Newsweek MEX2_090220
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FOTO: CHANTAL DA SILVA
“Esta enfermedad no es curable. Los tratamientos han avanzado mucho,
pero no tenemos una cura”, explica el hematólogo José Luis Álvarez.
días, como todo resultó tal cual lo previsto,
su trasplante fue calificado como un éxito
y él pasó a remisión con medicamento vía
oral.
“Ahora tomo una pastilla diaria en una
etapa que se llama de mantenimiento. Sin
embargo, todos los tóxicos que me han
puesto han traído secuelas. La mayoría
de los pacientes con mieloma múltiple
tenemos neuropatía: se nos duermen las
manos y los pies. Empieza por los dedos
y va avanzando. En mi caso, ya me llega
arriba de las rodillas. Sientes el hormigueo,
la debilidad, como cuando se te duerme
una pierna, pero ya vivimos con eso. Eso
me provoca miedo cuando bajo escaleras
porque me siento inseguro”.
Y a los calambres con los que ha tenido
que aprender a vivir y que frecuentemente
lo atacan por la noche, se suma el hecho de
que, hoy en día, vive con restricciones de
orden físico.
“Tengo limitaciones y ya no puedo correr.
Si corro puedo dañar mi columna
porque nuestro sistema óseo queda muy
debilitado y puedo tronar mis vértebras.
No puedo jugar frontenis, pues si me caigo
me fracturaré y mis huesos no soldarán.
Sin embargo, me autorizaron nadar. Eso
me mantiene. Esa es mi realidad”, explica
el profesor.
“Si hace diez años me hubieran preguntado
cuál es la expectativa para un
paciente que se le ha detectado a tiempo
el mieloma múltiple y se le ha dado el tratamiento
adecuado, hubiera respondido
que la sobrevida es de tres a cinco años”,
interviene el hematólogo del Centro Médico
Nacional 20 de Noviembre. “Hoy, con
los nuevos tratamientos, hay pacientes que
tienen más de diez años de sobrevida”.
El tratamiento ideal hoy en día consiste
en una combinación de medicamentos
conformada por un inhibidor de proteosoma,
un inmunomodulador y esteroides.
De acuerdo con el especialista, no se trata
de quimioterapias, sino de terapias dirigidas:
“Desgraciadamente en nuestro país no
todos los hospitales, pensando en el sector
público, tienen acceso a estos medicamentos.
Entonces, usan medicamentos que, si
bien tienen una buena respuesta en un
grupo de pacientes, no es el estándar de
oro actual a escala mundial”.
Después de suministrarle estos medicamentos
al paciente, se le hacen estudios
y, si responde positivamente, es candidato,
por edad, a un trasplante de médula ósea.
“Es un trasplante autólogo, el mismo paciente
se dona su médula ósea. Se saca su
célula madre, se congela, se le da al paciente
un tratamiento de melfalán, y se le
regresa la médula para reconstruirla. Esto
ha demostrado que prolonga el tiempo en
que la enfermedad se reactivará”.
Después del trasplante, el paciente recibe
un tratamiento inmunomodulador a
base de pastillas de mantenimiento, hasta
que la enfermedad vuelve a activarse.
Explica el hematólogo: “Se volverá
a activar la enfermedad, sí. Y cuando se
active, dependiendo del tiempo que pasó
entre el tratamiento, el trasplante y el
mantenimiento, decidimos qué nuevo
tratamiento darle, habitualmente escala-
FOTO: LIZBETH CANTO
NEWSWEEK MÉXICO 8 FEBRERO, 2020