Gherardo Felloni, director creativo de Roger Vivier desde 2018, en su casa de París. En sentido de las agujas del reloj: el salón con sillones realizados por Gae Aulenti para el Palacio Grassi y la mesa de Duccio Maria Gambi. Sobre la pared, “Artwork” de Victor Vasarely, entre las dos lámparas de los 70, provenientes de la sala de espera de la estación central de Milán. El comedor tiene en el centro una mesa de los años 40; al fondo “Two Naked Women”, la pintura de Nicolas Party. La cabeza de mármol representa a Apolo. La cabina armario con la pintura “Back With a Face” también de Party (de la Galería Kaufmann Repetto de Milán). En el centro, una mesita años 60 de Fornasetti y un florero Belle Epoque napolitano. Lo primero que hizo apenas se instaló en la sede central de Roger Vivier, en París, fue redecorar su oficina. “Quería estar rodeado de las cosas que más me gustan: ya sean feas o bellas, pobres o lujosas, para mí es fundamental tener objetos que me representen”, cuenta Gherardo Felloni. Entre sus pasiones enumera la lírica, el teatro y las películas de época, un amor declarado también a través de las campañas para la casa de la que hoy es director creativo. La Primavera/Verano 2019 fue un homenaje a Catherine Deneuve, que con Belle de jour, de Luis Buñuel, no solo conquistó millones de adictos a los zapatos, también introdujo la marca en el imaginario colectivo burgués. Y la campaña con Susan Sarandon en el rol de una maestra de teatro es una remake inspirada en el film de Antonio Pietrangeli de 1965 Yo la conocía bien. Su casa en el corazón de París es una verdadera invitación a viajar entre objetos curiosos comprados en ferias vintage, obras de arte y muebles restaurados, cada uno con su historia. ¿Diseñador de interiores frustrado? “Soy un comprador ocasional, a excepción de las joyas que suelo encontrar en Milán, en lo de Pennisi. Amo ponerme collares bellos con sabor antiguo combinados con jeans y zapatillas. Voy seguido al mercado de pulgas y, desde hace algunos años, a remates, particularmente en Italia”. Los muebles por los que siente más afecto incluyen “la consola en fórmica verde con espejo redondo diseñada por Gio Ponti, recuperada del Hotel Parco dei Principi”. También la mesita de la cocina. “Es de los años 40. Pertenecía a un maestro de escuela que tenía seis hijos. Para darles clase, había tallado un agujero en el centro, donde se acomodaba él, y seis cajoncitos para ellos”. Una mezcla entre lo antiguo y lo moderno, entre obras de arte, recuerdos y zapatos. Por todos lados. Como si fueran trofeos. Sandalias Mary Jane y pumps; volúmenes de diseño y moda; fotografías de época, como el retrato de Monica Vitti sobre la chimenea de la sala, ahí, en medio, entre un par de Christian Dior vintage verdes, un proto- 26
27