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La masa literaria-Primer número-Agosto 2019

La masa literaria Primer número Agosto 2019 Edición especial: locura

La masa literaria
Primer número
Agosto 2019
Edición especial: locura

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56<br />

Ayer morí<br />

Hugolina G. Finck y Pastrana<br />

México<br />

Yo creo que ayer morí<br />

bien creo que así haya sido<br />

sin el palomo en el nido<br />

la muerte no es nada ruin<br />

acepto este triste fin<br />

no por llegar a la gloria<br />

sino porque la memoria<br />

me lleva a ver muchos diablos<br />

me devuelven los resabios<br />

de una relación tediosa.<br />

Ayer fallecí en la tarde<br />

aburrida, triste y cálida<br />

no quise ver mi alborada<br />

siguiente, mejor dejarme<br />

morir en el viejo catre<br />

me metí en noche sombría<br />

escapó mi ánima fría<br />

no estoy viva, ya estoy muerta<br />

ya nunca estaré alerta<br />

no está mi ánima en vía.<br />

Y llegaron a amarrarme<br />

con una camisa blanca<br />

me dijeron que en la banca<br />

del jardín podía sentarme<br />

y que ahí podría quedarme<br />

hasta la hora de comer<br />

bajo del viejo laurel<br />

pero los muertos no comen<br />

estoy muerta ¿Qué no oyen?<br />

estoy muerta desde ayer.<br />

Bueno que no tengo vida<br />

no quiero seguir pensando<br />

que el palomo perdulario<br />

me metió en esta agonía<br />

de tener la cama fría<br />

la vida ya se escapó<br />

por eso a comer no voy<br />

la comida es para el vivo<br />

no para el cadáver frío<br />

por eso, no como yo.<br />

Otra noche<br />

Francisco Javier Ledezma Zárate<br />

México<br />

¿Sabes? No soporto la idea de la noche<br />

con sus calles quietas<br />

sus luces blancas que se cuelan por las ventanas<br />

que juegan con las cortinas<br />

que delimitan mis oscuridades.<br />

Con sus sonidos de autos lejanos,<br />

que transportan historias ajenas a tuya y a la mía.<br />

Con su luna, que aunque no la vea<br />

la sé asechando mis recuerdos<br />

imprimiendo sombras a mis claridades,<br />

se que es ella quien calibra<br />

el mecanismo del reloj de la pared<br />

para que cada minuto me traiga imágenes de ti<br />

y cada segundo, el sonido de tu voz.<br />

Otra noche con su réquiem<br />

interpretado por un coro de grillos,<br />

maullidos en contrapunto y ladridos desafinados<br />

todos dirigidos por fantasmas resignados<br />

¡Ahí esta el crescendo! ¿Lo escuchas?<br />

No siento mis brazos<br />

y tengo comezón en la oreja izquierda.<br />

Llevo contadas mil ciento cuarenta ovejas,<br />

treinta y dos cabras, dieciocho caballos<br />

y no puedo conciliar el sueño.<br />

A veces el viento rasguea un par de acordes<br />

en las telarañas del techo, pero hoy no<br />

hoy me siento agraviado por las ranas<br />

porque ellas hablan con el cielo pidiéndole lluvia<br />

y son escuchadas, ya esta lloviendo…<br />

¡malditas ranas!<br />

Mientras yo me hago a la idea<br />

de que mi ángel guardián salga de nuevo por la ventana<br />

le fastidia que le hable de ti por horas y horas.<br />

Aun no siento mis brazos<br />

persiste la comezón en mi oreja izquierda.<br />

Amanece , veo las paredes blancas de mi habitación<br />

hacen juego con mi camisa de fuerza<br />

la enfermera arrastra sus pasos hasta mi cama<br />

sus pequeños ojos, sus píldoras de colores<br />

y su sonrisa forzada y amarillenta me preguntan de nuevo…<br />

¿Cómo soportaste otra noche?

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