MANUAL DEL ESTUDIANTE
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Sueños de jóvenes ciudadanos ¡Sembrando sueños cosechando ciudadanía!
Lo mismo ocurre con distintos sonidos presentes en
nuestra vida diaria. Desarrollar la habilidad mental
de estar atento a lo que se oye enriquece la capacidad
de pensar creativamente y amplía el discernimiento
sobre la realidad. En se tratando de la perspectiva
de la ciudadanía esta habilidad mental es
imprescindible ya que el dialogo es básico para la
vida democrática. Escuchar a los demás y tenerlos
en cuenta permite respetarlos y construir junto con
ellos un destino común.
3. Interpretar
Interpretar viene del verbo latino interpretari y
significa explicar, encontrar i/o introducir un sentido
en una determinada cosa. Es atribuir un significado
personal a la información que recibimos, razonando,
argumentando, deduciendo, induciendo, etc. Para
interpretar es necesario buscar dentro de uno mismo
la conexión entre lo que se está pensando y las
experiencias anteriores. Pero sería un error
universalizar nuestras interpretaciones sin pruebas
suficientes. Hay que tener presente que normalmente
las personas al interpretar generalizan basándose
en pruebas insuficientes o atribuyendo significado
a datos sin garantías de que sean correctos. Es
importante aprender que las interpretaciones
personales no pueden ser generalizadas hasta que
tengan pruebas suficientes que permitan la
universalidad.
4. Buscar y dar razones
Presentamos razones cuando necesitamos clarificar
y justificar a los demás en qué o por qué sustentamos
nuestras opiniones y creencias. Cuando queremos
comprender las bases que sustentan y justifican los
argumentos, las opiniones y las creencias de los
demás, buscamos conocer sus razones. Esta actitud
es símbolo de la racionalidad humana. Generalmente
cuando vamos a dar razones, presentamos creencias,
principios, teorías, sentimientos, recuerdos y
anticipaciones de consecuencias. Mas, seguramente
existen razones que son mejores que otras. Y, para
tener un buen criterio como ciudadano hace falta
actuar con base en buenas razones.
¿Cómo saber qué es una buena razón? Según
Matthew Lipman (1992, pp. 248, 250), existe un
tipo de lógica llamada el enfoque de las buenas
razones, que enfatiza el acto de evaluar las razones
que se dieron y/o se oyeron. Y para eso hay que
considerar ciertas características, tales como:
4.1) Partir de los hechos: “Una buena razón es la
que se basa en los hechos (...) No siempre
disponemos de hechos y, cuando los tenemos,
puede que no decidan completamente el tema
que se discute, pero una razón que se apoya en
hechos es mejor que una que no lo hace.”
4.2) Relevancia: una buena razón debe ser claramente
relevante para la cuestión que se está
investigando. ”Mientras que no siempre
podemos decir una determinada razón es
pertinente para el tema que se discute, una
razón que está claro que guarda una estrecha
relación es mejor que aquella que no la guarda”
4.3) Apoyo: “una buena razón sirve de apoyo al
tema de investigación, haciéndolo plausible,
inteligible (...). Una razón que da sentido al
tema que se discute es una razón mejor que
aquella que no lo da.”
4.4) Familiaridad: “una buena razón se refiere
siempre a algo familiar cuando se emplea para
explicar el objeto de la investigación (...)
Algunas veces lo más familiar puede ser en
realidad falso (...) Pero hablando en general,
una razón que se refiere a algo bien conocido
es mejor que una razón que nos lleva a cosas
oscuras.”
4.5) Finalidad: Una buena razón necesita cumplir
bien su papel, es decir, ser buena. “Una razón
que no cumple uno o más de uno de los
anteriores patrones, no es una buena razón, y
toda razón debe estar abierta a la evaluación
por parte de los miembros de la comunidad de
investigación. No existe una corte superior de
apelación, ni patrones superiores para evaluar
las razones”
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