El quebrantamiento del hombre exterior y la liberacion del espiritu - Watchman Nee
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
como hacer el aseo o trabajar en algún oficio, pero después de terminarlo nos
sentimos que debemos regresar al Señor para poder orar, que hay una gran
distancia entre el lugar en que estamos y en el que queremos estar. Cualquier
deseo de regresar a El es una señal de que nos hemos alejado de Su presencia. El
quebrantamiento del hombre exterior hace que tales regresos sean innecesarios.
Sentiremos la presencia de Dios igualmente cuando hablemos con otros, cuando
nos arrodillemos a orar con ellos, cuando hagamos el aseo y cuando realicemos
nuestro oficio. Estas cosas ya no nos alejarán de la presencia de Dios y, por
ende, no tendremos necesidad de regresar.
Permítanme darles un ejemplo más específico. El sentimiento más tosco que un
hombre puede tener es la ira. La Biblia no dice que no podamos enojarnos;
algunas clases de enojo no tienen que ver con el pecado. La Biblia dice que
podemos airarnos, pero sin pecar (Ef. 4:26). Esto muestra que una persona
puede airarse sin pecar, aunque el airarse es un sentimiento muy rudimentario,
muy cercano al pecado. La palabra de Dios nunca dice “Amad pero no pequéis”,
porque el amor es un sentimiento más lejano del pecado. Tampoco nos dice que
debamos ser pacientes pero no pecar, debido a que la paciencia también se
encuentra lejos del pecado. Lo que la palabra de Dios dice es: “Airaos, pero no
pequéis”. Esto muestra que el enojo es un sentimiento muy cercano al pecado.
Algunas veces un hermano puede cometer una falta grave, de tal manera que
amerite ser reprendido. Esto no es un asunto sencillo. Podemos ser amables,
pero cuán difícil es airarnos como es debido, pues al mínimo descuido el enojo
se puede convertir en un sentimiento negativo. No es fácil airarse conforme a la
voluntad de Dios. Si estamos familiarizados con el quebrantamiento del hombre
exterior, podremos disfrutar continuamente la presencia de Dios sin que el
hombre exterior nos interrumpa; ya sea que reprendamos severamente a un
hermano o que oremos en la misma presencia de Dios. Dicho de otra manera,
no sentiremos que estamos regresando a Dios cuando oramos después de haber
reprendido severamente a un hermano. Cualquier sentimiento de que volvemos
a Dios es una prueba de que nos hemos alejado. Admito que reprender a un
hermano es difícil, pero si nuestro hombre exterior ha sido quebrantado,
podemos hacerlo sin tener necesidad de regresar a Dios, ya que Su presencia
permanecerá con nosotros todo el tiempo.
LA SEPARACION ENTRE EL HOMBRE INTERIOR
Y EL HOMBRE EXTERIOR
Cuando el hombre exterior es quebrantado, todas las actividades externas
quedan confinadas a la esfera exterior, mientras que el hombre interior
continúa disfrutando la presencia de Dios. El problema de muchos cristianos es
que el hombre exterior y el interior están entrelazados. Todo lo que afecta al uno
afecta también al otro. Hablando con propiedad, las cosas exteriores sólo