<br />

sustenta.<br />

Kike Zepeda elabora una honda<br />

reflexión po-Ética <strong>de</strong> antiguos mitos<br />

náhuat-pipiles. Los Tepehuas —<br />

divinida<strong>de</strong>s tutelares en el olvido—<br />

resucitan al fundir su lluvia, pródiga en<br />

palabras. El poeta-buzo actualiza una<br />

mito-poética <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñada. El meollo duro<br />

<strong>de</strong> la lengua lo constituye su osamenta,<br />

grano y piedra en sustento emotivo. El<br />

escritor se sumerge en una tradición<br />

que florea cual ofrenda <strong>de</strong> mayo. Inicio<br />

<strong>de</strong> las lluvias, <strong>de</strong>l verdor en el xu:pan.<br />

La lengua es poema. El poeta siempre<br />

transcribe versos en respeto <strong>de</strong>l Otro.<br />

Por sinfonía rítmica, su idioma lo<br />

componen la constante mutación <strong>de</strong>l<br />

agua —<strong>de</strong> vapor en líquido y torrente—<br />

la germinación <strong>de</strong> la planta —<strong>de</strong> semilla<br />

oscura en hoja, flor y fruto. Ante todo,<br />

el idioma lo integra el cuerpo humano.<br />

Su piel inscribe los textos que preludian<br />

su transpiración. Siempre en poesía.<br />

Rafael Lara-Martínez nació en El<br />

Salvador. Estudió antropología<br />

lingüística y literatura latinoamericana<br />

en México, Francia y EEUU. Es<br />

Profesor <strong>de</strong> Lenguas Extranjeras en el<br />

Instituto Tecnológico <strong>de</strong> Nuevo México.<br />

Jugado <strong>de</strong> infancia por la Sihuanaba, su<br />

sino lo marca el retorno al <strong>de</strong>sierto junto<br />

a La Llorona. En su poza recauda las<br />

algas <strong>de</strong> la experiencia.<br />

Los nadantes (Selección 300)<br />

Kike Zepeda<br />

1 (I)<br />

No los caminos tampoco el aire<br />

<strong>de</strong> ninguna manera el fuego:<br />

más bien el agua<br />

1 (IV)<br />

Los nadantes confiesan la tristeza que<br />

les dan los vasos <strong>de</strong> agua:<br />

ellos solo entien<strong>de</strong>n la inmensidad <strong>de</strong>l<br />

mar<br />

Cuando la melancolía por fin los ahoga<br />

rompen los vasos hasta que lloran:<br />

ya nada pue<strong>de</strong>n tirar –<br />

1 (VI)<br />

Pero si los nadantes<br />

por algún motivo perciben aunque sea<br />

en la lejanía<br />

la humedad que <strong>de</strong>ja la sangre<br />

<strong>de</strong>sembocan sin piedad<br />

un sollozo sin par<br />

1 (X)<br />

No se podría <strong>de</strong>cir<br />

que son otro tipo <strong>de</strong> peces<br />

Ellos – los peces –<br />

solo están en los milagros<br />

Los nadantes en cambio<br />

celebran candorosos milagros<br />

insospechados:<br />

Si el verano se les hace largo, por<br />

ejemplo<br />

ellos acuerdan un invierno que traerán<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las montañas<br />

Tienen a veces por pasatiempos<br />

pastorear oscuras nubes que hacen<br />

llover<br />

... y otra vez les sobreviene una alegría<br />

subrepticia<br />

3 (III)<br />

Agua en el agua<br />

<strong>de</strong>jan la impronta <strong>de</strong> su paso ahí: <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el filo <strong>de</strong>l aire<br />

