El quebrantamiento del hombre exterior y la liberacion del espiritu - Watchman Nee
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siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen
independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre
exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y
llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra
del Señor será muy limitada. Que el Señor nos conduzca al quebrantamiento del
hombre exterior y nos muestre la manera de ser quebrantados ante El.
Una vez que somos quebrantados, todas nuestras acciones cesan. Ya no
estaremos emocionados exteriormente e indiferentes interiormente. Cuando
tengamos los sentimientos y expresiones adecuados en nuestro interior,
exteriormente actuaremos de acuerdo con ellos. Tampoco volveremos a tener la
experiencia desconcertante de que nuestro hombre interior quiera llorar
mientras el exterior no sea capaz de derramar ninguna lágrima. Ni nos
volveremos a quejar de que en nuestro interior tenemos algo que decir y aunque
le demos vueltas desesperadamente, seamos incapaces de expresarlas. No
volveremos a carecer de pensamientos ni a tener necesidad de usar veinte
palabras para decir algo que puede decirse con dos. Nuestra mente ayudará a
nuestro espíritu en lugar de estorbarle. Nuestras emociones también pueden ser
una cáscara muy dura. Muchas personas cuando quieren regocijarse no pueden,
y cuando quieren llorar tampoco hallan la forma de hacerlo. Su hombre exterior
no responde. Pero cuando el Señor golpee con fuerza su hombre exterior, ya sea
por medio del quebrantamiento o de la iluminación del Espíritu Santo, podrán
regocijarse cuando deban hacerlo y llorar cuando sea necesario. Su espíritu será
liberado totalmente.
El quebrantamiento del hombre exterior nos conduce a la liberación del
espíritu, la cual no sólo es imprescindible para nuestra labor, sino también muy
provechosa para nuestra vida espiritual. Si nuestro espíritu es liberado,
podemos permanecer en la presencia de Dios, tocar el espíritu de la Palabra,
recibir revelación espontáneamente, tener poder al testificar y al compartir la
Palabra de Dios como ministros suyos. Todo esto es fruto de la liberación y el
ejercicio de nuestro espíritu. Además, si nuestro espíritu es liberado, tocaremos
el espíritu de otros con el nuestro. Cuando alguien hable con nosotros,
podremos discernir su condición; sabremos qué clase de persona es y la actitud
que tiene, la clase de vida cristiana que lleva y cuál es su necesidad. Nuestro
espíritu podrá tocar el suyo. Si nuestro espíritu es liberado, será fácil que otros
lo puedan tocar, pues estará más accesible. En el caso de algunas personas, sólo
podremos tener contacto con sus pensamientos, sus emociones y su voluntad,
mas no con su espíritu. Aunque seamos cristianos y pasemos varias horas
hablando, aun así, no lograremos tocar su espíritu. Su cáscara exterior es tan
dura que nadie llega a tocar su condición interior. Cuando el hombre exterior es
quebrantado, el espíritu se abre y fluye libremente hacia otros, y cuando esto
sucede, los demás pueden tocarlo fácilmente.