El quebrantamiento del hombre exterior y la liberacion del espiritu - Watchman Nee
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¿Cómo podríamos predicar sin boca? Es verdad que el espíritu es indispensable
para predicar. Pero para hacerlo, también se requiere la boca. ¿Qué podría hacer
una persona si sólo tuviera el espíritu pero no la boca? En el día de Pentecostés
encontramos la obra del Espíritu Santo, pero también encontramos el don de
hablar con denuedo. Sin las palabras no tendríamos la expresión para
comunicar y explicar la Palabra de Dios. Si el hombre no habla, Dios no puede
hablar. Obviamente la palabra del hombre no es la Palabra de Dios, pero la
Palabra de Dios se expresa por medio de la palabra del hombre. Así que, el
hombre debe hablar para que Dios pueda expresar Su palabra.
Suponga que un hermano se está preparando para ministrar la Palabra de Dios.
Puede tener las palabras apropiadas y una carga muy pesada en su espíritu. Pero
si no tiene los pensamientos que correspondan a ella, no podrá aliviar su carga
y, a la postre, ésta desaparecerá. No menospreciamos la carga, pero aun si
nuestro espíritu tiene una carga muy grande, no podrá hacer nada si nuestra
mente no coopera. No podemos salvar a los hombres sólo por sentir esta carga
en nuestro espíritu. Necesitamos expresarla valiéndonos de nuestra mente.
Además de tener la carga en nuestro interior, necesitamos la boca, la voz y la
cooperación de nuestro cuerpo. El problema que vemos hoy radica en que,
aunque nuestro hombre interior está disponible para recibir la carga de Dios, la
mente de nuestro hombre exterior está ocupada y llena de confusión. Todo el
día ofrece sus propias sugerencias y expresa sus opiniones. Bajo tales
circunstancias, el espíritu no encuentra salida.
El Espíritu de Dios debe ser liberado por medio del hombre. El amor, los
pensamientos y la voluntad del hombre deben estar disponibles para Dios a fin
de que otros puedan sentir el amor de Dios, conocer Sus pensamientos y Su
voluntad. Pero el problema de muchos cristianos es que su hombre exterior se
encuentra muy ocupado en sus propios asuntos, sus puntos de vista y sus
pensamientos, muy ocupado consigo mismo. Como resultado, el hombre
interior no halla la manera de ser liberado. Esta es la razón por la cual Dios
tiene que quebrantar el hombre exterior, lo cual no significa que la voluntad sea
aniquilada, sino que tiene que ser quebrantada, quitando todo aquello que la
mantiene ocupada, con el fin de que no actúe independientemente. Tampoco
significa que nuestros pensamientos tengan que ser aniquilados; sino que ya no
pensemos conforme a nosotros mismos, teniendo toda clase de ideas y siendo
extraviados por nuestra mente divagante. Tampoco significa que nuestras
emociones deban ser aniquiladas, sino que estén bajo el control y la dirección
del hombre interior. De esta manera el hombre interior contará con nuestra
mente, nuestra parte afectiva y nuestra voluntad, las cuales estarán disponibles.
El espíritu necesita la mente, la parte afectiva y la voluntad para poder
expresarse. Necesita un hombre exterior vivo, no uno muerto; un hombre