marcan la superficie que se borra para<br />

reclamar otra vez su paso<br />

3 (VI)<br />

Engotan el suelo:<br />

Para darle la espalda con su lengua al<br />

retrato que esculpió en su rostro esta<br />

ausencia tanta<br />

3 (VIII)<br />

Prestos al oficio <strong>de</strong> repartir la lluvia se<br />

<strong>de</strong>vuelven<br />

no <strong>de</strong>rrotados<br />

si no más bien<br />

brillantemente victoriosos hasta<br />

ascen<strong>de</strong>r al suelo<br />

lo que para otros ojos es la caída es para<br />

sus cuerpos la entrega<br />

RECITACIONES PARA QUE<br />

LLUEVA<br />

en la arquitectura <strong>de</strong> las gotas<br />

está implícito el apocalipsis <strong>de</strong> la sed:<br />

como en la boca <strong>de</strong> los caminantes<br />

o así en la lengua <strong>de</strong>l silencio<br />

está tatuado en el aire la sed:<br />

no estamos hablando <strong>de</strong> una distancia<br />

no nos estamos refiriendo a una<br />

ausencia estamos hablando <strong>de</strong> la sed<br />

y siempre duele igual<br />

EL GRAN NADANTE ESCRIBE A<br />

SU AMADA (RÍO ÍNTIMO)<br />

El río que te dictan mis manos ignora<br />

el estruendo<br />

en cada una <strong>de</strong> sus piedras ninguna<br />

- <strong>de</strong> eso apenas un suspiro - :<br />

está <strong>de</strong>dicado por completo a <strong>de</strong>sbordar<br />

tu cuerpo /como un río que crece /<br />

en silencio<br />

Kike Zepeda (Julio Edgardo Zepeda<br />

Vargas, Santa Ana, 1990), Miembro<br />

fundador <strong>de</strong>l colectivo artístico<br />

chalchuapaneco “Ala <strong>de</strong> Colibrí”. Tercer<br />

lugar en el primer certamen “José Rutilio<br />

Quezada” por “Oficio <strong>de</strong> Pájaros”<br />

(Proyecto Editorial La Chifurnia, 2<strong>01</strong>5),<br />

premio único en el certamen universitario<br />

<strong>de</strong> poesía “Ítalo López Vallecillos” por<br />

“Esta manera <strong>de</strong> olvidar” (2<strong>01</strong>6). En<br />

2<strong>01</strong>6 publicó la selección “Para que<br />

la muerte no te encuentre” (Proyecto<br />

Editorial La Chifurnia). Torre <strong>de</strong> Babel.<br />

Antología <strong>de</strong> poesía joven salvadoreña <strong>de</strong><br />

antaño: Los apócrifos salmón; volumen<br />

XV”, así como en revistas nacionales e<br />

internacionales, como el número 11 <strong>de</strong> la<br />

revista Cultura, el Suplemento Cultural<br />

3000 <strong>de</strong> Diario Co Latino, Vecindario<br />

(Nueva York, 2<strong>01</strong>3), Progetto7Lune<br />

(Italia, 2<strong>01</strong>5). VIII premio IPSO FACTO,<br />

con la obra “Laura punto com y otros<br />

links”.<br />

| Poesìa |<br />

Herberth Vaquerano<br />

KUÍKAT<br />

Es poema, poesía. Junto con el canto - en el sentido musical,<br />

por <strong>de</strong>cirlo así - son la Artes Superiores <strong>de</strong> nuestra grandiosa<br />

cultura náhuat.<br />

Siempre sostengo que esta lengua madre nuestra no está<br />

extinta por diversas razones, tanto en fonética por nuestro<br />

peculiar acento kuskateka o kuskataneka, cuscatleco no<br />

existe ni en mexica ni en pipil. En mexica pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse<br />

coscatleca, con “o”, <strong>de</strong> Coscatlan, tierra <strong>de</strong> preseas o<br />

collares. Habría que empezar por usar el verda<strong>de</strong>ro<br />

topónimo pipil Kuskatan, como bien conservado a través<br />

<strong>de</strong> los siglos está en Kuskatantsingo. A su vez, corregir la<br />

ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> al menos los topónimos que en su mayoría son<br />

<strong>de</strong> acentuación grave. Por otro lado, aún usamos en nuestro<br />

lenguaje cotidiano muchas palabras <strong>de</strong> origen náhuat, por<br />

ejemplo:guineo, <strong>de</strong>l náhuat guinia o kinia; huiste., <strong>de</strong>l náhuat<br />

uisti, espina y no vidrio; jocote, <strong>de</strong>l náhuat shúkut;<br />

chuco, <strong>de</strong>l náhuat shúkuk, rancio, no sucio; cuilio, <strong>de</strong>l náhuat<br />

kuilía, robar; olote, <strong>de</strong>l náhuat úlut , atol o atole , <strong>de</strong>l náhuat,<br />

at, agua y ulut, olote,etc., sólo por citar unos pocos ejemplos.<br />

Y dado que se ha conservado, como ya lo dije, la toponimia,<br />

y por mi ascen<strong>de</strong>ncia nonualka, con “a”, por ser el gentilicio,<br />

explico, para concluir esta grata oportunidad periodística,<br />

el topónimo Nonualko, con “o”, porque es el locativo,<br />

nonouilía; significa hablar hermoso y ko, lugar, locativo:<br />

lugar <strong>de</strong>l habla hermosa.<br />

SHUKUK ATUL<br />

¡Ah cuánto hace no bebía<br />

esa agua <strong>de</strong> ulut rancia.<br />

No hay nada más suculento:<br />

¡ese paladar ancestral<br />

tan nutritivo!<br />

Pregonan atol <strong>de</strong> elote<br />

pero ya no bebo<br />

previniendo un mal estomacal.<br />

INTEMPORAL<br />

A Víctor Mauricio Ruiz Rodas<br />

Tar<strong>de</strong>s sin tiempo<br />

Perpetuas y moribundas<br />

No llega la noche<br />

No hay tiempo, no hay horas<br />

Casas oriundas<br />

Oscuras sin creación, ni muerte<br />

Reloj estático<br />

Corazón inmóvil<br />

No hay tiempo, no hay horas<br />

Esclavitud perdida<br />

Reino en el Olimpo<br />

Carbón orgánico<br />

Sin brillo, sin color<br />

Tiempo en <strong>de</strong>rroche<br />

Sin felicidad ni dolor<br />

Presente <strong>de</strong>l pasado y <strong>de</strong>l futuro<br />

Vida sin muro<br />

Respiración ver<strong>de</strong><br />

Plantas murmuradoras<br />

No hay tiempo no hay horas<br />

Calles blancas<br />

Sin gente, sin herida<br />

Recuerdo <strong>de</strong> olvido<br />

Recuerdos <strong>de</strong>l tiempo<br />

Nubes mancas<br />

Música <strong>de</strong>l silencio<br />

Escuchada sólo por almas<br />

Embriaguez profunda<br />

Somnolencia interminable<br />

Predominio <strong>de</strong>l alba<br />

No hay tiempo, no hay horas.<br />

Tsentsúnat (Sonsonate), Viernes 3 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1978.<br />

Sábado 1 / <strong>diciembre</strong> / 2<strong>01</strong>8 TRESMIL 5

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