El quebrantamiento del hombre exterior y la liberacion del espiritu - Watchman Nee
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Dios, fue el medio por el cual Sus riquezas se manifestaron plenamente. Dios
manifestó Sus riquezas en ese cuerpo de carne.
En la encarnación Dios se vistió de carne. En la actualidad Dios se ha
depositado en la iglesia. Todo Su poder y Su obra se encuentran en la iglesia. En
los evangelios vemos que Dios no hizo nada fuera de la carne, pues toda Su obra
estaba en las manos del Hijo; de la misma manera, El no hace nada aparte de la
iglesia. Dios no actúa en forma independiente, sino exclusivamente por medio
de la iglesia. Desde el día de Pentecostés hasta ahora, la obra de Dios se lleva a
cabo por medio de la iglesia. De igual manera que en los evangelios se
encomendó a Sí mismo sin reservas a una persona, Cristo, así mismo en estos
días, se ha encomendado sin reservas e incondicionalmente a la iglesia. ¡Cuán
grande es la responsabilidad de la iglesia ante Dios! pues ella puede limitar la
obra y manifestación de Dios.
Jesús de Nazaret era Dios mismo. Dios se manifestó en El plenamente y sin
limitaciones, pues todo Su ser, Su interior y Su exterior, estaba lleno de Dios.
Sus emociones y Sus pensamientos eran las emociones y los pensamientos de
Dios. Mientras estuvo en la tierra nunca hizo Su voluntad, sino la de Aquél que
lo había enviado (Jn. 6:38). El Hijo no hizo nada por Sí mismo, sino lo que vio
hacer al Padre (5:19). Todo lo que oyó del Padre lo habló al mundo (8:26). En El
vemos a un hombre en quien Dios se confió. Dios pudo decir que El era el Verbo
hecho carne; Dios hecho hombre en plenitud. El día que Dios quiso infundir Su
vida a todos los hombres, Jesús respondió en seguida: “Si el grano de trigo ...
muere, lleva mucho fruto” (12:24). El liberaba la vida de Dios que estaba en Su
interior, y no representó un obstáculo ni un estorbo para esta vida. Ahora Dios
ha escogido a la iglesia para que sea Su recipiente y ha depositado en ella Su
poder, Su obra y Su misma persona. El desea fluir y expresarse por medio de la
iglesia. Por lo tanto, hoy la iglesia es el oráculo de Dios y el vaso por medio del
cual manifiesta Su poder y lleva a cabo Su obra. Si la iglesia proporciona a Dios
la libertad para actuar, El expresará Su poder y efectuará Su obra por medio de
ella. Pero si ella no lo hace, Dios será restringido.
Las enseñanzas fundamentales de los evangelios revelan que Dios estaba en un
hombre, mientras que las de las epístolas manifiestan que Dios está en la iglesia.
En los evangelios hallamos a Dios en un solo hombre, Jesucristo; pero en las
epístolas lo encontramos únicamente en la iglesia, y no en una organización o
congregación. Que nuestros ojos puedan ver este hecho glorioso, que Dios
solamente se encuentra en la iglesia.
Una vez que veamos esto, espontáneamente levantaremos nuestros ojos hacia el
cielo y diremos: “Dios mío, ¡cuánto te hemos limitado!” Cuando el Dios
todopoderoso moraba en Cristo, seguía siendo el todopoderoso, ya que éste