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viejo Cinco Saltos y sus familias - fjdehais.com.ar

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P<strong>ar</strong>a ilumin<strong>ar</strong>se generalmente se utilizaba velas de cebo o grasa de cerdo producto de<br />

las c<strong>ar</strong>neadas o por <strong>com</strong>pra en las c<strong>ar</strong>nicerías. Algunos solían fabric<strong>ar</strong>las<br />

<strong>ar</strong>tesanalmente utilizando un hilo de algodón o un trapo que servía de pabilo y otros<br />

la adquirían en los <strong>com</strong>ercios según posibilidades. Los de mayores recursos utilizaban<br />

f<strong>ar</strong>oles de querosene y años más t<strong>ar</strong>de lo hacían con lamp<strong>ar</strong>as a presión de camisa<br />

conocidas por su m<strong>ar</strong>ca petromax.<br />

Jaime Macdonald en <strong>sus</strong> memorias, relata que durante el invierno de 1922, llovió casi<br />

20 dias seguidos, originando la filtración del agua a través del techo de paja y<br />

b<strong>ar</strong>ro del living <strong>com</strong>edor. Ello produjo el mojado de los tirantes y el <strong>com</strong>bado del<br />

techo por el elevado peso, obligándolos a coloc<strong>ar</strong>le dos postes intermedios en la<br />

cumbrera. Los mismos fueron ubicados a cada lado de una l<strong>ar</strong>ga mesa que los condicionó<br />

a <strong>com</strong>er en los extremos de la misma, lo que dificulto la conversación y el<br />

intercambio de las fuentes de <strong>com</strong>ida. Como el agua que filtraba ac<strong>ar</strong>reaba b<strong>ar</strong>ro, este<br />

caía sobre la mesa, los platos, las ollas y nosotros. P<strong>ar</strong>a protegernos fue neces<strong>ar</strong>io<br />

coloc<strong>ar</strong> una lona en esa zona, que no soluciono aún totalmente el problema, ya que<br />

cada tanto se juntaba cierta cantidad de agua b<strong>ar</strong>rosa que escogía el momento oportuno<br />

p<strong>ar</strong>a vaci<strong>ar</strong>se en cat<strong>ar</strong>ata sobre Backhouse que justamente estaba sentado en la mesa.<br />

En prevención fue neces<strong>ar</strong>io cada tanto vaci<strong>ar</strong>la, dejando el suelo resbaladizo. La<br />

ropa, las manos y el pan no se podían prevenir del b<strong>ar</strong>ro, no había leña seca ni lug<strong>ar</strong><br />

donde se gu<strong>ar</strong>ecerse de las densas nubes de humo. De resultas que el alimento quedaba<br />

a medio cocin<strong>ar</strong> y totalmente ahumado.<br />

Durante ese año muchos ranchos de vecinos se derrumb<strong>ar</strong>on viniendo a busc<strong>ar</strong> refugio en<br />

las chozas p<strong>ar</strong>abólicas de chapa galvanizada (conocidas <strong>com</strong>o chozas Nissen) hasta que<br />

el tiempo mejor<strong>ar</strong>a y pudieran construir uno nuevo. Continua Macdonald diciendo que<br />

con la experiencia de ese año algunos colonos <strong>com</strong>o Gregorio M<strong>ar</strong>tinez construyeron su<br />

casa con adobes gruesos y techo de hierro galvanizado p<strong>ar</strong>a asegur<strong>ar</strong> a su familia.<br />

Esas goteras además de los daños ya descriptos, también salpicaban los tubos de los<br />

f<strong>ar</strong>oles de camisa rompiéndolos. Al agot<strong>ar</strong>se el stock, era neces<strong>ar</strong>io ir al pueblo p<strong>ar</strong>a<br />

reponerlos y de paso realiz<strong>ar</strong> otras <strong>com</strong>pras que, a causa de los malos caminos se iba<br />

a pie. La iniciativa generalmente la tomaban Backhouse y Macdonald quienes salían con<br />

una bolsa cada uno en plena lluvia. Previamente pasaban por la chacra de Ferrer p<strong>ar</strong>a<br />

