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Entrelíneas 109

Publicación semanal elaborada por los estudiantes de la asignatura de Producción de Contenidos en Tiempo Real de la Carrera de Periodismo (Universidad de Concepción, Chile).

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RESEÑAS<br />

Un realista como pocos<br />

por Héctor Miranda.<br />

Una bella película es el nombre del<br />

nimiento. Relata que en 1901 fundó junto<br />

cuento que inspira estas líneas.<br />

a unos amigos la Compañía Internacional<br />

Su autor es el misterioso, polémico<br />

e inimitable escritor polaco-francés,<br />

producir películas, pero con una salve-<br />

Cinematographic, empresa dedicada a<br />

Guillaume Apollinaire. Nacido en Roma<br />

dad: todas eran reales. Sin ficción. Realismo<br />

puro.<br />

como Wilhelm Albert Apolinary de Kostrowicki,<br />

tan sólo 38 años de vida le bastaron<br />

para dejar una huella imborrable en<br />

completamente reales, de prescindir de la<br />

La C.I.C se jactaba de filmar escenas<br />

la literatura de occidente. Y es que, aún<br />

actuación. Con esta fórmula, la compañía<br />

en nuestros días, su nombre es sinónimo<br />

consiguió gran éxito en Europa y América<br />

de innovación y vanguardia. No por nada<br />

con metrajes como el presidente de la República<br />

despertando por la mañana y el<br />

su constante experimentación artística lo<br />

llevó a popularizar el surrealismo y los caligramas.<br />

Pese a las divisas que generaba el<br />

nacimiento del príncipe de Albania.<br />

En este cuento en particular, el autor<br />

cuestionable negocio, las pretensiones<br />

nos sitúa en la perspectiva de un hombre<br />

artísticas del grupo demandaban espectáculos<br />

aún más sorprendentes. Fue en-<br />

desconocido que reflexiona acerca de si<br />

existe alguna persona que no sienta culpa<br />

tonces cuando se les ocurrió la idea de<br />

por los crímenes que ha cometido. En su<br />

obtener la grabación de un crimen real.<br />

caso señala que sobre él mismo ya no pesan<br />

sus propias fechorías y que, de hecho,<br />

plicada por cuestiones logísticas, la C.I.C<br />

Pero al ser ésta una tarea demasiado com-<br />

tales villanías le hubiesen hecho millonario<br />

si no fuese por sus “apetitos”.<br />

que sin ensuciarse las manos.<br />

decidió fabricar su propio atentado, aun-<br />

Como es de suponer, y considerando<br />

la predilección de Apollinaire por los<br />

atrapar al lector de principio a fin. La na-<br />

En esta obra, Apollinaire consigue<br />

temas sórdidos, la trama sobre la cual se<br />

turalidad con la que se presentan hechos<br />

Fotografía: Dominio Público.<br />

articula el relato guarda relación con uno<br />

que van en contra de las normas que regulan<br />

el comportamiento del ser humano<br />

de los delitos en los que tomó parte el<br />

protagonista y que, por cierto, le reportó<br />

resulta el anzuelo perfecto para cautivar.<br />

grandes sumas de dinero, que, cómicamente, perdió de una manera En tanto, la actitud con la que el protagonista relata los pormenores<br />

cuanto menos burda.<br />

del crimen grotesco que propició rompe con todas las leyes morales<br />

No obstante, contrario a lo que se pueda prever, el narrador no que fijan lo que es correcto. Tal como el mismo Apollinaire rompió<br />

practicaba el delito como forma de vida. Su negocio era el entrete-<br />

en su momento las reglas de la literatura de su época.<br />

La nueva Aula<br />

por Franco Cepeda.<br />

Volvió la Tita. Ese legendario<br />

dos por el cuchicheo, las luces y la música<br />

que perciben cuando van en subida a<br />

boliche de La Agüita que<br />

se mantuvo un tiempo en<br />

la población.<br />

el anhelo de muchos que pasaron<br />

Este renacer de La Tita -quien fuera<br />

por ahí, dirigieron la vista hacia un<br />

la mítica dueña del recinto- no es solamente<br />

para viajar en el tiempo, conocer<br />

lado y se encontraban nada más<br />

que un recuerdo. Un recoveco del<br />

la historia de esta envanecida ciudad o<br />

Barrio Universitario que ha marcado<br />

ver postales de la antigua UdeC. También<br />

es para encontrarse nuevamente<br />

a generaciones de doctos beodos<br />

que se han acercado a intercambiar<br />

con la cultura, que hace un tiempo fue<br />

ideas y calmar la sed con un vaso de<br />

de los oprimidos y que ahora es de quienes<br />

quieren alzar la voz por todos esos<br />

cerveza.<br />

El Aula Cero -como lo nombran<br />

que tuvieron que callar.<br />

los que desconocen un poco su<br />

Vuelve a convertirse en el escenario<br />

historia- es echar atrás el tiempo y<br />

de enardecidas guitarras de palo, de<br />

Fotografía: Franco Cepeda.<br />

darse cuenta del ambiente del Concepción<br />

de hace cincuenta años. La<br />

cantarles a todos, aunque no haya nadie.<br />

quienes se atreven a ubicarse al frente y<br />

Universidad desprovista de la mayoría de los remozados edificios Se convierte además, en espacio para disfrutar de una tarde de cine<br />

que los años le han adornado; las calles, escenario de movilizaciones documental, entablar diálogos sobre las vicisitudes de la vida y debatir<br />

la contingencia del ahora. Siempre con sopaipillas y un vasito<br />

estudiantiles y la clase trabajadora que se manifestó en contra de la<br />

desigualdad, el fascismo y la feroz represión de la época.<br />

de algo: un vino para el frío o una birra al calor del brasero.<br />

Lleva alrededor de tres meses en funcionamiento bajo la administración<br />

sensata de Simón, el joven encargado de prolongar la o llenarla de algo nuevo; conocer caras nuevas y también las viejas;<br />

Nunca está de más ir a darse una vuelta para despejar la mente<br />

existencia de tan memorable lugar, que algún día fue una pulpería. aprender de historias y contar las tuyas. Aula Cero está abierto, no se<br />

También es el encargado de conservar gran parte de la historia que reserva el derecho de admisión. Es para rojos y rayados. De izquierda<br />

o de derecha -sin caer en controversias-. Es para todos y todas.<br />

ahí se guarda, a partir de las conversaciones que los parroquianos<br />

-imperecederos feligreses del lugar- ofrecen a quienes se ven atraí-<br />

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