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Tendrán que regatear buscando el mejor precio<br />
p o s i b l e. Sería atroz retornar a Huaricana con las<br />
c h’ipas y cargas sin vender o entregarlas a las<br />
alakipas en calidad de fiado. Y cuando estén de<br />
nuevo en su casa, por supuesto que no dormirán.<br />
En el campo es inconcebible dormir de día.<br />
los casos a una de la madrugada. Pero no siempre es así porque<br />
en las noches de lluvia, cuando los caminos se inundan y las<br />
cargas llegan con demora, él y otros estibadores se trasnochan<br />
varias horas más. Esta noche le toca esperar nuevamente. Su<br />
carga no llega y tendrá que aguardar para iniciar su faena. “Lo<br />
que pasa –explica el hombre de edad avanzada– es que el<br />
trabajo es demasiado cansador, el cuerpo no da y el pago es<br />
poco”. Su labor consiste en recibir la carga del camión y transportar<br />
“a lomo”(en su espalda) hasta el improvisado puesto de<br />
la propietaria. Por cada c h’i pa recibe como pago un boliviano y<br />
cincuenta centavos. Otros estibadores se encargan de transportar<br />
la carga que se transa en idas y vueltas que abarcan<br />
varias calles. Él ya renunció a ese trabajo mayor que remunera<br />
mejor. Está viejo y cansado.<br />
DOMINGO 6 DE ENERO 01 | 1 9<br />
Alakipas: expertas negociantes<br />
Son las tres de la mañana, momento en que la temperatura<br />
cae al mínimo en la ciudad de La Paz, aunque es incapaz de<br />
doblegar a las mujeres campesinas. A esa hora arriban los compradores,<br />
mayormente con rostro de mujer. Son las alakipa so<br />
intermediarias, mayoristas, rescatistas, “terciar izadoras”.<br />
Son mujeres habilosas en este negocio y dispuestas a regatear<br />
y a veces a presionar al límite para obtener la mayor cantidad<br />
de productos al menor precio.<br />
Es el momento en que las agricultoras ponen en exposición<br />
sus productos y anuncian en aymara y castellano. Las<br />
mujeres más adultas solo ofrecen en aymara.<br />
— “Co m p r a m e”casera, fresquito es.<br />
— “L levate”papa, caserita.<br />
—Ven casera, te voy rebajar. Recién cosechado es.<br />
—Es de Illimani.<br />
—Perejil, el amarro a dos bolivianos.<br />
Las compradoras pasan, revistan pacientemente, puesto<br />
por puesto, calle por calle, sector por sector. Sin mostrar<br />
interés preguntan por el precio, examinan los bultos, cambian<br />
de interlocutora. A veces retornan para examinar mejor los<br />
productos. No son compradoras compulsivas. De ninguna<br />
mane ra.<br />
www. p a g i n a s i e te. b o<br />
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