38 Nada Oralia López Serrano México Cuando la lucidez no tiene pies, tampoco tiene cabeza y no es precisamente torpeza, sino un fluir de palabras por largos días resguardadas, en noches aniquiladas porque aquí no pasa nada y sólo queda pensar. Pensar que somos nada, que todo es vil barajada que nos tiene enmarañados y nos hace enloquecer. Entonces poco me expreso, mejor me quedo callada, me insertó en el mundo frágil fingiendo estabilidad. Sería fácil refugiarme, protegerme cómodamente en una bata blanca, entre cuatro paredes de cualquier hospital; pero el planeta ya es eso, cuarto helado, ring siniestro que no permite escapar. Deambular de inconsciencias que por sobrevivencia vestimos todos, igual, de blanco, cordel al cuello, aparejos en el cuerpo y es un trotar y trotar, los caminos indicados siempre están. Por eso está mañana, sólo deseo llorar, la pesadumbre me embarga, ya no puedo ni pensar. Pero ¿Mamá qué te pasa? Sollozando, nada, nada…Sólo ganas de llorar. El mundo se me derrumbaba María Varela Pico España El mundo se derrumbaba ante mis pies. No se lo que creer. No se porque yo, pero había una realidad clara, tenía una enfermedad diagnosticada con nombre. ¿Quien me lo iba decir a mí?, ¿qué iba decirles en el trabajo?, ¿o mejor no lo decía? Eran las preguntas que me pasaban por la cabeza. ¿Qué pasaría si no tomaba el medicamento? Ahora me iba convertir en un bicho raro. <strong>La</strong> gente me iba tener miedo cuando se enteraran. Ahora ya comprendo mis cambios de humor (según decía mi hermana, mi mujer). Me ponía agresivo, gritaba a mis sobrinos hijos, en fin, a las personas que quería, cuando ellos no hicieron nada para provocarme... Ella no sabía el porque. Ahora era yo el que tenía que hablar. —Tranquilo —me dijo el médico, con su bata de color cal, con su madurez tibia a la hora de hablar… —¿Viniste sólo? —No, vine con mi hermana. Me dice que la va mandar pasar si yo quiero y habla con ella. Llama a Esperanza y esta entra a la consulta. Le explica lo que yo tengo, ella ya empieza a unir cosas, como si fueran clavos en un trozo de madera, me mira a mí, diciéndome —no pasa nada, esto tiene una solución, que tienes que llevar una medicación constante, que no puedes dejar, tu eres padre, marido, hermano, tío y te queremos igual, te vamos ayudar, vas a aprender a vivir con ella, mentalizate que es lo que te tocó y podían ser otra algo peor...» Esperanza habló con mi mujer, le explicó lo que tenía, qué bien medicado no pasaba nada y que me iban enseňar cómo tenía que hacer Hoy hace un año que empezó esta nueva o por lo menos diferente vida... No digo que sea mejor ni peor pero si diferente... Empezaron días de ingreso, (por no tomar las cápsulas) tratamiento y muchas muchas pruebas… Aunque supe que lo que tenía, venía para quedarse conmigo para siempre. No me cuidaba, ponía excusas de que se me olvidaba o simplemente tiraba la medicación… Mi hermana ante la impotencia de verme así, de que no era yo, dio un puňo en la mesa de uno de los médicos, y le dijo: —Basta ya hay una medicación que no va fallar, es un inyectable, por un ats que tiene que ponerla. Si mi hermano hace algo y no le cambiáis la medicación, no me vale que sea cara, los responsables seréis vosotros. Llore, llore mucho cada vez que miraba a mis hijos porque el miedo me bloqueaba y trataba de hacerme el fuerte cuando estaba roto por dentro...con mucho miedo, Hoy, un año después, ya no tengo que hacerme el fuerte, porque sé que lo soy y lo seguiré siendo, ya no lloro cuando miro a mis pequeños porque sé que tendré días malos pero trato que cada día sea mejor que ayer... Y sobre todo porque ya no te tengo miedo a la ESQUIZOFRENIA, yo sé que tú estás ahí pero tú también sabes que yo no me voy a rendir y me das más fuerza, junto a mis seres queridos: «Tú ESQUIZOFRENIA, aprende a vivir conmigo, que yo ya lo he hecho…» **************
Babel Pedro Gómez González España Movido por un incontenible deseo de saber, se embarcó en un viaje de conocimiento que duró casi toda su vida. Descubrió países y culturas distantes, presenció cosas inimaginables y aprendió a hablar todas las lenguas del mundo. Fue entonces, cuando confesó ante los doctores que el hámster había destruido la ciudad entera. (PHOTO Juan Pedro Gómez Sanchez, España 39
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