reabastecerse de c<strong>ar</strong>ne y seguir al pueblo. Allí una vez terminadas las <strong>com</strong>pras del<br />

pan en Font y Ferrero, los tubos de los f<strong>ar</strong>oles, el tabaco Caporal y los fósforos en<br />

lo de Nodin, se iniciaba el regreso a casa en línea recta atravesando campos <strong>com</strong>o era<br />

costumbre. Macdonald resolvió c<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong> las bolsas y Backhouse los tubos p<strong>ar</strong>a que no se<br />

rompan. Como se encontraban pasados de agua debido al roce con los <strong>ar</strong>bustos y lo muy<br />

b<strong>ar</strong>roso del suelo, cada tanto resbalaban y caían enlodándose. Cuando aproximadamente<br />

habían caminado unos mil metros y se encontraban frente al ex club los Cuises (Avda.<br />

Argentina y Brentana) lug<strong>ar</strong> donde existía un desagüe en ese momento lleno de agua,<br />

que al no distinguirlo Backhouse se resbala y cae al fondo, viéndosele únicamente el<br />

sombrero con los dos tubos asidos por la mano sobresaliendo del agua. P<strong>ar</strong>a<br />

rescat<strong>ar</strong>lo, fue neces<strong>ar</strong>io coloc<strong>ar</strong> las bolsas que llevaba en un lug<strong>ar</strong> relativamente<br />

seco, luego recibir los tubos y apoy<strong>ar</strong>los sobre los sacos p<strong>ar</strong>a finalmente sac<strong>ar</strong>lo a<br />

Backhouse. Macdonald relata que no recuerda el tiempo que estuvieron caminando,<br />

<strong>ar</strong>rastrándose y resbalando, pero le p<strong>ar</strong>eció muchas horas. Dice que finalmente<br />

lleg<strong>ar</strong>on al hog<strong>ar</strong> con las <strong>com</strong>pras intactas aunque el pan empapado.<br />

Desmonte y emp<strong>ar</strong>ejada.<br />

Debido a la densidad del monte que rodeaba la vivienda, este hasta tanto no se<br />

elimin<strong>ar</strong>a y emp<strong>ar</strong>ej<strong>ar</strong>a, solían ap<strong>ar</strong>ecer alimañas de todo tipo, predominando las<br />

culebras y víboras, vinchucas, <strong>ar</strong>añas de distinto tipo, gato montés, zorrinos y<br />

hurones. Estos dos últimos eran los enc<strong>ar</strong>gados de diezm<strong>ar</strong> los gallineros. En tanto<br />

las vinchucas que de suerte en los primeros años aún no estaban contaminadas del mal<br />

de chagas hasta que lleg<strong>ar</strong>on los primeros pobladores del norte del país<br />

aproximadamente en 1930, las había en gran cantidad. Se encontraban además alacranes<br />

y lechuzas, cuises, tucu-tucu y otros en los médanos.<br />

En su libro inédito Macdonald al referirse a las serpientes dice que las mismas no<br />

caus<strong>ar</strong>on problemas. Como no éramos expertos, nunca podríamos est<strong>ar</strong> seguro si eran<br />

peligrosas o no y nadie nos podía aconsej<strong>ar</strong>. El nativo del lug<strong>ar</strong>, el indio, le<br />

p<strong>ar</strong>ecía que todas eran peligrosas y nunca se acercaba a ellas. Decían que había una<br />

de coral que era peligrosa y su mordedura significaba la muerte, siendo su piel<br />

manchada de rojo, am<strong>ar</strong>illo y negro. Algunos <strong>com</strong>entaban que había otra de coral que no<br />

era venenosa con bandas de am<strong>ar</strong>illo, rojo y negro. Sigue Macdonald diciendo que<br />

confundió esta diferencia por mucho tiempo y nunca lo pudo orden<strong>ar</strong>. La mayoría de las<br />

serpientes con que tropezaban tenían manchas negras, am<strong>ar</strong>illo luminoso y esc<strong>ar</strong>lata.<br />

Las mataban a todas indiscriminadamente. En lo espeso estaba la de coral, aunque no<br />

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