Edicion 29 de abril 2020
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Diario Co Latino
Opinión
Miércoles
29 de abril de 2020 11
Sociología y otros Demonios (1001)
Presidente:
Director General:
Director Ejecutivo:
Jefa de Información:
Coordinadora de Prensa:
Coordinador de Fotografía:
René Martínez Pineda
Sociólogo, UES
Y
en el irreparable recuento del olvido
de la soledad y la soledad del ol-
en el encierro obligatorio, recuerdo
los nombres propios que le dan un
rostro humano a los poblados que
se recuestan en la territorialidad de la
nostalgia que no reconoce fronteras.
San Salvador como una golosa cascada
de gente que cuenta los días en los puntos
de Buenos Aires que tiritan de frío y me niegan
Ataco aromática como un gran puerto limpio y
consumismo desigual que un diminuto virus
nocidio neocolonialista para hundirlo con mo-
Buenos Aires y su deliciosamente amargo mate
que nos inunda de fe en los pasillos de los tea-
bostezando de hastío entre los bancos fétidos,
la Bella Nápoles hermosamente paciente espe-
que alguien la abra de nuevo para que las tazas
de café con malagueñas sean la imbatible excu-
mosa bañada con la esencia adictiva que brota
Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario
Co Latino de R. L.
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Nelson López
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128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
Delgado como cómplices girasoles de la cer-
cual torpedos, incontables esquirlas
de espuma.
Abril agoniza y la querencia está
en cuidados intensivos porque ha sufrido
una trombosis profunda de hambre y desempleo
y no se tiene a la mano una vacuna
tiempo perdido. En estos días ha sido difícil
zas públicas atiborradas de palomas famélicas
niza de la pérdida de las rutinas, cada tarde escribo
un cuento amarillo con palabras grises y
el salvoconducto que me permita salir a bailar
a la calle, aunque haya quedado desinfectada
con la primera lluvia del año y quizá por eso
el recuerdo del primer placer solitario que tuve
cuando iniciaba la pubertad frente a la puer-
música es una razón para no volverse loco y
para no suicidarse.
Cuando salgamos de la cuarentena recordaremos
el gozo mañanero y tangible de los
bandera patria será una sonrisa sin derecho a
será repartida en el fuego de los pobres que no
izquierdo que hace cien años levanté para lu-
en los estudiantes que no quieren ser excluidos
por no poseer tecnología y será un golpe unánime
en el clamor de piedra donde se refugia la
ilusión del utopista. A pesar del calor agobiante
hace frío sin los otros que hacen de la enculturación
una linda estrategia de sobrevivencia.
Si el inventado virus logra en mi cuerpo lo que
no logró la dictadura militar, seguramente dirán,
con las intenciones de quienes consuelan
tes cuentos heroicos a pesar de que lloré a los
muertos necesarios. Esta noche de nuevo llue-
y cumplidor el día de pago. Nunca, como hoy,
grises y despobladas.
tas vuelven a la memoria para que la ciudad en
pectro llevando hasta su casa a la novia y, sin temor
alguno, se quitan la mascarilla para darse un
beso tan profundo como el olor del aserrín de
dos con los labios de la nostalgia salen en busca
de las almohadas rotas para alumbrar los sue-
dos con balas de barro se cuentan los chismes
del día para no sentir el cansancio que se prende
de las pupilas del nixtamalero.
en sus casas como mueca del severo crepúsculo
de las pizarras, y el horizonte será un incen-
fuego que de verdad estará en llamas. En el largo
recuento de las esquinas sin sospechosos, los
ebrios consuetudinarios -como monumentos de
papel periódico inmunes a todos los virus- beben
a escondidas el penúltimo trago de alcohol
gel. En tan solo un mes y medio, al país se le
metió la terca idea de crecer unos centímetros
para alcanzar los libros de historia que están en
nacional mientras imita los patéticos y horribles
tics de las personas mayores. Ya después del encierro
la ciudad recobrará su entrañable locura y
en sus aceras los transeúntes se morderán la lengua
para no caer en la tentación de abrazar al de
de los otros. Después de tantos años y de tantísimos
encierros –como cuarentenas o como exilios-
he llegado a comprender que los miércoles
nes amo para inventar una sola sombra. A pesar
de estar hechos de palabras, no necesitan pala-
bre albedrío de sus delirios!